Wildlife Photographer of the Year: la crudeza y hermosura de la naturaleza en fotos

Foto ganadora absoluta del concurso. Una pareja de monos dorados de nariz chata en el bosque de las Montañas de Qinling, en China, el único hábitat de estos primates en peligro de extinción. © Marsel van Oosten - Wildlife Photographer of the Year

Foto ganadora absoluta del concurso. Una pareja de monos dorados de nariz chata en el bosque de las Montañas de Qinling, en China, el único hábitat de estos primates en peligro de extinción. © Marsel van Oosten – Wildlife Photographer of the Year.

'Jugando con la cabeza'. Fotografía: Nicholas Dyer-Wildlife Photographer of the Year, Reino Unido. Categoría: Comportamiento de Mamíferos. Un par de cachorros de perros salvajes africanos juegan un juego macabro con la cabeza de un babuino chacma: los restos de su desayuno.

Fotografía de Nicholas Dyer (Reino Unido, Wildlife Photographer of the Year). Un par de cachorros de perros salvajes juegan con la cabeza de un babuino chacma.

Llega a Madrid una de las mejores exposiciones fotográficas de naturaleza del mundo, la que resulta del concurso ‘Wildlife Photographer of the Year’, organizado por el prestigioso Museo de Historia Natural de Londres. Son 100 instantáneas que nos muestran dos caras de una misma moneda: la increíble belleza de la naturaleza y la crudeza de la vida salvaje.

Hace un par de días, los usuarios de las redes sociales convirtieron en viral el vídeo de lo que parecía la historia de superación de un osezno que trepaba y caía y volvía a trepar por una peligrosísima pendiente nevada y a punto estaba de morir despeñado en el intento. El osezno seguía a su madre y, finalmente, tras unos angustiosos minutos, lograba alcanzar la cima y a su progenitora. “Nunca hay que rendirse”, “Siempre hay que seguir intentándolo”, fueron algunos de los mensajes que, sin pararse a pensar más allá, utilizaron los que hicieron correr como la pólvora ese vídeo en la inmediatez de las redes sociales. Un vídeo que, en realidad, no era otra cosa que una película de terror en la que -como en alguna de las mejores cintas de suspense- lo que causaba horror no estaba a la vista: un dron armado con una cámara de vídeo.

Varios usuarios que se identificaron como biólogos, unos, y expertos en fotografía de naturaleza, otros, alertaron de lo engañoso, tramposo y, por qué no decirlo, repugnante de aquel vídeo. Mamá osa jamás habría elegido ese camino suicida, y mucho menos acompañada de su cría, si no se hubiera visto empujada a hacerlo por la persecución del ruidoso y amenazante objeto volador que la presionó de tal manera que ella creyó que se trataba de un peligro implacable. Eso no es hacer fotografía de naturaleza, eso se llama provocar una suerte de potencial snuff movie traicionando no solo al espectador, sino también a los animales fotografiados y a la naturaleza en sí misma.

Foto ganadora absoluta del concurso. Una pareja de monos dorados de nariz chata en el bosque de las Montañas de Qinling, en China, el único hábitat de estos primates en peligro de extinción. © Marsel van Oosten - Wildlife Photographer of the Year

Foto ganadora absoluta del concurso. Una pareja de monos dorados de nariz chata en el bosque de las Montañas de Qinling, en China, el único hábitat de estos primates en peligro de extinción. © Marsel van Oosten. Holanda. – Wildlife Photographer of the Year.

Fotografía ganadora en la sección juvenil. Una Leoparda relajada, obra de Skye Meaker, de dieciséis años de edad. Retrata a una hembra de leopardo despertándose en la Reserva de caza Mashatu, en Botsuana. Skye ha querido ser fotógrafo de naturaleza desde que recibió su primera cámara de bolsillo cuando tenía siete años. © Skye Meaker - Wildlife Photographer of the Year.

Fotografía ganadora en la sección juvenil, obra de Skye Meaker, de 16 años. Retrata a una hembra de leopardo despertándose en la Reserva de caza Mashatu, en Botsuana. © Skye Meaker – Wildlife Photographer of the Year.

