Paco Tomás: «Vivimos una época de gran florecimiento de la hijoputez»

El escritor y periodista Paco Tomás. Foto: Roberto Villalón.

El escritor y periodista Paco Tomás. Foto: Roberto Villalón.

Es director del espacio sobre cultura LGTBI ‘Wisteria Lane’ en Radio 5, guionista de programas de televisión como ‘Alaska y Segura’, columnista en ‘El Asombrario’ y ‘Diario de Mallorca’, autor de la obra teatral ‘Esta noche viene Pedro’. Ahora ha publicado su primera novela, ‘Los lugares pequeños’ (Punto en Boca), un retrato crudo sobre la forja de un ‘monstruo’, Fidel Ruesga. A partir de su libro, hablamos con Paco Tomás de monstruos, payasos, hijos de puta, premios de consolación, lugares pequeños, ciudades grandes y algunas otras ‘cosillas’ importantes.

Nos recibe Paco Tomás -al fotógrafo Roberto Villalón y a mí mismo- en su nuevo piso. Una última planta que se abre en dos balcones a los tejados del barrio de Ópera, en Madrid. Con mucha luz, que es sobre todo lo que busca este hombre. Sin importarle el calor que pueda hacer en verano; reconoce que tolera muy bien las altas temperaturas, pero que no soporta la humedad, el frío y la oscuridad. Se ha trasladado hace 10 días y ya presenta el ambiente acogedor de las casas que llevan vividas un tiempo largo. Llena de libros, detalles kitsch como la muñeca bailarina con bata de cola, una gigantesca foto en blanco y negro con una vista aérea de Manhattan y el bellísimo Flatiron de protagonista, y cuadros de artistas como Rubenimichi, Las Costus (su famosa Fabiola) y Fabio MacNamara (una Marilyn en collage).

Lo primero que quiere aclarar, sobre todo por petición de su madre, y lo repite en cuantas entrevistas le están haciendo, es que esta novela -tan cruda como bien escrita- no es autobiográfica. Que nada, salvo algunos detalles, tiene que ver el protagonista, Fidel Ruesga, y su disfuncional familia con Paco Tomás y sus padres y su infancia y adolescencia.

«Noooo, no, no, para nada soy yo. Si no, supongo que estaría ahora ingresado en un centro. Tenía problemas del común de los adolescentes cuando se enfrentan a la aceptación de sí mismos porque presentan una orientación sexual diferente a la de su entorno. Y no fue un momento fácil. Lo recuerdo…, uf…, con cierto dolor, porque es verdad que es un momento difícil. Pero el resto fue una familia como tantas en la que discutes con tus hermanas, discutes con tus padres, pero que forma parte de la vida lógica de una familia».

Muchos de los que le conocemos pensábamos en una primera novela de Paco Tomás más petarda, hablando de famosos, en una gran ciudad, con muchos personajes gays, ocurrentes y divertidos. Pero nos ha salido con un libro oscuro y crudo. ¿Aprovechó Paco Tomás para sacar la parte oscura que lleva dentro?

Supongo que sí, y pienso que es muy saludable. Yo creo que en el fondo la dualidad es algo muy viejo y todos llevamos un monstruo dentro. Con esta novela intento profundizar en cómo se gesta un monstruo, qué es lo que le pasa a alguien para llegar a convertirse en eso, e incluso intento mostrar que los monstruos también lloran y necesitan un refugio donde protegerse… Y a mí me viene muy bien soltar todo eso en la novela para luego salir a la calle… y ser un ciudadano ejemplar… (Risas).

Pasemos al Text 10. A partir de 10 pedazos de ‘Los lugares pequeños’, 10 preguntas para conocer mejor al autor:

1. «No hay nada más lindo que la familia unida, atada por los lazos del amor. Sentir palpitar la misma sangre, sentir que es uno solo el corazón’. Putos payasos».

La famosa canción de los payasos de la tele -Gabi, Fofó, Miliki…- se repite como un anti-mantra en el libro. ¿Tanto odio le inspira?

La canción de los payasos me parece que genera un contraste muy interesante con esa familia en la que nadie se quiere y nadie sustenta el deseo del otro. Esa canción en ese ambiente genera un contraste muy potente para el lector, porque pone en evidencia esa gran contradicción que existe en la familia.

