‘Rusalka’ regresa al Teatro Real tras casi un siglo, con un elenco fantástico

El tenor Eric Cutler será el príncipe y la soprano Asmik Grigorian dará vida a Rusalka en el Teatro Real. Foto: Javier del Real

Casi 100 años después de su estreno en el Teatro Real, ‘Rusalka’ -la opera más famosa del compositor checo Antonín Dvořák– vuelve a Madrid. El cuento de hadas basado, entre otros textos, en ‘La sirenita’ de Andersen se traslada a un coliseo imaginario y habitado por «la familia del teatro», en la versión que el director de escena Christof Loy propone para esta nueva producción. La solicitada soprano armenia Asmik Grigorian encabeza el reparto en el que será su debú en la capital de España (si la emergencia sanitaria lo permite). 

El 15 de marzo de 1924 se escuchó por primera y última vez en el Teatro Real la que es sin duda la ópera más famosa del compositor checo Antonín Dvořák (1841-1904). Ahora regresa en una nueva producción con dirección escénica del alemán Christof Loy y musical de Ivor Bolton, titular del coliseo madrileño. Para Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, este retorno tras casi un siglo de ausencia supone un “acontecimiento cultural de primera magnitud”. Más aún si se tiene en cuenta que esta producción será el primer intento del Teatro Real de representar una ópera con todos los elementos originales, tal y como fue concebida por su director de escena, desde que comenzara la pandemia de la covid19.

La envidiable cabezonería de Matabosch ha logrado que la música y el canto no hayan abandonado el teatro. En verano se realizaron 30 representaciones de La Traviata en versión de concierto; la temporada abrió en septiembre con Un ballo in Maschera semirepresentado y ahora, tal y como se comprometió el teatro, llega una versión íntegra de Rusalka en coproducción con la Semperoper de Dresde, el Teatro Comunale de Bolonia, el Teatre del Liceu y el Palau de Les Arts.

El responsable de la puesta en escena, Christof Loy -que firmó también la última producción de Capriccio de Strauss que se pudo ver en Madrid-, confesó ayer en rueda de prensa que “hace un par de meses” tomó la decisión de hacer un mínimo cambio “que afecta tan solo a unos pocos minutos” de la representación. Se trata una escena en el segundo acto, en la que el coro en lugar de estar en el escenario cantará fuera de la vista del público. “Sólo se verá a los bailarines y a los personajes”, aseguró Loy. “Pero la producción se representará tal y como yo la he ideado” sin que la crisis del coronavirus se convierta en un indeseable protagonista más sobre las tablas.

Ivor Bolton explicó, durante la presentación, que Rusalka es una ópera con una partitura “compleja y refinada que combina lirismo y poder, y que contiene técnicas wagnerianas pese a ser una obra auténticamente checa”. “Sin ser un ultranacionalista”, aseguró Bolton, “Dvořák sí quiso que esta obra estuviera impregnada del folclore de su país”. “Los últimos 15 minutos son, para mí, de los más memorables de la historia de la ópera. Se podrá estar de acuerdo o no con esta afirmación, pero lo que sí está claro es que se encuentra dentro del top 10 de las mejores óperas”.

Dvořák escribió Rusalka en un tiempo relativamente corto, entre abril y noviembre de 1900, y la estrenó en el Teatro Nacional de Praga el 31 de marzo de 1901. Fue la segunda ópera -tras El diablo y Catalina (1898)- que escribió después de su estancia entre 1892 y 1895 en Nueva York, donde fue director del Conservatorio Nacional. “Durante su vida en Estados Unidos escuchó más música de Wagner que en su propio país”, afirmó Bolton. “De ahí que esta sea una partitura ambiciosa, pero que pasa en un suspiro, que contiene melodías conmovedoras y de pura belleza”.

El libreto de Rusalka está basado en el cuento de hadas Undine (1811) de Friedrich de la Motte Fouqué e inspirado en el popularísimo cuento La Sirenita, de Hans Christian Andersen (1837) y otros relatos europeos. Christof Loy traslada la acción del cuento y transforma el lago en un teatro imaginario en el que la sirena será una bailarina coja. “El teatro es un lugar en el que pueden representarse los sueños, pero también las pesadillas”, explicó el director de escena, que ha ideado una Rusalka muy dramatúrgica que trasciende el mundo fantástico de las hadas para contar una historia más cercana a la escala de grises de la vida real. “En el cuento observamos la dicotomía entre la naturaleza protectora del lago y la destructora civilización humana. Rusalka quiere acercarse a la civilización por amor a un príncipe, pero fracasa y no puede regresar al mundo del que procede. Si leemos con profundidad el texto, podemos descubrir nuevas capas en la historia en las que lo bueno no es siempre tan bueno y lo malo no es siempre tan malo”, explicó Loy. “Es un viaje psicológico que confiere a la ópera una complejidad interesantísima. Pero al final, la obra acaba siendo una historia tremendamente religiosa en la que el perdón se convierte en la esencia de lo que significa ser humano”.

Las 10 funciones de la ópera se representarán entre el 12 y el 27 de noviembre con dos elencos. El primero de ellos estará encabezado por la soprano Asmik Grigorian en el papel de Rusalka. Será el debú de la solicitada cantante armenia que triunfó dos años consecutivos en el Festival de Salzburgo con Woozeck de Berg en 2017 y con la Salomé de Strauss en el que fue el primer montaje de Romeo Castellucci para el certamen austriaco. El tenor estadounidense Eric Cluter que vimos en el Real por última vez dando vida a Idomeneo en la aclamada producción de la ópera de Mozart de Robert Carsen, interpretará al príncipe del que se enamora la protagonista. Cerrando el triángulo amoroso, la princesa extranjera, rival de Rusalka, correrá a cargo de la soprano finlandesa Karita Mattila, que entusiasmó al público del Real en 2008 en Katia Kabanova de Janácek. El segundo elenco se completa con Olesya Golovneva en el papel de Rusalka; David Butt Philip, como el príncipe, y Rebecca von Lipinski, como la princesa extranjera.

Todas las medidas de seguridad

El director general del Real, Ignacio García-Belenguer, aseguró que el Real está afianzando sus protocolos de seguridad al máximo. Hizo hincapié en que se ha aumentado el número de máquinas de luz ultravioleta que se utilizan para esterilizar los distintos espacios del edificio y recalcó que las instalaciones y los equipos de filtrado de aire son modernos y seguros y que fueron renovados hace «relativamente poco» por el Ministerio de Cultura. Según fuentes del teatro, los trabajadores se realizan pruebas PCR casi semanalmente para detectar posibles contagios.

El aforo de las funciones será de un 66% (por debajo del 75% estipulado por la Comunidad de Madrid) y se respetará el sistema de «una butaca vacía» entre cada espectador o grupo de espectadores convivientes. Esta reducción de aforo supone que se haya tenido que crear una nueva oficina de atención al abonado, puesto que muchos de ellos se ven afectados por cambios de última hora. Se ha puesto a disposición de los abonados un nuevo teléfono gratuito: 900 861 352 con el compromiso de atender todas las llamadas en un plazo no superior a 24 horas, así como todos los correos electrónicos recibidos en abonados@teatroreal.es. El lugar que ocupaba anteriormente la tienda se ha convertido en un nuevo espacio para atención presencial a los abonados.

El horario de las representaciones en el Teatro Real se ha adelantado a las 19.30 horas. Los domingos, a las 18.00 h. Más información sobre entradas, funciones y equipos artísticos en la web del Teatro Real. 

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