¿Es posthumor ‘Algo muy gordo’ de Berto Romero y Carlo Padial?

Berto Romero en 'Algo muy gordo'.

Berto Romero en ‘Algo muy gordo’.

Berto Romero en 'Algo muy gordo'.

Berto Romero en ‘Algo muy gordo’.

‘Algo muy gordo’, la nueva película del director Carlo Padial, con Berto Romero como protagonista y coguionista, que se acaba de presentar en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, se mueve entre el posthumor –ese que rebasa con mucho lo gracioso para internarse definitivamente en lo raro- y la loca comedia documental. Hemos hablado con quienes han hecho posible el disparate.

Se dice posthumor, según el término acuñado por el crítico Jordi Costa, a esa de forma de hacer reír que ya se apuntaba en algunos sketches de programas como La Hora Chanante y Muchachada Nui, y en la que han profundizado otros artistas como Miguel Noguera, Venga Monjas, Didac Alcaraz, Canódromo Abandonado o Carlo Padial. Aunque la postcomedia, más que «hacer reír» en el sentido clásico, más que la carcajada (aunque a veces se produzca), busca una especie de disloque mental posmoderno, un proceso revienta-cerebros basado en el absurdo, la extrema cotidianeidad, la infinita elasticidad de los argumentos, el ridículo, lo incómodo, la neurosis o un vacío abismal que a veces asusta. Es decir: el posthumor rebasa con mucho lo gracioso para internarse definitivamente en lo raro, en el límite inexplorado de la mente y los códigos sociales. Es más cercano al cráneo que al vientre, más intelectual que emocional, es extraño.

En estas coordenadas sucede parte de Algo muy gordo, la última película dirigida por Carlo Padial, autor de libros como Doctor Portuondo (Blackie Books) u otras experiencias audiovisuales como el programa web Go, Ibiza, Go! o las películas Mi loco Erasmus o Taller Tapuhoc, casi siempre tirando al panorama más underground, por llamar de alguna manera a lo precario. «No rechazo el término posthumor, pero creo que en otros trabajos como Go, Ibiza, Go! sí he tirado más hacia lo que se llama posthumor, no tanto en esta peli: la intención era hacer una comedia lo más divertida posible dentro de los parámetros que nos habíamos marcado de comedia documental», dice Padial.

Aquí se junta con otro humorista que se mueve con soltura y gran éxito en el territorio del humor más extendido, Berto Romero, que protagoniza y coguioniza. «Desde la génesis del proyecto queríamos aunar dos tipos de comedia que a priori no compatibilizan», dice Berto. «La comedia que yo practico habitualmente, amable, luminosa, televisiva, mainstream, y luego lo más disruptivo que ha practicado Carlo. Hemos tenido un hijo bastardo raro. La idea es tender la mano de un cómico conocido para que el público pase a este infierno de gente enloquecida». En el elenco, Carolina Bang, Javier Botet (que pasa de los personajes monstruosos habituales a mostrar una notable vis cómica) y colaboraciones de Miguel Noguera o Carlos Areces. Se acaba de estrenar en el Festival de Cine Europeo de Sevilla http://festivalcinesevilla.eu/, del 3 al 11 de noviembre, que dirige José Luis Cienfuegos.

Algo muy gordo es una cosa muy rara, que no se sabe si es película o making off de una delirante película inexistente (la que se presentó hace dos años en el Festival de Málaga con el mismo título y que trataba de la vuelta a la infancia de Berto convertido en un niño gordo), con los artífices actuando «as themselves» al modo de la autoficción que tanto se estila en la literatura. Aquí, con maneras metacinematográficas, se le ven las costuras y las tristezas a la magia del cine convencional: es una película sobre cómo se hace (mal) una película. «Hemos violado a Méliès», decían durante la promoción.

Por ejemplo, la omnipresencia del croma, como el desencanto cuando uno ve en YouTube rodajes de Juego de Tronos en los que el dragón es un señor correteando con un disfraz chusco o que el universo de Star Wars sucede en una habitación destartalada. Todo está en la postproducción. «Hice el making off de Un monstruo viene a verme, la película de Bayona, y me quedé prendado con estos entornos previos al cine de gran presupuesto: los cromas, los arneses, los trajes que captan el movimiento», dice Padial. «Había una potencial visual que no debía perderse. Era casi videoarte. Quería que esta película transcurriera en ese ambiente».

Otra de las cosas que señala el filme es la dificultad de hacer cine y, en general, de todas las empresas humanas que se acometen en equipo.

¿Por qué hacer cine? «Yo creo que es el arte total que aúna todos los demás, que consigue meter a la gente en una habitación más de una hora y llevarlos a otro lugar. Es el único que consigue eso, al menos hasta que llegue la realidad virtual», dice Berto. «Pero eso de la realidad virtual», añade Padial, «lo llevan diciendo cada año desde que yo era un chaval y no acaba de llegar. Yo creo que un rodaje está lleno de malentendidos, fallos de comunicación, diferencias entre expectativas y realidades: es un filón para la película… Aunque la película podría funcionar en cualquier otro ámbito; por ejemplo, en el caso de que Berto decidiese montar un Starbucks para diversificar».

‘Algo muy gordo’ llega a cines el próximo viernes, 10 de noviembre.

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