Nueve voces sabias y famosas para afrontar los tiempos de cambio

Nuria Espert en un momento de la obra «La violación de Lucrecia» Foto: Javier Naval.

Nuria Espert en un momento de la obra "La violación de Lucrecia" Foto: Javier Naval.

Núria Espert, en un momento de la obra ‘La violación de Lucrecia’. Foto: Javier Naval.

La periodista burgalesa Elena García Quevedo retoma la perspectiva de su libro ‘La voz de los sabios’ y saca ahora ‘Voces Sabias’, con el subtítulo ‘El arte de vivir en tiempos de cambio’, y una atractiva lista de personajes conocidos con los que ha hablado, nueve hombres y mujeres que reúnen la sabiduría de la experiencia y el éxito: Joaquín Fuster, Iñaki Gabilondo, Federico Mayor Zaragoza, Margarita Salas, Núria Espert, Miguel Delibes Castro, Luis Goytisolo, José Luis Sampedro y Vicente del Bosque. ¿Nos descubren algún secreto, alguna pócima, para alcanzar equilibrio, energía, estabilidad?

El Asombrario ya se detuvo en La voz de los sabios, donde Elena marcaba el paso de lo que nos íbamos a encontrar en la introducción: «Este libro es un viaje a través de la sabiduría vital de 20 personas de edad que son reconocidas en su entorno por su relación de equilibrio con la tierra; por haber sabido sacar lo mejor de sí o, como anónimos alquimistas, haber sabido destilar la esencia de la vida para atravesar las crisis y crecer con ellas. Pero también es el resultado de una búsqueda personal que comenzó hace muchos años, cuando sentí que no estaba contenta con mi vida y tampoco sabía qué hacer para cambiar porque había claves que no tenía o debía haber olvidado; todos las habíamos olvidado».

Ahora retoma esa búsqueda; pero si en la primera entrega la inmensa mayoría de los personajes eran voces anónimas, ahora ha entrado en una senda más comercial, a través de lo que nos cuentan nueve personas muy famosas. Ella misma reconoce que partió con prejuicios, los prejuicios de acercarse a los famosos: «En principio pensaba que podrían haber perdido la sabiduría que aporta la inocencia y la humildad, cualidades que considero que cierran el círculo de la vida, volver de mayores a la candidez de los niños, pero con la enorme experiencia acumulada, no como camino de ida sino de vuelta, algo con lo que me encontré en todos con los que hablé para el primer volumen. Pero estos famosos me sorprendieron. He aprendido mucho con ellos. He aprendido a desprenderme más aún de prejuicios». Y destaca que todos le han dado auténticas lecciones de equilibrio, de sobriedad, de serenidad y sencillez.

Repasemos uno por uno, Elena, lo que más te impactó de ellos:

Joaquín Fuster (Barcelona, 1930), neurocientífico: «Me he enamorado de él, de sus ojos, su energía, su risa. Con su sabiduría científica, pues es uno de los máximos expertos del mundo en el cerebro, él ha venido a hacerme encajar todas las piezas del puzzle que yo traía, de mi anterior libro y de éste. Él ha llegado a través de la ciencia a muchas de las conclusiones que otros alcanzaban por intuición o por su conexión con la tierra. Él venía a darle sentido y cuerpo a muchas de mis piezas. Me parece que es un hombre pleno, que lo sigue dando todo. De él llama mucho la atención que cada día de la semana se sumerge en casa con su mujer en una lengua y una cultura distintas. Lunes, francés; martes, alemán; miércoles, castellano; jueves, italiano; viernes, inglés; y sábado y domingo, catalán. Se lo toman como un ejercicio para experimentar con la mente, para mantenerla viva, para rejuvenecerse continuamente. Luego, él atesora otro gran valor: la generosidad. La generosidad, como valor evolutivo».

