La triste vida de los animales, la que elegimos no ver

El siguiente en la cadena de matanza, pequeño matadero, España, 2010. Después de enfrentarnos a la mirada de un conejo, aún vivo, a punto de ser matado, en la foto siguiente el conejo forma parte ya de la cadena. “Este matadero compra cada conejo vivo por 1,35 euros y vende su cuerpo por 3,10 euros, lo que supone un margen de casi el 250%. Antes de matarlos, a los setenta días de vida, se transporta a los conejos en pequeñas jaulas apiladas hasta el matadero y a veces pasan una noche en estas jaulas (que normalmente suelen apilarse hasta una altura de seis) sin comida ni agua”.

El siguiente en la cadena de matanza, pequeño matadero, España, 2010. Después de enfrentarnos a la mirada de un conejo, aún vivo, a punto de ser matado, en la foto siguiente el conejo forma parte ya de la cadena. “Este matadero compra cada conejo vivo por 1,35 euros y vende su cuerpo por 3,10 euros, lo que supone un margen de casi el 250%. Antes de matarlos, a los setenta días de vida, se transporta a los conejos en pequeñas jaulas apiladas hasta el matadero y a veces pasan una noche en estas jaulas (que normalmente suelen apilarse hasta una altura de seis) sin comida ni agua”.

El siguiente en la cadena de matanza, pequeño matadero, España, 2010. Después de enfrentarnos a la mirada de un conejo, aún vivo, a punto de ser matado, en la foto siguiente el conejo forma parte ya de la cadena. “Este matadero compra cada conejo vivo por 1,35 euros y vende su cuerpo por 3,10 euros, lo que supone un margen de casi el 250%. Antes de matarlos, a los setenta días de vida, se transporta a los conejos en pequeñas jaulas apiladas hasta el matadero y a veces pasan una noche en estas jaulas (que normalmente suelen apilarse hasta una altura de seis) sin comida ni agua”.

El siguiente en la cadena de matanza, pequeño matadero, España, 2010.
Después de enfrentarnos a la mirada de un conejo, aún vivo, a punto de ser matado, en la foto siguiente el conejo forma parte ya de la cadena. “Este matadero compra cada conejo vivo por 1,35 euros y vende su cuerpo por 3,10 euros, lo que supone un margen de casi el 250%. Antes de matarlos, a los setenta días de vida, se transporta a los conejos en pequeñas jaulas apiladas hasta el matadero y a veces pasan una noche en estas jaulas (que normalmente suelen apilarse hasta una altura de seis) sin comida ni agua”. Foto: Jo-Anne McArthur

‘We animals’ (Plaza y Valdés), de la fotógrafa y reportera canadiense Jo-Anne McArthur, es un libro con un centenar de fotos y textos que nos da cuenta de la vida real de miles de millones de animales que nos rodean y acompañan, a los que hacemos sufrir, a los que ignoramos, a los que matamos y nos comemos. Triste vida que elegimos no ver.

Hace un par de semanas viajé a Sevilla. La Asociación Vínculo Humano-Animal me invitó para presentar mi último libro, El día que dejé de comer animales, y abrir un debate con el público sobre un tema que cada vez está más sobre la mesa, ya que hablamos de comida. Me monté en el Ave entusiasmado, como siempre que viajo en tren, aunque sea en el maltrecho regional que tomo con frecuencia y que me lleva de Madrid a Plasencia (poco más de 200 kilómetros) en cuatro horas, sin cafetería y a veces con paradas surrealistas en medio de cualquier parte. Para silenciar el ruido de los móviles y sus sonidos reiterativos, de las charlas de sus dueños con sus empresas, amantes o amigos, me llevé una buena remesa de libros. En la ida casi me devoré Andar sin ruido (Páginas de Espuma), el primer libro de Carlos Frontera, un excelente debut. Los cuentos de Andar sin ruido, que casi lograron aislarme del pandemonio en el que se había convertido el vagón, están escritos con grandes dosis de humor, imaginación y aventura y experimentación literaria. Las familias, las parejas rotas, las trampas de lo cotidiano, son algunos de los temas de este libro. Pero hoy no quiero hablar de Andar sin ruido –lo haré la semana que viene en una conversación que mantuve con el autor– sino del libro que me acompañó en el viaje de vuelta de Sevilla a Madrid, We animals (Plaza y Valdés), de la fotógrafa y reportera canadiense Jo-Anne McArthur, y del que no he podido desprenderme desde entonces.

