París atacado: #NoEnMiNombre

La base de la Torre Eiffel en París. Foto: Manuel Cuéllar.

La base de la Torre Eiffel en París. Foto: Manuel Cuéllar.

La base de la Torre Eiffel en París. Foto: Manuel Cuéllar.

El dolor por la terrible noche vivida en París impide cualquier rayo de luz. El desconsuelo es gris, lánguido como el abatimiento que sigue al esfuerzo sobrehumano de entender, de buscar razones, de articular argumentos. Escribo con los dedos rígidos ante el horror, ante la sinrazón y la crueldad humana, y apenas puedo enlazar un pensamiento con otro sin que destilen rabia, tristeza y desaliento. Pero algo tengo claro: Defendamos más que nunca nuestros derechos y libertades en paz.

Escribo desde la cuerda floja del instinto asumiendo que de muy poco sirve hoy, el día después de la masacre, jugar al estratega de las relaciones internacionales para poner sobre la mesa razones y errores, de unos y otros, con una superioridad aséptica del que se siente poseedor de una verdad absoluta. Escribo desde el agotamiento físico que me supone este infierno en el que han convertido al planeta –me excluyo, sí; yo no lo he hecho así- aquellos que consideran que asesinar es una opción. Si hace unas semanas llorábamos la muerte de Aylan Kurdi, el niño sirio de tres años varado en la arena de Kos, hoy lamentamos la de las víctimas de una noche sangrienta en París. Y ambos hechos tienen un denominador común: el Estado Islámico, también conocido como Daesh, un grupo terrorista de naturaleza yihadista suní, asentado fundamentalmente en Irak y Siria y que cada vez está extendiendo más su estela de muerte por todo Oriente y manifestándose en algunos países de África. De ese horror huyen los sirios. De un horror del que nadie está a salvo.

Los asesinos siempre cumplen sus promesas. La enajenación espiritual es un veneno que consume hasta la última gota de humanidad. Y hay que buscar soluciones. A largo plazo, sí, pero sin descuidar, con carácter urgente, una realidad inmediata. Los problemas o se atajan de raíz o de poco sirven las cumbres internacionales. Pero tampoco podemos caer en el error de pensar que es fácil reflexionar sobre la conducta adecuada, la actuación correcta, mientras se asesinan seres humanos a tu alrededor. Puede que lleguemos tarde, pero ya estamos aquí: bajo la amenaza.

Todo fanatismo es combustible para el terrorismo. Da igual que sea en nombre de Alá, de la independencia, de un estado socialista maoísta o del Fondo Monetario Internacional. Solo el terrorismo es capaz de justificar la muerte en nombre de sus creencias o principios. Desde el más sofisticado –aquel que mata sin ensuciarse las manos, aquel que te induce al suicidio cuando te arruinan la vida- hasta el más salvaje y cruel, como el del Estado Islámico. Aunque creamos que el único arma posible contra él es la educación, cometemos el error de ignorar que para los fundamentalistas también lo es. Parece obvio que hay una educación buena y una mala y que solo el respeto por los derechos humanos, por las libertades individuales, por los valores de la Humanidad, marca la diferencia entre una y otra. Pero siempre existirá un espíritu al que corromper, alguien que crea que su educación, basada en el odio y la venganza, en sus creencias como una verdad única, inalterable e inquisidora, es la buena y el resto nos equivocamos.

Sé que no hay que sacar conclusiones simplistas y lanzarse a un análisis que nunca será lo suficientemente profundo como para justificar 127 muertos y 200 heridos. Nuestras lágrimas por París se han mezclado ya con las que lloramos ayer por los refugiados sirios, por las derramadas por los atentados de Bali, de Egipto, de Londres, de Madrid, de Nueva York, por los chiítas de Arabia Saudí; a las sufridas por la población iraquí y siria a la que, a raíz de la severa interpretación que el EI hace de la Sharia, han torturado y ejecutado en público por fumar, por mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio, por ser homosexual o por no ver con buenos ojos esa forma de gobierno. Han asesinado a periodistas y trabajadores humanitarios y han destruido mezquitas y templos como los de Palmira. Han ajusticiado a todos los cristianos que habitasen en sus territorios y se negasen a convertirse a su concepto extremista del Islam, con decapitaciones masivas que incluían a niños. No hay que sacar conclusiones precipitadas, pero ¿qué se puede hacer?

