Una Navidad para compartir y reciclar: desde la botella de vidrio a los juguetes

Decoración navideña realizada con botes de vidrio. Foto: ecologismos.com

Decoración navideña realizada con botes de vidrio. Foto: ecologismos.com

Decoración navideña realizada con botes de vidrio. Foto: ecologismos.com

Decoración navideña realizada con botes de vidrio. Foto: ecologismos.com

Si el espíritu navideño ha de ser el de la solidaridad más que el del sobreconsumo, nada mejor que estas fechas para activar nuestras neuronas por un planeta más sano. Aquí repasamos algunos gestos imprescindibles: desde el reciclaje de las botellas y tarros de vidrio al regalo de libros verdes para los más pequeños y las campañas de recogida de juguetes para que no acaben en el vertedero.

POR MARÍA GARCÍA DE LA FUENTE

La Navidad es la época del año de las celebraciones con mayúsculas. Celebraciones que equivalen a brindar. Brindamos por la Nochebuena, por la Navidad, brindamos por el Año que viene y por el Año que se va. Incluso les ponemos a los Reyes Magos una copa de cava para que repongan fuerzas. Brindemos con los que brindemos, champán, vino, alguna copa de espirituoso o cerveza, y sin olvidarnos de los peques que brindan con champán sin alcohol, todas estas bebidas tienen en común que vienen en botellas de vidrio. Y ese vidrio, como la Navidad, tiene mil vidas, así que al contenedor verde para reciclar.

Mi hijo mayor, de 7 años, venía el otro día del cole con su agenda para apuntar los deberes y me llama desde su habitación: “Mami, no te lo vas a creer, mira lo que pone aquí: el reciclaje de envases de vidrio ahorra un 20% de la contaminación atmosférica y un 50% de la contaminación de las aguas”. Lo pone en su agenda del cole, y es que este año la agenda escolar está dedicada al reciclaje, y ahora en casa mis hijos se pelean por ser los héroes del reciclaje.

Hay más; continúa leyendo: “Reciclando una botella de vidrio ahorramos la energía necesaria para encender una bombilla de 100 vatios durante una hora”. Así que ya no tenemos excusas, cada vez que depositamos una botella, frasco o tarro en el contenedor verde ahorramos energía y materias primas ya que son recursos que no se tienen que extraer de la naturaleza y se emiten menos gases de efecto invernadero. “Mami, reciclando ayudamos a nuestro planeta, porque en la agenda pone que en la planta de reciclaje se trituran las botellas hasta convertirlas en polvo. Después se funde y se fabrican nuevos envases, ahorrando materias primas y energía”.

Y me explica: “Cuando nos terminemos las aceitunas, el tarro al contenedor verde, y cuando acabemos la mermelada lo mismo, pero las tapas van al amarillo”. En fin, que ya no tengo excusas y sí muy buenos ayudantes. Según datos de Ecovidrio, las pasadas Navidades se reciclaron casi 140.000 toneladas de residuos de envases de vidrio, lo que equivale a casi el 20% del total anual.

Una buena forma de que no se nos olvide que van al contenedor verde es tener el miniglú en la cocina, una idea para pedir a los Reyes Magos estas Navidades. Otros regalos sostenibles que podemos incluir en nuestra carta a los Reyes son ropa hecha con materiales reciclados o fabricada en España con una baja huella de carbono; o literatura verde que conciencie a los pequeños y no tan pequeños sobre el medioambiente como los tres libros de la saga Toletis escritos por Rafa Ruiz y publicados por MadLibro y NubeOcho; en estos artículos de El Asombrario Recicla podéis encontrar muchas sugerencias de libros divertidos para animar a reciclar a niños y niñas. Más ideas de regalos: visitas para conocer mejor la naturaleza, como paseos para observar aves o disfrutar de espacios naturales, y una bici o un buen calzado para aparcar el coche más tiempo en el garaje y optar por una movilidad más sostenible para las ciudades y para nuestra salud. Y cuando desenvolvamos los regalos, todo el papel al contenedor azul.

A la hora de decorar nuestro hogar, qué mejor momento para que los peques muestren su lado artista y hagan los adornos para el árbol o las figuras del Belén con materiales reciclados. Y cuando planifiquemos las comidas navideñas, aparte de intentar reducir la cantidad de carne en los menús, hemos de cuidar que la cantidad se adecúe a los comensales; con lo que sobre, podemos además preparar platos muy sabrosos de toda la vida como ropa viaje o croquetas. Nada más feo que platos y cacerolas repletos de comida que ya nadie quiere. Porque es insostenible, y hay que repetirlo una y otra vez, que en los países desarrollados tiremos a la basura casi un tercio de los alimentos que compramos.