Como explica la propia autora en la introducción, se trata de un libro para detenerse. En este mundo ahogado por las prisas, recomiendo mirar con calma, una a una, las más de 100 fotografías del libro, imágenes que dan cuenta de la vida real de los animales, la que elegimos no ver. Y leer los textos que las acompañan, que las complementan, que las contextualizan y que revelan un matiz que a simple vista quizás nos habría pasado desapercibido.

Cachorros para comida. Mercado Bacha, Vietnam, 2009 “Esta perrita nunca había sido querida o admirada por ningún ser humano. Nunca movió su cola ni intentó caminar. En cambio, al igual que ocurre con muchos ‘animales para consumo’, cuando nos mira a la cara, podemos sentir una emoción: el miedo”.

Cachorros para comida. Mercado Bacha, Vietnam, 2009
“Esta perrita nunca había sido querida o admirada por ningún ser humano. Nunca movió su cola ni intentó caminar. En cambio, al igual que ocurre con muchos ‘animales para consumo’, cuando nos mira a la cara, podemos sentir una emoción: el miedo”. Foto: Jo-Anne McArthur

La soledad de un hermoso escarabajo búfalo en un terrario abre este libro que no deja indiferente. McArthur ha viajado por el mundo en busca de historias, de retratos de animales que se usan para el entretenimiento y la moda, para comer, en la investigación. Verán que la autora rehúye del dramatismo y que es precisamente eso, el ángulo desde el que nos presenta a los animales, en escenas cotidianas, lo que convierte estas imágenes en poderosos símbolos de denuncia. Ferias de ganado, carreras de galgos, águilas enjauladas, el mundo del circo y de los zoos, el terror de las granjas de producción de carne, los toros, la caza del zorro, animales utilizados como cobayas. No creo que a McArthur se le haya escapado ningún ámbito de la vida animal relacionada con esos otros animales –los humanos– que los utilizan para su propio beneficio, sin pensar en su sufrimiento. Uno no sale igual después de mirar/leer este libro. Algunas de las fotografías, las que fueron tomadas en los centros de producción de carne, tuvo que hacerlas de un modo clandestino (lo que suele llamarse como investigaciones encubiertas), con la complicidad de la noche, de una penumbra que cubre de luto la vida de tantos millones de animales condenados a morir. Esa es la parte que no vemos, que no queremos ver.

José Valle (cofundador de Igualdad Animal), iluminando la oscuridad, granja de gallinas en batería, España, 2009.

José Valle (cofundador de Igualdad Animal), iluminando la oscuridad, granja de gallinas en batería, España, 2009. Foto: Jo-Anne McArthur

Pingüino Humboldt, Centro Comercial Pata, Bangkok, Tailandia, 2009. “Este pingüino solitario vive en el zoológico de Pata, que se encuentra en los dos últimos pisos de unos almacenes dentro de un caluroso y húmedo centro comercial con el mismo nombre en Bangkok”.

Pingüino Humboldt, Centro Comercial Pata, Bangkok, Tailandia, 2009.
“Este pingüino solitario vive en el zoológico de Pata, que se encuentra en los dos últimos pisos de unos almacenes dentro de un caluroso y húmedo centro comercial con el mismo nombre en Bangkok”. Foto: Jo-Anne McArthur

5.Granja de visones, Suecia, 2010. “Trabajar en investigaciones encubiertas a menudo conlleva atravesar bosques, colinas y campos llenos de cultivos o arbustos para llegar al destino. Las granjas normalmente son lugares alejados, porque la industria no quiere que veas, oigas o huelas lo que ocurre en sus instalaciones”.