Todos los expertos aseguran que la única vía posible pasa por la prevención. Eso se resume en aceptar una merma en nuestras libertades individuales a cambio de seguridad. Parece que pocos pueden afirmar ahora que censar y controlar a todas las personas que viajen a Irak o Siria o que puedan tener vínculos con esos países -¿la religión es un vínculo?- sea una vulneración de derechos fundamentales. Y lo es. Pero nadie sabe encontrar otra posibilidad. Recuerdo aquellos años en los que tener un apellido vasco era una llamada de atención para cualquier policía que te pidiese identificación en plena calle. Lo sabemos, pero…

Desde enero, Francia estaba en estado 4 de alerta ante un atentado yihadista. “Desbaratamos atentados a diario”, dijo el ministro del Interior francés, Bernard Cazaneuve, este mismo verano. De hecho, los cuerpos de seguridad del Estado francés estaban prevenidos de un ataque terrorista inminente, sabían que algo así podía suceder en breve pero reconocieron no poder evitarlo. Es un tipo de terrorismo que supera cualquier estrategia de combate. Supongo que de ahí surge la idea de potenciar una política preventiva que supondrá la pérdida de libertades de un grupo de ciudadanos. Solo en Francia hay 5.000 fichados por presunto radicalismo. La policía reconoce que es imposible seguir a todos las 24 horas del día. Algunos de ellos son del país en el que atentan (un francés fue identificado como uno de los autores del ataque a la sala Bataclán) e incluso llegué a leer que algunos habían entrado en Europa haciéndose pasar por refugiados sirios. Y me siento desbordado.

Es un terrorismo que crece velozmente (212%), que se inculca, como un virus, dejando al contagiado como un elemento autónomo, aislado, y no olvidemos que con una característica realmente aterradora frente a cualquier otro tipo de terrorismo que conozcamos: al terrorista yihadista no le importa morir. De hecho, él es el arma y se autoinmola. Difícilmente se puede garantizar la seguridad absoluta. “Es solo el comienzo de la tormenta”, ha dicho el grupo terrorista.

En el mundo libre sabemos diferenciar entre asesinos e ideología; entre asesinos y creencias. Es en los países sin libertad, en los países donde no se respetan los derechos humanos de una manera escandalosa y cruel donde resulta más difícil diferenciarlo. Conocemos la diferencia entre el fundamentalismo islamista y la religión islámica, entre los yihadistas y los musulmanes, y por eso hoy, tras el horror de París, valoro que un hashtag del año pasado vuelva a ocupar las redes sociales: #NotInMyName, el grito de la población musulmana de todo el mundo contra la barbarie de los que dicen actuar en su nombre. Pero eso ya no es suficiente. Hace falta una movilización mundial de todos los musulmanes que rechazan la violencia, salir a las calles en una inmensa manifestación contra la violencia, a favor de los derechos humanos, en una demostración de poder frente a aquellos fanáticos que utilizan el nombre de Alá para asesinar, que se autoproclaman califas de todos los musulmanes. Gritadles, a una sola voz, que ellos no os representan. Tal vez esa sea la única opción. La de los propios musulmanes contra aquellos que les animan a luchar contra el infiel allá donde se encuentre porque, según ellos, nos lo merecemos. Necesitamos vuestro apoyo, visible, masivo, tangible, para no seguir sintiendo miedo.

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Comentarios

  • cars72

    Por cars72, el 15 noviembre 2015

    Y si elevamos el zoom? Intentar ver los orígenes de este terror. No hacer de repetidores de infoxicación. Las potencias mundiales no son inocentes. Occidente tiene que sentarse en el banquillo de los acusados también. No he visto la misma respuesta emotiva por los pasajeros rusos abatidos en el Sinaí. En fin, dónde termina la hipocresía útil?

  • Ana

    Por Ana, el 15 noviembre 2015

    La pregunta «¿qué se puede hacer?» tendría que convertirse en ¿qué puedo hacer yo? Todas las aportaciones a favor de la paz son necesarias y, tras los gestos de condolencia y repulsa, habrá que pasar a la acción sin más demora que la requerida para los análisis y localización de las causas.
    ¿Practicar la tolerancia, el respeto, la colaboración, el diálogo, el consenso o la imposición, la competición, la agresión? ¿Asentir ante el recurso a las armas y votar a quienes lo proponen o abogar por
    el cambio hacia un mundo más justo e igualitario? ¿Buscar la salvación propia o trabajar por la salvación colectiva, aunque supone renunciar y compartir?
    ¿Es más realista el individualismo o la solidaridad, aunque a veces la tilden de «buenismo»?

