Rozalén: “Me gustaría llegar a viejita y ser una Chavela Vargas española”

La cantante y compositora Rozalén.

La cantante y compositora Rozalén.

La cantante y compositora Rozalén.

La cantante y compositora Rozalén.

Hablamos con la cantautora María Rozalén (Albacete, 1986), que publica por primera vez un libro y un disco recopilatorio de canciones y duetos con declaración de intenciones: ‘Cerrando puntos suspensivos’, que se lo toma como un respiro, un tiempo de reflexión de lo vivido con los tres últimos discos (‘Con derecho a…’, ‘Quién me ha visto…’ y ‘Cuando el río suena…’) y una forma de coger impulso hacia delante. Su contundencia se mezcla con la energía positiva que sale de sus canciones y se muestra abrumada por el impacto social que han llegado a tener canciones como ‘La puerta violeta’ o ‘Justo’.

Rozalén no olvida a esa chica que llegó a Madrid para estudiar musicoterapia. Está presente en cada una de sus canciones y aunque ha llegado a estar en lugares donde no se imaginaba entonces -como nominada a dos premios Grammy Latinos en la pasada edición-, eso le permite tener los pies en el suelo. Ahora edita su primer libro en el que “son todo vivencias y reflexiones”, asegura, donde está muy presente la visión feminista y de las causas que reivindica en sus composiciones. “He tocado en festivales este mismo verano en los que yo era la única mujer. Que no me hablen de igualdad, porque no existe”.

Este cierre de puntos suspensivos.. ¿Puede llegar a sonar a cierre de etapa?

Que nadie se preocupe, que todo sigue adelante. (Risas). Me ha venido bien este proyecto para organizar la mente y digerir lo que ha pasado en los últimos seis años.

Hace cuatro años Silvia Melero te entrevistaba para El Asombrario, justo en el inicio de todo. ¿Te veías en los Grammy entonces?

¡En absoluto! Yo iba a ser psicóloga, estudié musicoterapia, y era lo que quería hacer. Como mucho aspiraba a tocar en los bares…

En cierto modo, no te has desviado mucho. Usas la música como herramienta para cambiar las cosas.

Sí, sí. Mis pasiones las tengo juntas. La psicología social, el activismo, la música. Como compongo yo mis canciones, digo lo que me da la gana.

No sorprende ver que hayas pasado de las canciones de los discos a escribir un libro.

Llevaban tiempo proponiéndome hacer un libro, pero no lo veía claro hasta que surgió esta idea. La manera más honesta en la que yo podría aportar algo en este formato libro. Son todo vivencias y reflexiones que yo he ido escribiendo desde hace seis años. Muchas las tenía escritas y otras las he puesto recordadas. Es como un paseo por las cosas más importantes que he vivido, para que vean lo que hay detrás de esta profesión.

Algo ya hemos visto en tus canciones de esa vida en la industria de la música…

Sí, en el libro tiro mucho de raíz, pero lo que más cuento es cómo empieza todo, las piedras que me voy encontrando, las cosas preciosas… Hay cosas que le dedico a mi gata y otras reflexiones de mi vida. No sé si alguien me lo puede criticar porque es un libro sin pretensiones. Fluir y compartirlo.

La ilustración de la portada y del disco transmiten mucho esa idea de fluir.

Es de Conchi Hinojosa, de Cartel Arte, un estudio de diseño de la Sierra de Albacete. Colaboran siempre en muchas de las cosas que hacemos.

Tú tiras mucho ‘pa’ tu tierra…

Si puedo, siempre. (Risas).

Hablemos de colaboración, ¿llevas la cuenta de cuántas has hecho?

No, no hay cuenta. Muchas, muchas, cientos… (Mueve los brazos exageradamente).

Sobre el disco, con tantas colaboraciones como has hecho, habrá costado elegirlas.

Teníamos muchas ganas de hacer un disco de dúos, pero es que no están ni una décima parte de todas las colaboraciones que he hecho. Se han metido las que se podía, las que nos apetecían. Aparecen unas que están en los discos de los otros artistas, que las hemos cantado en directo, pero también nuevas como la de Amaia (Romero, con el tema Al cantar), con el Kanka (Para quedarte), Mr. Kilombo (Sinmigo) o con Mazas y catapultas de Kase.O.

Esta última y la de ToteKing pueden sorprender. ¿Cómo surgen?