Granja de visones, Suecia, 2010. “Trabajar en investigaciones encubiertas a menudo conlleva atravesar bosques, colinas y campos llenos de cultivos o arbustos para llegar al destino. Las granjas normalmente son lugares alejados, porque la industria no quiere que veas, oigas o huelas lo que ocurre en sus instalaciones”. Foto: Jo-Anne McArthur.

Pero hay otras fotografías, casi más desoladoras por su cotidianeidad y cercanía. Por ejemplo, el encuentro entre las miradas de unos niños y un oso polar en un zoo de Toronto. O la pesadumbre y la tristeza de un elefante encadenado en un circo de Luke, también en Canadá. O un toro que yace asesinado en el albero de una plaza. O la muerte que se entrevé entre los barrotes de un camión que transporta animales al matadero, uno de los que nos encontramos en las carreteras y que miramos con indiferencia. El capítulo final, más esperanzador, se titula Compasión, y ahí la fotógrafa se detiene en la otra vida posible, la de los animales que han sido rescatados cuando iban al matadero.

Puedes contactar con el autor en: escrituracreativajaviermorales@gmail.com

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Comentarios

  • EleX

    Por EleX, el 04 febrero 2018

    Los humanos somos omnívoros, no vegetarianos. Eso es la naturaleza. Otra cosa es una perversión de la naturaleza y mala para la salud.

    • John Doe

      Por John Doe, el 04 febrero 2018

      EleX, el modo de vida que se les impone a los animales tampoco es muy natural, ¿no te parece?

    • Salome

      Por Salome, el 04 febrero 2018

      Los humanos somos omnivorous y tenemos una mente con la que podemos decidir qué comer. Nuestra dentadura no es ya la de un carnivoro y nuestros intestinos son largos como los de los herbívoros. Tú decides. Yo soy vegana por amor a los animales, por amor al prójimo y por amor a mí misma. He leído mucho sobre nutrición. Nadie escapa a la vorágine industrial donde es difícil encontrar productos no alterados. Pero mi dieta y estilo de vida me hacen feliz. Come si no puedes menos carne e infórmate por tu salud.

    • Moncas

      Por Moncas, el 04 febrero 2018

      Los humanes sin otras muchas cosas a parte de omnívoros…. algunos son incluso inteligentes y capaces de tomar decisiones actuar por encima de su propio instinto….. afortunadamente…..y hay quien a pesar de todo deciden dejar de comer carne por motivos éticos y por considerar que no es preciso maltratar y asesinar a otros animales…. otros carnívoros como el león …no tiene la capacidad de discernir…. pero tampoco maltrata a otros animales y les arranca la piel para disfrazarse…..

      • asss

        Por asss, el 04 febrero 2018

        claro claro los leones se comen vivo a sus presas pero eso no es cruel

    • Iván

      Por Iván, el 04 febrero 2018

      Los humanos somos hervíboros por naturaleza, carnívoros por conveniencia.

    • marru

      Por marru, el 04 febrero 2018

      Eso es lo que te han contado.Llevo 16 años sin comer carne,tengo 59 años y no tengo ningún problema de salud, pero no deje la carne por salud, sino por empatia hacia unos seres vivos, que sienten como los humanos.

    • Brennisteinn

      Por Brennisteinn, el 04 febrero 2018

      No me digas que has escrit eso con un cacauhete…

    • Jose Luis

      Por Jose Luis, el 04 febrero 2018

      Pues claro. Y como somos omnivoros tenemos derecho a usar al resto de animales como nos plazca y si sufren pues sufren y ya esta. Y como ademas de omnivoros por naturaleza somos crueles, pues nos damos rienda suelta y que haya guerras y matanzas, y aso todo, que nuestra naturaleza no puede cambiar…

    • Carlos

      Por Carlos, el 04 febrero 2018

      Nuestro intestino no es carnívoro (muy corto) y en él la carne se pudre generando escatol, indol, cadaverina y putrescina. Más info online…!!!

