Una buena de detectives contra el calor: ‘El comisario Maigret’

El actor francés Ja

El actor francés Jean Gabin interpreta al ‘Comisario Maigret’.

Qué mejor entretenimiento para ventilar el hartazgo del latoso aplatanamiento que una película. Una de intriga, un thriller policiaco, una de detectives que nos mantenga entretenidos y frescos, que nos deje en suspenso hasta el final y nos desconecte del entorno y de su atmósfera. Hoy en ‘Viernes de Cine’, ‘El comisario Maigret’ en torno al fabuloso detective creado por Georges Simenon.

La primera ola de calor de verano está aquí, no será la última, el verano es así, sobre todo desde que el clima se ha empeñado en castigarnos tal y como nosotros hemos hecho con él. En estos días de temperaturas elevadas, en las que el organismo pide tan sólo agua fresca, ventiladores y reposo, la mente se hace mucho más corpórea que el resto del año. Es por eso, al menos en mi caso, que necesite la distracción como antídoto para liberar el peso de tantos grados Celsius. Para los amantes del cine y para los seguidores de esta sección en particular, les propongo un correctivo para mentes y cuerpos agostados, que les libere de cualquier pensamiento tórpido y plomizo durante un par de horas. Y qué mejor entretenimiento para ventilar el hartazgo del latoso aplatanamiento que una película. Una de intriga, un thriller policiaco, una de detectives que nos mantenga entretenidos y frescos, que nos deje en suspenso hasta el final y nos desconecte del entorno y de su atmósfera.

Para ello les propongo adentrarse en el mundo del comisario Maigre, el personaje creado por Georges Simenon, el detective francés ideado por este belga y que se convirtió en el gran rival de Sherlock Holmes en ventas literarias y en adaptaciones cinematográficas. Un clásico de la novela negra que ha sido llevado al cine o a la televisión en más de 50 ocasiones desde que en 1930 apareciese por primera vez en una narración en la revista Détective. Jules Maigret, comisario de la policía judicial francesa, de sencilla personalidad que sin embargo es capaz de demostrar una astucia sin par y un conocimiento del alma humana muy por encima de otros famosos y cinematográficos detectives.

La película francesa de 1958 que tratamos hoy fue conocida en España con el simple título de El comisario Maigret, originalmente como Maigret tend un piège, algo así como Maigret tiende una trampa.

Rodada en un bello y absorbente blanco y negro, cuenta el caso en el que Maigret se enfrenta, un verano caluroso por el que se ha quedado sin vacaciones, a un peligroso psicópata adicto al asesinato de mujeres en el barrio de Marais en París. Adivinando que el asesino está jugando con él, el comisario tenderá una trampa para destapar al criminal y lo logrará a través de una minuciosa investigación de la que seremos testigos.

Dirigida con elegancia y presteza por Jean Delannoy, ese impecable director que a pesar de ser difamado por la nueva ola francesa, dirigió grandes éxitos de taquilla y ganó la Palma de Oro por su película Sinfonía Pastoral en 1946. Maigret es interpretado por primera vez por el gran actor francés Jean Gabin, que había vuelto al cine nacional tras su poco fructífero periplo cinematográfico en Estados Unidos, adonde se había exiliado al haberse negado a colaborar con la industria cinematográfica del régimen nazi y del que salió no muy airoso tras exigir, en su último proyecto norteamericano, que los productores eligieran a Marlene Dietrich (su amante por aquellos años) como su coprotagonista.

A Gabin le acompaña aquí una entonces prometedora actriz, una jovencísima Annie Girardot en uno de sus primeros papeles, y les rodean grandes secundarios del cine galo, entre los que se encuentra otro joven prometedor, Lino Ventura.

Un film noir, apoyado en una adaptación que hace de la atmósfera un personaje principal y cuyo diseño de producción se coloca magistralmente a las órdenes de una planificación y una cámara a la que concede todo un espacio para mostrar sin impedimentos. Claustrofóbico e impresionista, se nos muestra un París de posguerra en vías de modernización. Una ciudad y una gente impregnadas por el humanismo propio de las novelas de Simenon.

Sólida y sin excesos, hará las delicias de los exigentes y sorprenderá por su modernidad y su audacia tanto en su historia como en su elegante envoltura. Háganme caso y olvídense de los sudores por un rato para disfrutar la que seguramente es la mejor adaptación del entrañable, estoico y talentoso brazo de la ley Jules Maigret.

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