Seis películas buenísimas sobre el Muro de Berlín, que cayó hace 30 años

Un fotograma de la película ‘El espía que vino del frío’.

Un fotograma de la película ‘El espía que surgió del frío’.

Ya saben que esta semana se conmemoran los 30 años de la caída del muro de Berlín y el principio del fin de la Guerra Fría. En ‘Un Viernes de Cine’ nos sumamos con la intención de que el recuerdo de aquellos tiempos no se borren de la memoria, y de que la historia nos haga reflexionar sobre los caminos que nunca se deberían volver a cruzar. Van aquí seis recomendaciones para festejar estos días y disfrutar a la vez del buen cine. Desde ‘El espía que surgió del frío’, de 1965, a trabajos de Hitchcock y Billy Wilder y esa joya del año pasado llamada ‘Cold War’.

Grandes cineastas han llevado al escenario de aquel periodo sus historias. Unos justo antes, otros durante e incluso algunos después de la presencia de la funesta barrera. No ha sido necesario en muchas ocasiones verla siquiera, porque el símbolo de lo que llegó a convertirse abarcaba un territorio de miles de kilómetros a su alrededor y de millones de seres sometidos a su heladora cáscara. Este capítulo de nuestra historia reciente -o al menos no tan lejana- ha sido contado por los hombres del cine a través de narraciones de toda índole, de películas de muy diversos géneros, del drama a la comedia, de las aventuras o el espionaje a las guerras, del romanticismo al suspense o al musical. He aquí unas cuantas recomendaciones para festejar estos días y disfrutar a la vez del buen cine:

‘El espía que surgió del frío’ (The Spy Who Came In from the Cold, 1965).

Dirigida por Martin Ritt sobre la exitosa novela de John Le Carré. Intriga sutil entre agentes de espionaje internacional y la policía secreta comunista. Martin Ritt presenta la popular novela de John Le Carré con tanta fidelidad y veracidad que no sólo se acerca dramáticamente al documental, sino que podría pasar por una historia veraz. La historia de un agente secreto británico en el muro de Berlín, compleja y peligrosa, poseída por la fotografía de un hermoso claroscuro en blanco y negro de Oswald Morris que intensifica la excelencia de la planificación de Ritt y la interpretación de un enorme Richard Burton. Una mezcla triunfadora que nos empujará por el laberinto hacia la boca de lobo, bajo la sensación fatal e inevitable de la hegemonía, sin remedio, de lo miserable de la vida.

Cortina Rasgada’ (Torn curtain, 1966).

Del maestro Alfred Hitchcock. Si bien no encaja dentro de las grandes obras del genial director británico, Cortina Rasgada sí supone hoy un entretenimiento eficaz sobre el enfrentamiento entre aquellos individuos de no hace tanto tiempo, el hombre del Oeste y el hombre del Este. Sobre el desafío que supone ese telón de acero a la libertad, la dificultad y el miedo al que deben enfrentarse aquellos que desafían a los Estados autoritarios por una pizca de autonomía, de emancipación intelectual y espiritual, la libertad. Entretiene ver al siempre interesante Paul Newman y a la descolocada Julie Andrews, que entonces era considerada la jovencita virginal, en el papel de amante, y sobre todo por disfrutar de una de las secuencias de asesinato más celebres y magistrales de la historia del cine.

‘Uno, dos, tres’ (One, Two, Three, 1961).

Divertidísima, insolente y magistral comedia de otro grande: Billy Wilder. Ingeniosa, satírica, despiadada, cómica, brillante en su planteamiento, en sus diálogos y en su ritmo vertiginoso, como el día a día de su protagonista, C.R. MacNamara, interpretado por un impresionante James Cagney, ese jefe brutal y de habla meteórica de la operación de Coca Cola en Berlín Occidental, que se encuentra lidiando simultáneamente con un matrimonio fallido, espías industriales soviéticos y la difícil tarea de proteger a la hija adolescente de su jefe, Scarlett, cuyos problemas se multiplican cuando ésta revela su matrimonio impulsivo con un comunista comprometido con la RDA y que sólo dispone de un día para resolver el problema antes de que el poderoso padre de la chica venga a buscarla. Repleta de chistes políticos y rodada en Berlín justo mientras era construido el Muro, sólo Wilder podría elaborar una cinta tan incorrecta y divertida, con la que no puedes más que reírte como él hace con su insolente mirada.