José Luis Sampedro (Barcelona 1917 / Madrid 2013) (el único que repite del anterior libro y el único ya fallecido), escritor y economista: «No podía faltar. Tenía alma de científico y de místico. Él representa sobre todo la defensa de la libertad, de la educación en libertad y de un mensaje a los jóvenes para que no abandonen el empeño por una sociedad distinta, más justa. Su máxima: ‘Hazte quien eres, hasta el último momento de tu vida; y sólo así te vas a sentir bien. Hazte quien eres».

Margarita Salas (Canero, Asturias, 1938), bioquímica: «Ella es la confianza en la ciencia y en los progresos de la Humanidad. De ella me llamó sobre todo la atención su timidez y su forma femenina de luchar, esa manera de pelear y avanzar sin dar codazos; sino que es avanzar como quien va tejiendo»

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– Elena, nueve voces pero sólo dos mujeres.

– Sí, la explicación hay que buscarla en dos factores; que, seamos sinceros, es más difícil encontrar mujeres con este nivel de éxito social, y también un poco de mala suerte; tenía contactadas otras tres, pero Ana María Matute falleció, Carmen Balcells me fue dando largas y luego también falleció, y con Rosa Regás se me echó el tiempo encima sin poder entrevistarla. Pero en todo momento está presente la pregunta de si el mundo sería distinto con mayor presencia de mujeres en los centros de poder.

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Iñaki Gabilondo (San Sebastián, 1942), periodista: «Me emocioné mucho con él por la complicidad del periodismo. Para mí es todo un maestro, que alimenta a los demás. Creo que se desnudó conmigo, recordando a su padre carnicero, a su primera mujer, que murió tan joven. Él además se expresa de una forma muy plástica y consiguió hacerme ver incluso al Iñaki Gabilondo niño que acudía a conciertos con su padre. Fueron unos encuentros muy emocionales. De él también destaca su confianza en la ciencia para hacer avanzar la Humanidad».

Miguel Delibes de Castro (Valladolid, 1947), biólogo: «Él es la tierra. Como castellana que soy, me llega especialmente. Sabe encajar con la ciencia todo a lo que otra gente ha llegado por intuición o por vivir. Habla de la respiración de la tierra, y ese aliento no podía faltar en este libro. Y, sobre todo, es buena gente».

Núria Espert (Hospitalet de Llobregat, 1935), actriz: «Esperaba encontrar a una diva sin emociones, y me encontré a una mujer que vibra a través de los ojos y de la piel. Me transmitió una enorme humanidad. Su agente habla de una maga, y creo que tiene razón. Su éxito se basa en que ofrece verdades, y no meras imágenes. Como Sampedro, es de esas personas que apuestan por hacerse a sí mismas, por hacerse lo que son, durante toda su vida. Se está trabajando a sí misma todo el tiempo. Su máxima: apuesta por lo que crees».

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– Elena, hay algo que se repite en estas biografías, y es la estabilidad de las parejas; ¿crees que eso les ha ayudado a encontrar tranquilidad, sabiduría, reconocimiento, éxito?

– Tienes razón, me ha hecho pensar porque es algo que me he encontrado, que no partía de ahí. Y sí, seguramente esa estabilidad emocional les ha dado confianza, que es uno de los elementos que repiten como clave para afrontar la vida y más los tiempos de cambio. Joaquín Fuster insiste mucho en lo importante que es que los niños crezcan en un ambiente de confianza y no de miedo. Confianza y generosidad como claves del éxito en la vida. Y Fuster cree que una de las razones principales de la crisis tan profunda que estamos viviendo es la pérdida de confianza, en los políticos, en las instituciones, de los jóvenes en su futuro. Así resulta muy difícil la reconstrucción.