    • Carlos

      Por Carlos, el 04 febrero 2018

      Nuestro intestino no es carnívoro (muy corto) y en él la carne se pudre, literalmente, generando escatol, indol, cadaverina y putrescina. Más info online…!!!

    • .edu

      Por .edu, el 04 febrero 2018

      La violencia, el asesinato o la violación también son naturales, pero las hemos descartado (al menos sobre otros humanos) por ser inmorales. La compasión es una reacción natural.

    • PABLO

      Por PABLO, el 05 febrero 2018

      Tienes razón en que somos omnívoros. Pero ser omnívoro no significa que el 90% de tu dieta contenga carne y pescado. Bajo mi punto de vista el problema no es “comer carne”; el problema es que su ingesta se nos ha ido de las manos, el consumidor demanda mucha más carne de la que necesita y la industria se ha transformado para poder atender a esa demanda tan alta produciendo carne en exceso, con los problemas que eso conlleva para los animales destinados a consumo. Como siempre el afán económico puede con todo, y la industria ahorra costes teniendo los animales hacinados, comiendo de pena y con condiciones penosas y abusivas.
      El hombre es omnívoro, si. Según datos de la OMS necesitaríamos 500gr a la semana de carne. Pregunta a ver cuántas personas se comen solo 2 filetes a la semana.

  • Soidenm

    Por Soidenm, el 04 febrero 2018

    La perversión de la naturaleza es aquel humano insensible que sólo piensa es sus propios beneficios, esa es la verdadera perversión

  • Sara

    Por Sara, el 04 febrero 2018

    El humano es omnivoro, así que puede comer muchas cosas y no necesariamente todas.
    El vegetarianismo no es algo de ahora no es ninguna moda como muchos afirman para menospreciar argumentos ajenos, lleva siglos entre nosotros. Hinduistas y budistas llevaban dietas vegetarianas por sus creencias.

    Usamos la naturaleza como argumento para justificar lo que nos apetece.

  • Mario

    Por Mario, el 04 febrero 2018

    Soy vegano, no como carne. Me encantan los animales, aunque jamás meteré en mi pico de 55 m2 un animal por pequeño que sea. Los animales deben estar en su entorno. Invito a todos los amantes de los animales, especialmente los perros, que no ensucien las ciudades de cacas y meados de perro. Es una falta de respeto a «lo público» concepto que en España no se entiende bien, y es una falta de respeto al resto de ciudadanos que tenemos que ir con cuidado de no pisar esas cacas. Me atrevería a decir que más del 95% de la población entra en el cuarto de baño con los zapatos de circular por la calle pisando meados de perros, y luego cuando uno sale de la ducha, o pisa las baldosas o una alfonbrilla o una toalla que tiranos al suelo. Tenemos que ser un pais mas «europeo» y más cívico.

  • Carlos

    Por Carlos, el 04 febrero 2018

    La acción del holocausto diario de miles de millones de animales por puro hedonismo (pues está archidemostrado que la proteína animal es innecesaria) provoca la reacción de las guerras y otras cosillas. Así es la justicia de la vida por más que nos pese a los que nos pesa, porque a muchos les parece que las dos cosas no tienen nada que ver…!!!

  • VOX

    Por VOX, el 04 febrero 2018

    Ser omnívoro significa poder alimentarse de fuentes variadas, es decir espeficicamente el ser humano no está adaptado para comer un alimento en exclusiva.
    Significa eso que los animales deben seguir siendo fuente de alimentación humana?.
    La naturaleza impone unas reglas y un escenario de juego,pero el potencial infinito de la inteligencia transciende y supera los límites conocidos.Somos lo que somos gracias a la inteligencia, y las forma mas elevada de inteligencia es la compasión.Hoy por hoy comer animales ya no es una necesidad , es simplemente algo horrible.