‘La vida de los otros’ (Das Leben der Anderen, 2006).

Del realizador alemán Florian Henckel von Donnersmarck. Un drama perfecto que ahonda en el sagrado derecho a la intimidad del ser humano, frente a la mediocridad de pensamiento a la que se siente sometido por políticas, instituciones o medios de comunicación. Un doloroso y complejo drama que te agarra desde el principio y que tarda mucho tiempo en soltar las mentes y los corazones. La vida de los otros está llamada a abrir los ojos sobre un periodo y una injusticia histórica, sobre la flagrante ignorancia que el ser humano ha hecho de los derechos humanos esenciales, persiguiendo espurias metas de falsas igualdades que conllevan los extremos de cualquiera de los ismos ideológicos. Si bien el relato no se basa estrictamente en personajes o hechos reales, sí lo hace, conscientemente, en una realidad concreta, la realidad de aquella República Democrática Alemana, salida de los acuerdos vencedores de la Segunda Guerra Mundial y entre cuyas tragedias se encuentra la de haber sufrido la intervención de alrededor de 200.000 agentes e informadores en una población de sólo 16 millones de habitantes, que vieron así disminuida y pisoteada su intimidad y, por tanto, su libertad. Imprescindible.

Good Bye, Lenin!’ (2003).

De Wolfgang Becker. Una de las comedias más exitosas de su década, que cuenta la peripecia que Alex, un joven alemán del Berlín oriental, cuya madre, orgullosa de sus ideas comunistas, entra en coma en noviembre de 1989 tan sólo unos días antes de la caída del Muro. Cuando despierta ocho meses después, su hijo hará lo posible y lo imposible para que no se entere de que está viviendo en una Alemania reunificada y capitalista. Becker combina sin perder el tino la sátira sobre el Estado comunista y sus delirios desesperados e infantiles promovidos por el Estado, y el amor incondicional de un hijo por su madre. Lo personal y lo político se entremezclan, lo ideológico y lo sentimental se solapan. Una sátira a veces enloquecida, a veces tierna, otras inquietante, que acaba por dejarnos la sensación insuperable de unas vidas desperdiciadas.

‘Cold War’ (Zimna wojna, 2018).

Por último, les recomiendo esta pequeña joya que es la reciente y celebrada película del polaco Pawel Pawlikowski. Una historia de amor entre ruinas y sufrimientos, política y sensual a la vez, de impresionantes imágenes en blanco y negro, dura, emocionante, enclavada dentro de una sociedad, un orden mundial conocido como Guerra fría, en la que los protagonistas se encuentran y se separan durante los duros años de la represión, durante décadas. La pérdida del amor, el sacrificio, la necesidad de libertad, la ilusión por una vida mejor de dos amantes imposibles, de dos seres cautivadores cuya fortaleza está puesta constantemente a prueba frente a su amor y desamor. Con una composición narrativa a través de hermosos cuadros escénicos, de bellísima factura y cuidadosamente compuestos, llenos de elipsis y silencios conmovedores, Cold War se convierte en una obra maestra contemporánea, una película para no olvidar, ni por su historia ni por la realidad en la que se desenvuelve.

Si tienen oportunidad disfruten de cualquiera de estas obras, tan interesantes como conmovedoras. Por supuesto que no son las únicas sobre el tema, pero sí representan una muestra oportuna de la relación entre el cine y los acontecimientos sociales, de su inmersión en los sucesos contemporáneos. Y digamos adiós a los muros, vengan de donde vengan.

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Comentarios

  • NUBEROJA

    Por NUBEROJA, el 08 noviembre 2019

    Hace 30 años que cayó el muro. Celebrémoslo y demos vivas sinceras a la LIBERTAD.
    Ahora hace 30 años que se erigió el muro del CAPITALISMO BESTIAL. ¿ por qué no hace su historia criminal?:

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