2. «Algunas de las 300 ilustraciones a todo color de las Joyas Literarias Juveniles. José María Iñigo. Rudyard Kipling. Billetes de 50 y 100 petromortadelos. Pantera Rosa y Tigretón. Los envases de los caramelos Pez. La sonrisa de las patatas Risi. Vasos y platos de Duralex. La lata del Cola Cao con la madre alejando la bandeja de sus dos hijos. Malas madres. Malos padres. Malos hijos. Fidel Castro. Cuartillas cuadriculadas. Con cuadros de cinco y siete milímetros…».

El collage es parte fundamental de la novela. En la portada, en la estructura, en la afición principal del protagonista. Compóngame el collage de Paco Tomás de hoy. En una de esas paredes blancas de la casa a la que se acaba de mudar, ¿qué primeros recortes pondría?

Pondría de fondo la imagen del castillo de Disney, que tiene mucho que ver con la infancia, y también con la primera vez que nos enfrentamos a la crueldad. Creo que Disney es muy cruel; cuenta historias para niños donde a Dumbo le encierran separado de su madre, a Bambi le matan a la madre… Combina el contraste entre el mundo de fantasía y la crueldad. Sobre ese castillo-símbolo, pegaría, por ejemplo, a la poetisa Gloria Fuertes sentada en uno de esos pupitres antiguos de colegio, con el globo terráqueo delante. Y también colocaría unas nubes recortadas donde pondría a Las Costus, que estarían ahí arriba como si fueran unos ángeles artistas o unas diosas.

3. «Cuando llega el pedido a la papelería, no me importa quedarme allí varias horas más para colocar las cintas adhesivas y los pegamentos. La que más me gusta, desde hace años, es la Scotch, especialmente con dispensador.  Al principio sólo existía el rollo, no había dispensador hasta que lo inventó uno de los jefes de ventas de la empresa, allá por los años 30. Hay gente que lo llama celo porque la primera firma que lo comercializó en España se llamaba así, Cello. Otros lo llaman fixo o tesafilm. A esos siempre les doy de la estándar, de la que amarillea. Por no saber lo que quieren».

¿Esa pasión por la papelería la comparten Fidel Ruesga y Paco Tomás?

No de una manera tan friki como en el caso de Fidel, con todo el estudio que hace en la novela de las gomas de borrar o de la textura de los lapiceros; yo no llego a tanto, pero a mí una papelería me encanta. Hay un componente de niñez, claro, pero también por el universo de posibilidades que presenta; eso es lo que hace que me fascine. Fidel dice que las papelerías huelen a cosas nuevas, huelen a posibilidades. Eso es lo que me atrae. Todo eso que hay ahí es una posibilidad de ser algo. Cuadernos en blanco, lapiceros sin estrenar… Son principios. Yo sigo escribiendo mucho a mano en cuadernos. Siempre al lado del ordenador tengo un cuaderno, y a menudo, en vez de hacer corta y pega de Internet, reescribo textos a mano en el cuaderno.

4. «Me gusta el cine clásico, es un buen refugio. Me emociono cuando Olivia de Havilland abandona en la puerta a Montgomery Clift en ‘La heredera’ y con los ojos de Bette Davis asistiendo al paro cardiaco de su marido en ‘La loba’, pero para mí la mejor película de todos los tiempos es ‘El club de los cinco’, de John Hughes».

‘Los lugares pequeños’ es un libro lleno de referencias al cine y la música. Para seguir componiendo este collage de entrevista: dígame tres películas que le hayan marcado…

El planeta de los simios, con uno de los mejores finales de la historia del cine, y de la primeras veces en que realmente me sorprendí en una sala de cine. Por otro lado, tuve conciencia del maravilloso ritual y posibilidades de espectáculo del cine con La Guerra de las Galaxias, con el paso de la Nave Imperial en una pantalla enorme. Y luego ya me iría a ese universo más chunga, que es del de las películas que te remueven por dentro. Me gusta que haya un cine que me haga pensar y que me incomode; no soy de los que van al cine sólo como entretenimiento, para pasárselo bien. Yo voy al cine a sentir, a que me pasen cosas; y si me hacen sufrir, pues me gusta. Y en ese Universo, me quedo con Canino, que también habla de la familia, y a mí la familia siempre me parece un buen principio para todo. Una mujer arrastrando una maleta trolley y una familia son un muy buen principio… Añado una cuarta: cualquier película de Almodóvar, hasta las malas…

5. ¿Y tres canciones?