  • tobías temprano

    Por tobías temprano, el 04 febrero 2018

    A todos los carnívoros, cazadores, taurinos y demás portadores de sangre inutil: Vuestros hijos son las desgraciadas víctimas de las mentiras que creéis, y vuestra ignorancia es como una enfermedad que mantiene alejados a los jóvenes de la verdad que merecen. ( Frank Zappa, 1968)

    • asss

      Por asss, el 04 febrero 2018

      a todos estos ignorantes vegetarianos que dicen que no comen animales pero si comen sus derivados como :el yogur, el huevo ,el queso , la leche ,….
      el hombre es omnívoro
      los grandes simios tb comen carne
      posdt… en suiza tb es comun el queso.
      otra cosa las plantas tb son seres vivos aunque no protesten tambien sufren asi que tu me diras que quieres comer que no ha estado antes vivo

  • belisario

    Por belisario, el 04 febrero 2018

    Recuerdo la matanza del cerdo en mi pueblo hace muchos años. Una fiesta. Y la ritual efusión de sangre y vísceras no empañaba lo bien que sabían los embutidos después.En este mundo cada uno aguanta su vela, y al gorrino le tocó una más grande. Los animales son comida, al menos potencial. Y lo serían con o sin humanos sobre la Tierra. Las exquisiteces de una sociedad de pijos nos lleva a considerarlos como semejantes, pero no lo son. Los verdaderos semejantes están ahí fuera, palmando a millones de una curiosa combinación de hambre, enfermedades y falta de higiene. Ocúpense de ellos y dejen la ética posmoderna para las novelas.

    • jose luis

      Por jose luis, el 05 febrero 2018

      Pues nada, Belisario. Buscate algún pueblo tradicional, que en este país aún quedan, donde se «celebre» la matanza, invita a Asss y disfrutad de la fiesta. Luego podéis desarrollar una teoría sobre la crueldad de los grandes simios comedores de carne y otros depredadores y como al gorrino de la vela gorda lo tendrían hacinado y torturado en granjas si no hubiera humanos. Luego meditad sobre el dolor de los vegetales y su equivalencia en animales, humanos o no, y finalmente reíros un poquito de los pijos que consideramos semejantes a los animales. Por mi parte espero no ser vuestro semejante…

  • Javier_227

    Por Javier_227, el 04 febrero 2018

    Existe la ganadería ecológica en la que el animal no sufre.

  • XAni

    Por XAni, el 04 febrero 2018

    Qué tendrá que ver la caca de los perros que no recogen los dueños de los propietarios con este reportaje ????
    Ese comentario lo haces a tu ayuntamiento. Aquí se habla de un tema más serio. Cada vez afortunadamente se come menos carne y eso es mejor para todos. Mucha gente no come carne por empatía hacia los animales, es mi caso y el de muchísima gente. Además las grandes compañías cárnicas lo saben y por eso muchas de ellas ya están empezando a trabajar con productos para vegetarianos y en algunos casos para veganos (los que menos). De hecho en otros países más avanzados que el nuestro, que los hay…. (ironía) tienen otro trato hacia los animales de granja y de consumo humano. Esto lo pueden comenzar a ver en supermercados como Lidl, Carrefour, etc que ya no venden huevos de gallinas criadas en jaulas. Sólo es un pequeño ejemplo. Por fin se empiezan a ver cambios y eso es muy positivo para avanzar como sociedad. Por el bienestar de los animales y por la salud humana.En países como Alemania la cantidad de veganos que hay es bastante importante y como detalle ya tienen sus típicas salchichas veganas. En Suiza es frecuente ver en los restaurantes menús veganos junto a los menús normales. Son solo algunos ejemplos.

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