– Sin embargo, frente a esa confianza para salir adelante, yo cada vez veo más interés desde el poder en inocularnos todo lo contrario: miedo. Miedo por el terrorismo, por la precariedad del puesto de trabajo, miedo a no pagar la hipoteca y perder tu casa, miedo a una multa desorbitada por tantas leyes y reglamentos que te destroce la vida, miedo a equivocarte en tu carrera y ser un perdedor…

– Absolutamente, el miedo frente a la confianza. Fuster insiste mucho en lo importante de luchar contra el miedo; y yo, como periodista, veo continuamente los intereses del sistema en generar todo ese miedo para que la gente sea menos libre; es la contraeducación de la que habla Sampedro. El miedo en una sociedad hace a la gente, que vive asustada, mucho más manejable. Nuestro cerebro es moldeable, pura plastilina, y es muy distinto el que se moldea con la confianza al que se moldea con los miedos. Frente a eso, la mejor medicina es la educación, pero la auténtica, en libertad. Y si me pides una clave, una lección de todo esto, es que debemos recuperar la confianza; lo primero, para hacernos a nosotros mismos; lo segundo, para ser generosos. Sólo así se pueden construir sociedades mejores.

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Vicente del Bosque (Salamanca, 1950), seleccionador de La Roja: «No sé absolutamente nada de fútbol, pero decidí incluirle a él por lo que transmite de hombre bueno y humilde, y porque me habían dicho que él en el mundo del fútbol representa la asociación, la cooperación, y no la competencia. Soy consciente de que el fútbol se ha convertido, ante todo, en un gigantesco negocio, pero también sé que el fútbol trae paz, que es una grandísima herramienta de encuentros entre pueblos».

Luis Goytisolo (Barcelona, 1935), escritor: «A él tengo que agradecerle que fue el primero que me dijo sí a la propuesta del libro, y eso me dio confianza en lo que estaba haciendo y ánimo para seguir adelante. De él lo que más me impresionó fue que me dijo que encontró su verdadera voz, la más profunda y auténtica, cuando estaba en la cárcel, encerrado en una celda de castigo, viviendo como un asceta. Esa reflexión fue para mí todo un regalo. Su gran obra es su búsqueda».

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– Otro punto, Elena, en el que veo que coinciden la mayoría: su amor por la música clásica y la naturaleza.

– Absolutamente; amor a la naturaleza como conexión con la tierra, como representación de la esencia. Si algo ha trabajado toda esta gente, es saber valorar la esencia. Y la música clásica, y, sobre todo, Bach, les permite algo así como trascender de la rutina.

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Federico Mayor Zaragoza (Barcelona, 1934), ex director general de la Unesco: «De él destacaría su evolución, desde posiciones más, podríamos decir, políticamente correctas, a compromisos más valientes. De él me interesa mucho su apuesta por la filosofía, la educación, los jóvenes y las mujeres; lo que para él es la siembra. Y también su evolución y su permeabilidad. Hablar con él no es hablar sólo con Federico Mayor Zaragoza, sino con muchos de los personajes interesantes con los que él ha tenido trato a lo largo de su vida. Porque te contesta a menudo con palabras de García Márquez o de Teresa de Calcuta, por poner sólo dos ejemplos. Es un libro de sabiduría, porque es mucho más que él. Contesta con muchas otras voces sabias, por eso quise cerrar el libro con él».

Le pido permiso a Elena para terminar esta pieza con Bach y con unas frases recogidas de su libro, del capítulo de José Luis Sampedro:

«La educación que hay ahora es para crear productores y consumidores, nada más. En cuanto el niño empieza a hablar, empiezan a indoctrinarle, a enseñarle el pensamiento único, el dogma. Las palabras clave del mundo oficial de hoy, lo que quieren que aprendamos son: productividad, competitividad e innovación. Pero en vez de productividad, la palabra es vitalidad. Y en vez de innovación, es conservación. Y en vez de competitividad, es cooperación. Habría que pensar en asociarnos, vivir pacífica y apaciblemente en este mundo, porque esta es la vida que tenemos que ejercer y desarrollar. Para mí, la educación sería rectificadora de la actual: una educación que conduzca a saber vivir en armonía con la naturaleza, porque somos naturaleza».

Y siempre, siempre, escuchad a Bach.

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