  • ROSARIO GUTIÉRREZ GARCÍA

    Por ROSARIO GUTIÉRREZ GARCÍA, el 15 noviembre 2015

    ¿En el mundo libre sabemos qué y de qué mundo libre hablamos?

  • ROSARIO GUTIÉRREZ GARCÍA

    Por ROSARIO GUTIÉRREZ GARCÍA, el 15 noviembre 2015

    ¿No quieres sentir miedo y le pides a los musulmanes que te ayuden? ¿Qué te supones que sienten ellos, hoy y desde hace mucho tiempo? Lo primero miedo a que a ellos mismos o a alguien a quien quieren les maten, les detrocen el país, les obliguen a vivir en la Edad Media… Segundo miedo a no tener donde ir sin ser mal mirado, despreciado, humillado y acosado a diario. Tercero, miedo a tener que seguir justificándose cada día…. Miedo y tremendo hastío de tener que leer bobadas como las que escribes

  • Alex

    Por Alex, el 16 noviembre 2015

    Como dice cars72 hay que mirar un poco más atrás. Occidente ha estado masacrando todo el mundo árabe como ya hiciera EEUU con los indios o España y Portugal con los habitantes del «nuevo continente».

    Simplemente en Afganistán, Pakistán y la destrucción premeditada de Iraq murieron más de 4 000 000 de personas. En Siria 310 000, En Libia 120 000. En Palestina 52 320 con la autorización internacional mientras Israel los masacra.

    ¿Y ahora nos ponemos las manos en la cabeza por unos ciento y poco muertos en París?

    No pueden haber muertos de primera y de segunda.

    El Estado Islámico se creo gracias a EEUU, en plena guerra de Irak. Los grupos extremos nacen de situaciones extremas.

    Ayer, cuando seguramente este artículo ya estaba escrito, Francia atacó Raqqa. Es decir, apagó el fuego con gasolina.

    No se puede actuar de esa manera inconsciente, sabiendo que esta gente paga la sangre con sangre.

    Y no sé a qué viene el independentismo en este artículo. ¿Hay que meterlo con calzador en cada noticia?

  • srpacotomas

    Por srpacotomas, el 16 noviembre 2015

    Si ustedes son incapaces de comprender que el mejor crítico de Occidente es Occidente, que sus comentarios contra mi artículo son inconcebibles ahora mismo en Siria, que las armas no se disparan solas, que es el fundamentalismo el que mata (hoy el yihadista, en otro tiempo lo fue la inquisición) con un rifle o a pedradas o lanzando homosexuales desde azoteas, que ante el radicalismo se necesita una sola voz en el mundo que es la voz de la ilustración, que gritar esto no significa no tener nociones de historia, ni reivindicar la guerra, ni justificar los bombardeos, entonces es que no han comprendido nada. Y no pongan muertos encima de la mesa, no jueguen con su ego para negociar quien es mejor persona, si ustedes o yo, argumentando que para mí valen menos unos seres humanos que otros, porque eso les convierte en miserables.

  • juancho

    Por juancho, el 16 noviembre 2015

    Las masacres son actos deplorables ocurran donde ocurran. Muchos estados europeos, bajo el mandato y apoyo de EEUU han destruido países como Afganistán, Irak, Libia, Siria, etc. Los muertos en esos países se cuentan por centenares de miles y el ansia de venganza de los familiares de los masacrados se cuentan por millones. Los responsables de la destrucción fascista de esos territorios debieran ser juzgados por crímenes de guerra para tratar de disminuir la reacción a la acción del terrorismo de estado llevado a aquellos lugares. La reacción de los extremistas será aprovechada una vez más para limitar los pocos derechos que puedan tener las masas trabajadoras. Los medios de convicción de masas nunca dirán que la reacción es consecuencia de la acción previa.

  • Alex

    Por Alex, el 16 noviembre 2015

    ¿El mayor crítico de occidente es occidente?

    Vamos a ver, los líderes de occidente o los ciudadanos de occidente, por que no son los mismos eh. Los segundos son los que pagan las consecuencias.

    Aquí no es cuestión de ser miserable o no, es cuestión de decir las cosas sin pelos en la lengua y sin cursiladas de «abatimiento por la crueldad humana» y cosas así. ¿Cuantas horas lloraste por el niño Aylan Kurdi? ¿Ya se te ha pasado, no? Me alegro.

