‘El tiempo de los monstruos’ de Félix Sabroso retrata la decadencia de un sistema

Un fotograma de ‘El tiempo de los monstruos’.

Un fotograma de 'El tiempo de los monstruos'.

Un fotograma de ‘El tiempo de los monstruos’.

A ‘El tiempo de los monstruos’ hay que entrar sin prejuicios; es una película que quita razón a la razón y da sentido a los sentidos. Si después de un visionado no se entiende, es que se ha entendido. “El tiempo de los monstruos’ tiene que ver con la decadencia de un sistema, con las épocas de cambio y el desconcierto que genera, en lo humano y artístico”. Así explica el director Félix Sabroso su nuevo trabajo, estrenado este fin de semana, resultado de un complejo proceso personal y profesional tras el fallecimiento de Dunia Ayaso, con quien hasta ahora había firmado todas sus películas. Nos adentramos en una obra compleja y original, que no deja a nadie indiferente.

“También es un homenaje a esas películas que me fascinaban con 12 o 13 años, aunque no las comprendiera del todo”, declaró el director en la rueda de prensa en Sevilla con motivo de la premier en ese festival en noviembre de 2015. Antes de la presentación en el Teatro Lope de Vega, Sabroso dijo: “Las películas deben ir sin libro de instrucciones. Esta responde a un estado de las cosas, que los que me conocen bien saben cuál es. Dunia está latente en esta cinta y probablemente su energía esté acompañándome aquí también”. El público rompió en aplausos.

El tiempo de los monstruos entra a matar contra lo más convencional y cansino del acto creativo, es una matrioska en bucle. Una película sobre unos personajes que quieren rodar una última película y se descubren como títeres de otra película diferente. Como en Solo ante el peligro (Fred Zinnemann, 1952), el tiempo de la historia es el del metraje. Todo pasa en 90 minutos. En lo decadente, El tiempo de los monstruos recuerda a Sunset Boulevard (Billie Wilder, 1950). Como en el clásico, aquí también hay personajes acabados y una piscina. Algunos compases de la música de Daniel Belardinelli recuerdan a intrigas de Hitchcock.

“Ya sabéis, lo que cuenta es el final”. ¿Qué quiere decir la frase del director de cine Víctor, interpretado por Javier Cámara, en el intrigante monólogo con que empieza El tiempo de los monstruos? La frase es, primero, un sarcasmo sobre su propia muerte. El humor corrosivo es la más reconocible marca de identidad de la pareja de directores Félix Sabroso y Dunia Ayaso desde su primer largometraje profesional, Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí (1997).

Pero la frase de Víctor también es un vehículo para crear suspense. Sabroso ha declarado: “Dunia siempre decía: prohibido aburrir. Y El tiempo de los monstruos es la película en la que más esfuerzos he hecho por mantener viva la atención del espectador”. Relacionado con esto, en el filme hay dos personajes que son enfermeros, Marta (Carmen Machi) y Fabián (Secun de la Rosa). A quienes conozcan a Félix Sabroso y Dunia Ayaso les resultará fácil reconocerlos en ellos. Estos enfermeros protagonizan el giro anunciado por Víctor, que no se materializará hasta después de los 60 minutos de metraje.

Desconcertante, radical, críptica, visceral. En la película, la mansión donde se desarrolla es más que el lugar donde suceden las cosas: es el continente donde la obra habita. Eso justifica que los personajes no puedan abandonarla por su propia voluntad. Esta referencia a El ángel exterminador (Luis Buñuel, 1962) es la más explícita de una película que podría transformarse en pieza teatral con deudas de Pirandello, Beckett e Ionesco.

El teatro fue el origen de Félix Sabroso y Dunia Ayaso en Las Palmas de Gran Canaria en los años 80. Y Pirandello, Valle-Inclán e Ionesco, de los primeros autores que conocieron. Las incursiones en el teatro han sido constantes en Sabroso desde El grito en el cielo (1998). “Occidente entero está enfermo” es una de las frases de El tiempo de los monstruos que parecen sacadas de una representación teatral, grandilocuente e incontestable. “Yo al teatro le debo algo, pero he sido un amante infiel, porque siempre he recurrido a él en las épocas de sequía de cine”, ha dejado dicho Sabroso.

La película también reflexiona sobre realidad y ficción, tema clave en la pareja de directores desde El grito en el cielo (1998). “Todo es real”, afirma Antonia San Juan en el papel de la pitonisa Cajunda en el momento (breve, en el tramo inicial) de mayor respiro cómico. En su película, Félix Sabroso desmonta el “todo es mentira» de la representación fílmica clásica y responde con una paradoja: “Todo es verdad y ficción”.

En el centro, ocho personajes interpretados por un plantel de primera en estado de gracia: Javier Cámara, Candela Peña, Pilar Castro, Carmen Machi, Secun de la Rosa, Julián López, Jorge Monje y Yael Barnatán. “Ya lo decía Gil de Biedma: ‘yo no quiero soltar a los amigos a los que admiro, porque tienen algo que yo no tengo», apuntó Javier Cámara en Sevilla. “Félix tiene talento, pero, sobre todo, valentía. El tiempo de los monstruos trascenderá en el tiempo. Y contiene todos los mimbres de lo que va a plantear a partir de ahora en su filmografía. En la película está contenido su decálogo, su ideología, formal y estética, su base de pensamiento”.