Cualquiera de Depeche Mode. There is a light that never goes out, de The Smiths. Gran canción donde las haya, y que forma parte de ese momento en mi vida en que empiezo a enamorarme… Simple Minds van más con Fidel que conmigo, porque es la banda sonora de El Club de los Cinco, que él considera que es la mejor película de todos los tiempos, porque trata de cinco inadaptados y él se siente reflejado. Y luego, para seguir jugando con el contraste, como tercera canción: Se nos rompió el amor, de Rocío Jurado. (Risas).

6. «Escuchar el eco de una fiesta en una calle desierta es triste. Provoca un desamparo gélido, de esos que entumecen los dedos de la mano».

El libro es triste, crudo. Dígame alguna cosa triste, alguna situación que tenga grabada en la cabeza y en el corazón que le produzca esa terrible sensación de soledad.

En esa adolescencia de la que hablaba, siempre te sentías solo en mi generación; la adolescencia es un episodio difícil siempre, pero cuando encima eres gay, empiezas a sentirte muy solo en el colegio, en casa… Y ese es un momento difícil. Y le tengo mucha manía a los domingos por la tarde, porque eran precisamente esos momentos de la semana en que yo empezaba a pensar que al día siguiente tenía que volver al colegio, donde yo no me sentía cómodo, no me sentía aceptado por el resto de los compañeros. Y lo pasaba mal; y de esa sensación de desamparo que empezaba los domingos después de comer nace ese mal rollo que ha perdurado hasta hoy.

7. «Jamás llevó collar, ni una simple cadenita. Tan solo dos diminutos pendientes de oro y su alianza. Las cosas claras. Fea pero casada. No sea que la confundiesen con una de esas solteronas que acababan adornando la iglesia con flores y masturbándose con un mazo de almirez».

La novela está ambientada en una ciudad pequeña, de provincias, indeterminada, y aunque hay una evolución en el personaje, la ciudad produce siempre una sensación de claustrofobia, como que no evoluciona; puede recordar a películas de Bardem… ¿Por qué esa ciudad, ese ambiente?

Yo creo que la mente del lector diseña esa ciudad cada cual a su imagen y semejanza. Cada uno va buscando su lugar pequeño y claustrofóbico, y que realmente no evoluciona.

¿Eso responde de alguna manera a su percepción de España, a que de algún modo cree que nos hemos quedado estancados?

Es algo que yo también quería reflejar, que el lector se diese cuenta de que de los 5 a los 41 años del personaje, el lugar no cambia. Quería que se transmitiese esa sensación. Y es que hay una España que en realidad está estancada. Tuvimos la fantasía de la modernidad en los ochenta y noventa, con el boom económico, que en realidad era una ficción, una burbuja que explotó y empezó a suturar miseria. Realmente estamos muy estancados. Pienso que nos hubiera ido mucho mejor si, en vez de apostar por Fernando VII, hubiéramos apostado por Pepe Botella; lo mismo nuestra historia hubiese sido muy distinta, y quiero pensar que más parecida a Francia, y por lo tanto mejor… En cambio, siempre hemos apostado por el mal menor, que es algo también que comenta Fidel. Somos un país que siempre apuesta por el mal menor…

¿Las ciudades grandes aportan mayor libertad, mayor autonomía, mayor capacidad para desarrollarse uno?

Yo creo que lo que aportan es más anonimato, y no sé si eso entraña más libertad. Yo creo que no. Ahora mismo estoy en esta casa y no tengo ni idea de quiénes son mis vecinos.

¿Eso es bueno o malo?

Desde el punto de vista de la independencia, que es algo que yo valoro mucho, me parece bueno, pero cuando, por ejemplo, voy a visitar a mi madre a Mallorca, y veo que las vecinas del rellano son verdaderamente sus amigas, que se ayudan entre sí, que puede contar con ellas en cualquier momento para cualquier cosa, que se sienten acompañadas, pienso que quizá el equivocado soy yo con esa valoración de la independencia por encima de otras cosas.

Paco Tomás en su casa de Madrid. Foto: Roberto Villalón.

Paco Tomás en su casa de Madrid. Foto: Roberto Villalón.

8. «El mal menor. Esa es la puta historia de nuestro país. Una historia que nunca sabe de serenidad y siempre apuesta por el mal que, por pequeño que sea, siempre será mal»….

