Mi vida privada

Uno puede salir del armario de puntillas o a trompicones. Discretamente o contratando a la Sinfónica de Praga. Dejando el armario de recuerdo o reduciéndolo a un montón de astillas. Abriendo el cerrojo desde dentro o permitiendo que abran la puerta desde afuera. Hay tantas posibilidades como individuos y todas tienen su particularidad. Lo más importante es que todas nazcan de uno mismo. Por eso nunca he sido partidario del outing, no me gusta la visión de salir a empujones de parte alguna. Creo en la libertad individual como el único principio sobre el que gestionar nuestra vida.

Pero últimamente percibo, incluso en personas que ya han aceptado su homosexualidad, un bloqueo a la posibilidad de hablar de ello. La semana pasada se celebró el Día de la Visibilidad Lésbica. Es curioso que se siga celebrando para que, cada año, sean las mismas mujeres las que vuelvan a hacerse visibles. Ni un nombre propio relevante que poder añadir a la lista. Y, sin embargo, existen. Conocemos a muchas. Políticas, periodistas, cantantes, actrices, deportistas,… pero ninguna habla públicamente de ello. Y la principal razón, fruto de su libertad individual, es que su sexualidad pertenece a su ámbito privado. ¿Es realmente así? ¿El conjunto de condiciones fisiológicas que nos caracterizan forma parte de nuestra vida privada? He pensado mucho en ello y he llegado a la conclusión de que no es exactamente así.

Creo que decir que te atraen sexualmente los hombres o las mujeres no pertenece a la vida privada porque es un rasgo fisiológico del ser humano, como comer, beber o dormir. Si alguien nos preguntase si nos gusta comer, sería absurdo contestar que eso pertenece a nuestra vida privada. De esa manera veo yo la sexualidad.

No creo en reducir la sexualidad al dormitorio, a la clandestinidad, como un rasgo de buena educación. Una cosa es ser abanderado de una causa –muy necesario para el logro de derechos- y otra, más sutil, es saber de qué manera podemos contribuir nosotros a hacer de este mundo un lugar más justo y más libre. Y me temo que para eso sí es importante estar fuera del armario para poder vivir tu sexualidad sin ambigüedades y dobles tintas. Lo de “exponer nuestra vida privada” es una gran trampa. Yo mantengo mi vida privada a buen recaudo. Faltaría más. Pero que me gusten los hombres no es mi vida privada. Es mi sexualidad. El nombre y los apellidos de las personas con las que me acuesto, lo que hago con ellas, y si repito o me quedo a la mitad, sí lo es. Pero que me gusten los tíos, no.

La ventaja que tuvieron los afroamericanos en su lucha por los derechos civiles es que ningún negro hablaba de su derecho a ser negro en la intimidad o que ser negro formaba parte de su vida privada. Hay muchas maneras de contribuir a hacer de este planeta un lugar mejor. Si los adolescentes que piensan en quitarse la vida en los colegios, si las agresiones homófobas, si las opiniones de la Iglesia católica, si las lesbianas sometidas a violaciones correctivas, si los daños psicológicos que provocan las terapias reparadoras, si todo eso no te hace pensar que tú formas parte de ese colectivo maltratado y que tu visibilidad, y la de más gente, puede ayudar a cambiar las cosas, como ha sucedido en el logro de derechos civiles desde que el mundo es mundo, es que… no sé, quizá se tenga una visión muy individualista de la existencia.

Salir del armario no significa volverse un activista. Significa que te aceptas como eres y actúas en consecuencia. Porque si no tienes miedo a lo que sientes, es más difícil que te hagan daño. Porque tu poder es lo que destroza sus argumentos. Otra cosa es la violencia, que esa es la sinrazón. Pero ante el debate, solo si no tienes miedo a mostrar lo que sientes podrás defender quien eres y contribuir, por poco que te parezca, a un mundo mejor.

Escucha el último programa de Wisteria Lane dirigido por el autor.

Wisteria Lane – Día 128 – 27/04/13Escuchar audioWisteria Lane - Día 128 - 27/04/13

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Comentarios

  • Xabier

    Por Xabier, el 01 mayo 2013

    El final me encanta. Muchísima razón. Todavía hoy en la sociedad española, los y las homosexuales se topan con animadversiones por parte de otras personas. Y esto es algo que debemos cambiar, y sólo se logra dando el paso.

  • Jordi

    Por Jordi, el 02 mayo 2013

    Yo hasta empiezo a preguntarme si lo de «vida privada» no será una trampa para esconder TODO lo que nos incomoda de nosotrxs mismxs. Intentamos manipular la imagen que mostramos, la mayoría de las veces sin éxito y con un alto riesgo de caricaturizarnos. Y después nos enamoramos de todxs esxs que resultan irresistibles por lo auténtico. Será por lo difícil que es serlo con una vida privada?

  • Una ET en Euskadi

    Por Una ET en Euskadi, el 05 mayo 2013

    Lo que yo creo es que Franco no ha muerto, que solo está de parranda y sigue insistiendo en esconder lo que él no se animaba a airear. Y también creo que se mal usa el concepto de vida privada, un poco por lo mismo, no informar, no compartir, no crecer: tengo una amiga que dice que no le debo preguntar cuanto le costó a entrada al cine (¿¿??), dice que le pone incómoda esa pregunta (¿¿¿¿¡¡¡ !!!!???) Pero, es que para vivir en este siglo es imprescindible la info: necesito saber cuánto cuesta la entrada para ver si yo puedo ir a ver esa peli o no, y quiero saber si alguien es hetero u homoosexual, porque necesito saber con quién estoy hablando y la sexualidad no es de ninguna manera un rasgo menor de su personalidad

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