“Nadie sería capaz de hacer una película tan perturbadora y laberíntica, un viaje de una inteligencia enorme, intelectual y emocional”, dijo Candela Peña. Sabroso muestra al espectador una radiografía de su cuerpo entero con su nueva película. E incluye frases que son referencias a un mundo que conoce al dedillo, como cuando Clara (Pilar Castro) trata de imponerse al guionista Raúl: “¡Dame ese texto a mí, esta es mi casa y yo soy la que paga la película!”. El director y guionista se luce en secuencias magistrales, como la que se desarrolla en la cocina. “No hablo en metáforas, no soy una mentirosa como ellos”, dice Andrea (Candela Peña). Otras frases son alta poesía: “Tienes la boca más silenciosa que haya visto”, “los dientes de Andrea definitivamente mienten”.

De “libre y frágil” calificó El tiempo de los monstruos el director del Festival de Cine Europeo de Sevilla, José Luis Cienfuegos. Carmen Machi destacó: “Te das cuenta de la vulnerabilidad de actores y personajes, de la cantidad de veces que como actor le haces preguntas a un personaje que el personaje no te ha pedido. También, de que los personajes se rebelan y los actores rivalizan entre sí a través de los personajes. Es un milagro primero que se haya escrito la película, después que se haya rodado y, finalmente, que haya podido ser proyectada en una pantalla grande. Formar parte de ella me da mucha fuerza”. Y Secun de la Rosa remató en la misma rueda de prensa: «Seguiremos viéndola y seguiremos descubriendo cosas. Ha nacido una obra maestra».

No sé en qué estaban pensando nuestros políticos cuando en los años 90 transfirieron las competencias sobre exhibición cinematográfica a las comunidades autónomas sin un plan que obligara a implementar de forma continuada cine de autor y en versión original en salas de cine allí donde la viabilidad económica no lo permite, que es en la amplia mayoría del país. Si España fuera un país del primer mundo en política audiovisual, películas como El tiempo de los monstruos no tardarían dos años en estrenarse. En estos momentos, recién estrenada el fin de semana, esta obra personal, original y compleja puede verse en las salas de una veintena de ciudades españolas.

Luis Roca Arencibia realizó en octubre de 2014 la primera entrevista a Félix Sabroso tras el fallecimiento de Dunia Ayaso el 28 de febrero de ese año. En noviembre de 2015, cubrió la premier del filme en el festival de Cine Europa de Sevilla. Y es autor del primer libro sobre Félix Sabroso y Dunia Ayaso.

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Comentarios

  • Isa Ruin

    Por Isa Ruin, el 14 noviembre 2016

    Lo siento: no cuela. Está muy bien hacer una película inteligible sólo para los amiguetes y escribir críticas laudatorias para los amiguetes que han hecho la película, pero, me vais a perdonar, «El tiempo de los monstruos» es un engendro aburrido y pretencioso. Si la mayor prueba de su genialidad es que no «si no se entiende es que se ha entendido» (y que duró tres pases en cartel, añado), apaga y vámonos.
    Y por cierto, cuando un personaje alude a «El ángel exterminador» casi vomito. Por favor.

  • Isa Ruin

    Por Isa Ruin, el 14 noviembre 2016

    (También puede ser que yo soy la única persona que no ve el hermoso traje nuevo del emperador; no te digo que no).

    • Isa Ruin

      Por Isa Ruin, el 20 febrero 2017

      Me he encontrado con mucha gente que cita de oídas, sin haberlos leído y erróneamente el Ulises de Joyce o el J’accuse (así, en francés y todo: «yacús») de Zola, pero eres el primero que se equivoca citando el cuento del vestido nuevo del emperador. Te recuerdo (mejor dicho: te comunico) que todos podían ver perfectamente que el emperador iba desnudo, lo que les faltaba no era vista sino el valor de decirlo, que sólo el niño tuvo. El cuento no va sobre la ceguera sino sobre la sinceridad y el valor o la inocencia que ésta requiere. En todo caso, el papel de niño me toca a mí.

      • luis

        Por luis, el 20 febrero 2017

        Eso del vestido nuevo y del emperador, Zola y Ulises, creo que iba en otra entrada, no? Saludos!

  • luis

    Por luis, el 16 noviembre 2016

    Hola: la tuya es una forma de verla, o de no verla… 🙂 En mi caso la disfruté a partir del segundo visionado, y creo que si me pongo a verla una cuarta me gustará más. Pero no pasa nada, mejor que existan películas que intenten cosas diferentes y se presenten al espectador bien empaquetadas, como esta. En mi opinión, durará más en el tiempo que la mayoría. En lo de los amiguetes te equivocas de plano, me refiero al tono que utilizas. ¡Saludos!

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