Pues a mí es lo que menos me sorprende, porque es lo que más escucho desde cría: rock, punk, rap. Yo no he faltado a un Viñarock en mi vida. Siempre he escuchado a Violadores del Verso, pero no tenía ni idea de que alguna vez pudiera hacer algo con Kase.O. Ha sido la bomba. La canción con ToteKing (Gente tóxica) me flipa, porque además la hemos compuesto entre los dos. Es que además es muy necesaria, porque parece todo felicidad, no puedes llorar y tira. Y no, en la tristeza radica mucho bueno.

¿Crees que se ha puesto de moda hacer canciones a dúo?

A mí es que me parece lo más básico, que colaboremos los unos con los otros y la música es eso: desde que existe nos sentábamos en una mesa para cantar juntos. A mí que me digan ‘no cantes con ese’, pues yo canto igual.

En el disco y entre tus dúos hay más hombres que mujeres, ¿es un reflejo de cómo está la industria?

Claro, somos minorías. Mira que están mejorando las cosas, pero aun así… He tocado en festivales este mismo verano en los que yo era la única mujer. Que no me hablen de igualdad, porque no existe.

Y cuando las mujeres llegan al éxito, doblemente criticadas…

Totalmente, están todo el rato con la lupa.

En estos años, ¿has aprendido a protegerse de las cosas malas y buenas del éxito?

Las malas no las llamo malas, las llamo aprendizaje. Las buenas me ayudan a decir ‘esto vale la pena’, pero las malas son las importantes, las que más me han enseñado.

También hay buenas que pueden hacer mucho daño.

Sí, que te pueden volver idiota. Pero en mi caso no creo que eso vaya a pasar, ¡porque soy muy normal!

Ahora es fácil etiquetar como feminista una canción o a una artista, pero no hace mucho te podía cerrar puertas.

Yo pensaba que Cuando el río suena… me iba a cerrar puertas todo el rato. Pero me choca que me llamen feminista ahora, cuando ya en el primer disco, con la canción Las hadas existen, ya hablo de la mujer desde el minuto cero. Pero creo que se gana mucho más de lo que se pierde siendo valiente, aunque no me considero como tal. Digo lo que pienso y me parece más lógico que otra cosa. Es tan humano lo que cuento que quien me critica es que no ha escuchado lo que digo.

Se te ha etiquetado por tus letras, tu voz, la presencia de tus orígenes en tus canciones o por la compañía en el escenario de la intérprete de signos Beatriz Romero. Y tú, ¿cómo te defines?

Me definiría como enamorada de la vida. Soy un canal de información y lo que me sale es lo que muestro. Ahora, entiendo que se etiquete, y si tengo que hacerlo yo soy cantautora. Afortunadamente, cada vez nos estamos quitando más etiquetas y puedo tocar en festivales indies, punks, pijos… Es maravilloso.

Estás de gira por Latinoamérica. ¿Cómo son recibidas tus letras allí?

Mucho, porque cuando habla de la Memoria Histórica de España, realmente estoy hablando de desaparecidos. Me di cuenta que cuando canto Justo o El hijo de la abuela -dos episodios de la Guerra Civil- en Argentina, México o Colombia son los mismos problemas, con diferentes nombres.

Estas canciones, junto con ‘La Puerta violeta, son historias muy dolorosas. ¿Cómo logras que siempre tengan esa energía positiva?

Es que para mí el feminismo es liberador. En la Puerta Violeta se habla de algo duro, pero el mensaje que transmite es que tiene que acabar como la vela de un barco, acabando libres sonriendo en el campo. Justo es una canción de alegría, porque hemos encontrado a nuestros desaparecidos. Por eso hay que darle la vuelta a las cosas.

¿Qué te parece que colectivos feministas hayan hecho suya ‘La Puerta Violeta’?

Es impresionante. Me quedé muy impactada en el 8M cuando me llegaban fotos con frases de la canción en pancartas. Y con el 25 de noviembre también. La están trabajando mucho con niños. Me están llegando muchas puertas violetas literales de institutos y colegios, porque les ha parecido maravilloso el símbolo. Me pongo mala de bien. Qué alegría que sirva para todo esto.

Tras la experiencia de los Grammys, ¿cómo te proyectas en el futuro?

Yo cuando veía que Drexler se llevaba los premios, pensaba ‘quiero aspirar a lo que él hace’. No a ganar premios, sino a hacer un disco bueno detrás de otro. También me gustaría llegar a viejita y ser una Chavela Vargas española. Que solo importe la música.

Como el mundo de la música es así…, ¿tienes un plan B?

A mí me gustaría dedicarme a la musicoterapia, a la psicología. O ser camarera. Creo que sería feliz hasta de cajera. Lo importante es ser feliz con lo que hacemos, pero de verdad que creo que he venido a esto.

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