‘Trumpistas’: la pesadilla que se cumplió, ahora nos toca decidir a nosotros

Caricatura de Donald Trump de DonkeyHotey.

Caricatura de Donald Trump de DonkeyHotey.

Caricatura de Donald Trump de DonkeyHotey.

Caricatura de Donald Trump de DonkeyHotey.

‘Trumpistas, ¿quién llevó a Trump al poder?’ es un libro del periodista de ‘El País’ Fernando Peinado en el que sorprende la facilidad y agilidad con que explica la llegada al gobierno de EE UU de Donald Trump. Es una de las primeras entregas de Fuera de ruta, una pequeña editorial situada en la localidad valenciana de Benetúser. Pensábamos que el ‘disparate’ Trump nunca iba a llegar a la Casa Blanca, y ahí está. Apliquémonos el cuento para que la ultraderecha, la opción más rancia que solo abona el odio, los privilegios de los franquistas revividos y la desigualdad, no llegue este domingo a España en tromba.

Fernando Peinado analiza lo sucedido de manera muy periodística, a través de las voces de personas que apoyaron en las elecciones al hoy presidente del país más poderoso del planeta. Aprovecha de paso para relatar los cambios en la sociedad estadounidense y hacia dónde se dirige. Lo narra desde la experiencia de haber trabajado durante dos años y medio como reportero político en Univisión, el principal canal de televisión en español de EE UU.

Supongo que me acerqué a la publicación de Peinado tras el poso que me dejó la lectura, hace ya bastante tiempo, de ¿Qué pasa con Kansas? Cómo los ultraconservadores conquistaron el corazón de Estados Unidos (2008, Ed. Acuarela & Antonio Machado), del también periodista Thomas Frank. Esta lectura me hizo comprender algunas realidades político-ideológicas-electorales que se me antojaban muy complejas, pero no lo eran tanto.

Desde fuera, solíamos reírnos, caricaturizar al que quería ser, y hoy es, presidente del país, desde una cierta primacía intelectual, incredulidad, a veces desprecio y casi siempre minusvalorando a sus votantes y seguidores. Algo que parecía lejano, minimizando lo que supone para todos lo que acontece en EE UU y que ahora nos turba ante la muy probable llegada (este domingo) al Parlamento español de una organización que claramente y “sin complejos” se alinea con las posiciones más ultraconservadoras, nacionalistas, racistas, homófobas y supremacistas. Delgado clasifica a esos votantes estadounidenses entre fanáticos, olvidados, intolerantes y resignados, reflexionando sobre ello.

En épocas como la actual, cuando los gobernantes han dado cerrojazo a la historia, olvidando los conflictos de clase en busca de unos consensos que nos iban a liberar de todos los males reales e imaginables, solo queda lugar para la demagogia. Carrera sin límites donde la competición consiste en hacer la propuesta más trasnochada, que evidentemente nunca se detalla ante la imposibilidad de sacarla adelante. Descalificaciones simplonas, cuando no insultos, culpabilizando a los más débiles de unas situaciones de las que no son responsables; al contrario, en la mayoría de las ocasiones resultan los más damnificados. Alegatos irreales, altisonantes, para atraer a los que perdieron la esperanza y la ilusión que en su día depositaron en una clase política que presumía de trabajar para ellos. Resurgimiento de un patriotismo que parecía desfasado en tiempos globales, europeístas, que algunos calificaban de irreversibles, pero que realidades como el Brexit han puesto sobre la mesa de la manera más abrupta. Superioridad moral que descalifica e inhabilita a aquellos que no aceptan ni la aclamación, ni el seguidismo acrítico, ni pensar igual en todo.

Es una nueva derrota de los más débiles. En esta ocasión, compartida con aquellos que renegaban de su condición de clase, por un bienestar engañoso y artificial, que el mundo global les ha ubicado en su innegable realidad, aunque no la quieran reconocer. Por eso son imprescindibles publicaciones como Trumpistas, que nos ayudan a comprender lo que acontece, sin saber si existe un interés real de enmienda.

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Comentarios

  • OjoRojo

    Por OjoRojo, el 26 abril 2019

    Por favor, eliminad toda esa morralla parpadeante que tenéis en la página. Es ilegible ¿El responsable del diseño no ha aprendido nada sobre páginas web en los últimos veinte años?

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