La señora Pía y su familia de la tribu de los Indigentes

Foto: Pixabay.

El escritor Alejandro Palomas nos hace llegar a la Redacción una nueva carta de Guille hablando de lo sola que está la señora Pía, “que dicen que es de los Indigentes, que es una tribu que se llama así y que están por todo el mundo”. “También dicen que se llaman así porque son gentes de los Indios de América y por eso viven sentados en el suelo como los Sioux, y así es mejor. Pero a mí la señora Pía me da pena porque está sola y es abuela sin nietos de verdad”.

Buenos días, señor Director. Ahora ya es octubre porque es mi cumpleaños, aunque todavía no. Es que antes es el cumpleaños de mamá, que es hoy. Aunque ella ya no esté, creo que sigue viviendo igualmente un rato, porque papá ha comprado una tarta de chocolate en la pastelería de la plaza y le ha puesto una vela blanca y ha dicho: “Ahora soplaremos los dos y pediremos un deseo por ella y quién sabe, Guille. Quién sabe”. Lo que pasa es que cuando he llegado del cole con Nazia, papá estaba tumbado en el sofá, como cuando los domingos se echa la siesta. Tosía y tenía frío, pero no el frío de la calle sino el de la fiebre que no es igual aunque tampoco diferente. Entonces ha dicho:

“Chicos, coged el dinero de encima de la mesa y bajad a la pastelería a por la tarta. Está encargada”. Y cuando ya nos íbamos también ha dicho: “Y devolvedme el cambio, que ya sé lo que pasa luego”.

Luego hemos salido de la pastelería, hemos pasado por las arcadas de la plaza y en la esquina estaba la señora Pía, que a veces se pone en el suelo con sus dos perros y una manta y tiene una bolsa de migas con la que da de comer a las palomas como la señora de las escaleras de la plaza que sale en Mary Poppins. Los gemelos Rosón dicen que la señora de las palomas vive en la calle porque es de los Indigentes, que es una tribu que se llama así y que están por todo el mundo. También dicen que se llaman así porque son gentes de los Indios de América y por eso viven sentados en el suelo como los Sioux, y así es mejor. Pero a mí la señora Pía me da pena porque está sola y es abuela sin nietos de verdad, por eso cuando voy a comprar siempre le doy las vueltas para que compre comida a los perros.

Pues lo que ha pasado es que, mientras esperábamos en el semáforo, Nazia ha dicho que a lo mejor podíamos darle a la señora Pía un trozo de tarta de chocolate y otro para los perros. Y bueno, como son dos perros, tenían que ser tres trozos y le he dicho que papá se enfadaría un poco o mucho, depende.

“Pues pegamos los demás trozos y hacemos una tarta más pequeña y seguro que no se nota”, ha dicho. Y bueno. Entonces, cuando hemos llegado a casa solo quedaba una parte pequeña de la tarta y yo tenía un poco de pis de los nervios, pero papá ha dicho: “Voy a acostarme, chicos. Va a venir el médico así que atentos al timbre”, y tiritaba tanto que no se ha dado cuenta de lo de la tarta, así que mucho mejor. Luego he pegado bien los trozos, he encendido una velita de las de los cumpleaños y le he llevado su trozo a papá y él ha soplado y ha dicho así bajito: “Tu madre seguro que estará feliz allá arriba, Guille”. Y también: “Pero dame el cambio que te conozco”.

Por la noche, cuando he bajado la basura, me he acercado a la esquina para ver si estaba la señora Pía, y sí estaba, pero debajo de una caja muy grande como las que llevan las neveras, y me parece que mañana voy a traerle el resto de la tarta y el cambio, así podrá llamar a casa si echa de menos a su familia de América.

Señor Director, ¿usted podría preguntarle al Presidente del Mundo de España si puede reunir a los parientes de la señora Pía de la familia Indigente y darles un jardín muy grande donde puedan tener a sus nietos perros y también unas cabañas como las de los indios de América pero con agua y cocina y un médico por si tienen fiebre? Es que si están juntos y no tienen frío a lo mejor ya no están solos como papá desde que mamá se fue. Yo creo que es peor estar tan solo que tener hambre, porque si te pones enfermo no te cuida nadie y tiritas y nadie sabe que es tu cumpleaños.

Y ya está.

Bueno, no está. También podría aprovechar y pedirle que haga las tartas de chocolate más grandes para que podamos repartirlas con la señora Pía sin que se note y nos castiguen, pero solo si se acuerda, ¿vale?

Y ahora sí que está.

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