Eso es apostar por la mediocridad, ¿no? Desde los dirigentes de los partidos políticos a los directivos de las empresas…

Sí, así es. Para qué vamos a correr un riesgo, por qué arriesgar…

¿Nos falta ambición, grandeza?

Delirios de grandeza tenemos todos… Todos…

Pero ambición bien medida y calculada, honesta, ¿pocos?

Lo que nos falta es criterio. ¿Por qué no apostamos por la investigación, la medicina, las nuevas tecnologías? En este país, cuando se produce un efecto de bonanza y riqueza económica, es por el ladrillo. ¡Por el ladrillo! No hay nada más básico: el cemento y el ladrillo. O somos la huerta de Europa… No somos capaces de apostar por nuestro potencial. Yo creo que en lo que España ha sido y es una verdadera potencia es en cultura; lo que ha aportado España al mundo, desde Atapuerca hasta Barceló, desde El Quijote hasta Lorca y Almodóvar y Buñuel, es cultura. Y, sin embargo, mira cómo lo valoran. Ni los políticos, con un 21% de IVA, ni la gente, que si tiene la oportunidad de piratear un libro, lo piratea, que tiene la mentalidad de que la cultura ha de ser gratuita, y que todos somos gente subvencionada, que vive de la cara dura.

9. «No sé nada de economía, ni de política, pero sé que en épocas de crisis sólo hay dos especies humanas capaces de reproducirse: los pobres y los hijos de puta».

¿Eso también lo piensa el autor?

Eso lo piensa Fidel y yo cada día creo que tiene más razón.

Leemos en otra parte de la novela: «Ahora, los malos visten traje y corbata. Han reinventado la violencia. ¿Para qué poner bombas, con lo que ensucia la sangre y las vísceras, si hay otras maneras de matar mucho más sostenibles?». Estamos, pues, en pleno florecimiento de hijos de puta…

Yo creo que ahora mismo hay un gran florecimiento de hijos de puta, sí. La hijoputez es uno de los grandes valores de nuestra sociedad. Y también hay muchísimos pobres. Gente que lo está pasando mal, muy mal, sin dinero ni para comprar el pan, que tiene que hacer cola en los comedores sociales. Y esa es la realidad, podemos ocultarla y fingir que es una minoría, pero es que con solo un pobre que hubiera, ya me parece que tenemos un problema. Y además la tendencia es creciente.

Manuela Carmena, la ilusionante nueva alcaldesa de Madrid, lo dice: un país desarrollado no se puede permitir dejar a una sola familia en la calle.

Por supuesto. Es que es escandaloso. Eso es subdesarrollo. Si presumes de país desarrollado, no puedes consentir eso de ninguna manera. Y hay gente que lo acepta y lo tolera, que lo consiente. Y hasta lo justifica. Y cuando lo justificas, estás muy cerquita ya de entrar en el terreno de la hijoputez.

10. «En algunas ocasiones, sí he encontrado algo parecido a una cierta serenidad, y a esa placidez la llamo felicidad, sabiendo de antemano que no lo es. Como esas personas que se casan con otras que saben que no son ni el hombre ni la mujer de sus vidas, pero que aceptan como quien recibe un premio de consolación a la espera infructuosa».

Un camino a la tranquilidad, la serenidad, la felicidad… ¿Paco Tomás es de premios de consolación?

No, supongo que no soy de premios de consolación; por eso estoy solo ahora… Pero es muy frecuente, todos hemos visto a gente que, por miedo a estar sola, se empareja con alguien que sabe que no es la persona de su vida, pero que le aporta serenidad… A mí me encanta estar en pareja, a pesar de lo que he dicho de la independencia; concibo la independencia dentro de la pareja, a mí la pareja me hace sentirme invencible; cuando no la tengo, me siento vulnerable. Pero no me debe dar la serenidad suficiente como para aceptar el premio de consolación…

Esto enlaza con el país de mediocres, de los que se conforman…

Con el trabajo, lo puedo llegar a entender; hay un momento en que tienes que ser consciente de que la fórmula «si luchas, lo consigues» es una gran mentira, que nos hemos creído como otras máximas de los libros de autoayuda, y no son verdad. Puedes desear con todas tus fuerzas ser una estrella del rock, pero eso no quiere decir que lo vayas a conseguir.

Paco Tomás en ‘El Asombrario’

Paco Tomás en Radio 5.

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