Juguetes con una segunda vida

De la misma forma que reciclamos los envases de vidrio, los juguetes también se merecen una segunda oportunidad. Woody es un vaquero al que le encanta jugar, ya tiene algunos años y mucho trote, pero no se siente mayor y le queda mucho por divertirse. Su dueño, sin embargo, ha crecido y cree que ya no sirve para nada, así que lo arrincona en una caja. Como en la película de Toy Story, los juguetes nacieron para hacer felices a muchos niños, a enseñarles, a hacerles reír y a ser sus amigos inseparables. Por eso, cuando crecemos y dejan de ser útiles, por qué no buscarles un nuevo hogar o llevarlos a reciclar para que den vida a nuevos juguetes.

Para Oliver Giner, responsable de promoción externa de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes, la clave es la reutilización, ya que dada la diversidad de materiales que tienen los juguetes su reciclado es complicado. Los que sí se salvan y se pueden reciclar al 100% son los puzzles, juegos de mesa o cartas que, al estar hechos con papel y cartón, se pueden tirar para reciclar en el contenedor azul. Un caso particular son los juguetes eléctricos y electrónicos, los únicos a los que la normativa obliga a un tratamiento específico, y que en El Asombrario hemos atendido a través de artículos sobre la Fundación Ecolec. Así, Giner explica que la ley obliga al fabricante a hacerse cargo del residuo y a informar en el etiquetado que el juguete debe tirarse a un punto limpio y nunca a la basura doméstica. Estos juguetes son los que tienen pilas o baterías incorporadas, bien que se pueden extraer y se deben depositar en los contenedores para reciclaje de pilas, o bien los de baterías no reemplazables, y en este caso, el juguete deber ir íntegro a un punto limpio. En esta categoría entran los peluches con música, juegos musicales, coches teledirigidos, robots, drones, coches eléctricos, patinetes eléctricos y un sinfín de juguetes.

El fabricante paga entre 4 y 6 céntimos por kilogramo puesto en el mercado de juguetes eléctricos o electrónicos para que una vez fuera de uso se haga cargo de la gestión el operador de reciclaje. El consumidor está asumiendo ese coste en la compra, y en la factura debería indicar, como se hace en el caso de los neumáticos, qué parte del precio del juguete va al tratamiento de residuos para que el comprador sea consciente de lo que adquiere. Sin embargo, casi nunca se hace, lo que no ayuda a concienciar sobre la importancia de llevar el juguete a un punto limpio.

En cuanto a los juguetes de plástico, hay tal variedad de materiales plásticos, como látex, polipropilenos, abs, etcétera, que cada uno tendría que reciclarse por separado y eso supone que hay que desmontar el juguete para extraer cada material. El coste en mano de obra y tiempo es excesivo, por lo que no se reciclan. De hecho, si consultamos al asistente para dudas sobre reciclaje de Ecoembes, AIRE para saber dónde debo tirar un juguete, nos contesta: “Los juguetes, como producto, deben ir en el contenedor gris (basura normal)”. No hay contenedor de reciclaje para juguetes en los puntos limpios, y al final acaban en vertederos.

En la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) apuestan por la reutilización, ya que, en este caso, el balance energético es mejor respecto al reciclaje. Reparar para darle una segunda vida es menos costoso que separar cada material para reciclarlo por separado. El ideal es que cada fabricante recogiera sus propios juguetes usados para reutilizarlos o reciclar sus materiales, pero ningún fabricante hace campañas de recogida en España. En la AEFJ llevan cinco años recogiendo juguetes en verano para repararlos y que estén a punto para que los Reyes Magos los repartan en Navidad. Este año han recogido unas 150 toneladas de juguetes en toda España, cifra que aumenta de año en año. Cuando empezaron en 2014, recogieron 16 toneladas.

Los juguetes se recogen en centros de El Corte Inglés, Juguettos y Toy Maniatics de toda España en los meses de junio y julio, y se llevan a un centro de reprocesado en el que trabajan personas con discapacidad física o psíquica, donde se seleccionan los juguetes que se pueden reparar y enviar a los Reyes Magos o los que se destinan a reciclaje. En estos años, en torno al 60% se han reparado para volver a jugar con ellos, como en el hospital de los dibujos de la Doctora Juguetes.

A lo largo del mes de diciembre, los juguetes se reparten a 45 entidades y ONGs de toda España, entre las que hay orfanatos, hospitales, centros sociales, colegios, plataformas de padres parados o escuelas hogar, entre otros. Más de 10.000 juguetes que alegrarán a miles de niños. También hacen envíos fuera de España, a organizaciones y fundaciones de Perú, Mozambique o Guinea.

Además, hay campañas de recogidas en muchas ciudades antes de Navidad, como las de Cruz Roja, la Fundación Valora, la asociación Ningún Niño sin Sonrisa o Cáritas, entre otros. Así que, antes de tirar a Woody o cualquier otro juguete a la basura, dónalo.

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