    Aquí la cuestión es que a estas bestias las han alimentado occidente, pero los líderes de occidente. EEUU atacando Irak con el apoyo de España e Inglaterra y teniendo como amigo a Arabia Saudí, quien hace un buen precio por el petroleo a cambio de un buen precio por unas armas y aquí todos contentos. Todos contentos si no fuera porque esas armas van a parar al IS.

    Francia ha estado atacando Siria y esos actos son los que han disparado las armas a los civiles parisinos. Le pasó a Rusia con un avión suyo hace unas semanas y pasó en Londres hace años y a nosotros en Atocha.

    ¿Los líderes políticos son incapaces de ver por encima de sus narices? Es una opción tan sencilla que no se la cree nadie.

    ¿Entonces cual es el motivo de esa irracional absurda manera de actuar? Intereses económicos, como siempre. Petróleo. Países rotos, fragmentados y en guerra entre ellos. Divide y vencerás. El petróleo es más barato. Dame armas, dice Arabia Saudí, para que los niños se entretengan…

    El problema es que los niños están enfermos. Llevan décadas viendo a sus compatriotas perecer a manos de occidente y ya están un poco cansados. Ahora, armados hasta los dientes gracias a occidente «no olvidemos que tanto España como Francia también ha vendido armas a Arabia Saudí» y tienen la peligrosidad añadida en la difícil cualidad que les importa muy poco su vida.

    Me molesta la hipocresía. La hipocresía de muchos medios, la hipocresía de las fotos con la bandera de Francia y por supuesto la de tu triste artículo, que en vez de escarbar el problema real se limita a poner simplezas sentimentaloides por una guerra completamente descompensada a la que están tratando de la peor de las maneras, echando más leña al fuego e informando de lo que les interesa.

    Te dejo un artículo que quizá te interese:
    http://hugosadh.com/2015/03/06/la-verdad-no-contada-del-estado-islamico-paso-a-paso-como-lo-convirtieron-en-el-gran-monstruo/

    Empieza ya a escribir la segunda parte. No tardará mucho en ocurrir.

  • srpacotomas

    Por srpacotomas, el 17 noviembre 2015

    Enhorabuena. Es usted el más listo, el más documentado y el más buena gente. Los demás somos unos monstruos por denunciar el oscurantismo. Debería usted tener una columna en los diarios y no el resto. Usted, que se ha colocado la medalla del ciudadano europeo crítico del mes y los demás, como nos chupamos el dedo,… pero menos mal que está usted aquí para abrirnos los ojos. Gracias.

  • Alex

    Por Alex, el 17 noviembre 2015

    Yo no he dicho nada de eso en absoluto. Simplemente que este artículo no es apto para diabéticos. No soy más buena gente ni peor que cualquiera, ni más listo ni tonto que cualquiera.

    No entra en el fondo del asunto, hace como todo el mundo, criminalizar los atentados «ojo, que yo también lo hago, no se vaya a pensar que estoy a favor de ninguna víctima», pero no reflexionar sobre el auténtico problema.

    Y no puede decir:
    «Hace falta una movilización mundial de todos los musulmanes que rechazan la violencia, salir a las calles en una inmensa manifestación contra la violencia, a favor de los derechos humanos, en una demostración de poder frente a aquellos fanáticos que utilizan el nombre de Alá para asesinar, que se autoproclaman califas de todos los musulmanes. Gritadles, a una sola voz, que ellos no os representan. Tal vez esa sea la única opción. La de los propios musulmanes contra aquellos que les animan a luchar contra el infiel allá donde se encuentre porque, según ellos, nos lo merecemos. Necesitamos vuestro apoyo, visible, masivo, tangible, para no seguir sintiendo miedo.»
    Cuando la mayoría de muertos por el IS son musulmanes chiíes. ¿Acaso se piensa que no lo dicen?

    La cuestión es que debe de ser occidente quien lo diga claramente para que no paguen justos por pecadores. Ayer ya leíamos que seis gobernadores de EEUU (creo, ahora mismo no lo puedo confirmar) habían denegado aceptar refugiados Sirios.

    Los verdaderos perjudicados no han sido los franceses con sus muertes, ha sido la imagen generalizada que tiene occidente de toda la religión musulmana.

    En fin, que no quiero discutir. Si no acepta una crítica usted mismo, pero vuelva a leerse el artículo y no me diga que no podría haber escrito algo mejor. Sin los dulces del primer párrafo, lo evidente del resto, y lo innecesario del final.

    Un saludo

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