La fotografía de naturaleza ha de ser un arte en el que el ser humano detrás del objetivo jamás debe provocar una reacción. El humano debe ser tan solo un testigo imperceptible y ha de ingeniárselas para encontrar el mejor punto de vista y el instante mágico que logre hacer que una fotografía adquiera otro nivel. Hacen falta altas dosis de paciencia, oficio, amor y respeto a la naturaleza para lograrlo con honestidad y maestría.

La exposición Wildlife Photographer of the Year, organizada por el prestigioso Museo de Historia Natural de Londres, trae ahora a Madrid 100 inmejorables ejemplos de este compromiso entre creadores y naturaleza. El jurado internacional de este concurso está compuesto por seis profesionales de la conservación y la fotografía de naturaleza que han seleccionado estás instantáneas de entre las más de 45.000 imágenes presentadas por fotógrafos y fotógrafas de naturaleza procedentes de 95 países.

El resultado es emocionante y conmovedor. El recorrido por la muestra nos revela la gran belleza que atesora la naturaleza en algunas de sus manifestaciones, pero también nos enseña, con toda la crudeza, algunas de sus aristas más negras e implacables. En la vida salvaje no existen conceptos como el bien y el mal, no es un universo gobernado por la ética; impera el instinto de supervivencia y la ley del más fuerte. Es de agradecer que el jurado haya decidido destacar no solo aquellas imágenes que nos sorprenden por su vistosidad y lirismo, también las que nos golpean por su dureza y sus, a veces, insoportables dosis de verdad.

Sin duda una de las más impactantes de la muestra es la que hemos elegido para abrir este reportaje y que su autor, el fotógrafo británico Nicholas Dyer, ha titulado Jugando con la cabeza. Este es su pie de foto: “Un par de cachorros de perros salvajes africanos, en un macabro juego con la cabeza de un babuino chacma: los restos de su desayuno. El perro salvaje africano, también conocido como licaón o lobo pintado, está en peligro de extinción y es más conocido por la caza de impalas y kudus. Pero en los últimos cinco años, en el Parque Nacional Mana Pools, en el norte de Zimbabue, el fotógrafo ha sido testigo de tres manadas diferentes que matan y comen babuinos de forma regular, algo muy poco común, sobre todo porque los babuinos son capaces de infligir heridas graves. La técnica de caza ha sido perfeccionada por Blacktip, la madre de estos cachorros, hembra alfa de la manada de Nyakasanga. Esa mañana, el fotógrafo había rastreado a pie a la manada durante 3 kilómetros, asistiendo a intentos de caza de impalas antes de que los perros finalmente se apoderaran de un babuino. No fue suficiente para alimentar a toda la manada, pero satisfizo a nueve cachorros. Se detuvieron cerca del cráneo del babuino y luego comenzó la diversión“.

La fotografía ganadora del holandés Marsel van Oosten es la otra cara de la moneda. Una espectacular instantánea de una pareja de monos dorados de nariz chata en el bosque de las Montañas de Qinling, en China, el único hábitat de estos primates en peligro de extinción. Según el jurado, “el retrato ganador captura la belleza y fragilidad de la vida en el planeta Tierra y nos muestra uno de los extraordinarios seres con los que compartimos nuestro planeta”.

Kuhirwa, una joven hembra de gorila de montaña, no se da por vencida con su bebé muerto. Al principio abrazaba y acicalaba al pequeño cadáver. Semanas más tarde, comenzó a comer lo que quedaba de él. © Ricardo Núñez Montero - Wildlife Photographer of the Year

Kuhirwa, una joven hembra de gorila de montaña, no se da por vencida con su bebé muerto. Al principio abrazaba y acicalaba al pequeño cadáver. Semanas más tarde, comenzó a comer lo que quedaba de él. © Ricardo Núñez Montero. España. – Wildlife Photographer of the Year.

Un piquero persigue a un pez volador. Siguiendo al ave con el objetivo de su cámara, la fotógrafa tuvo la suerte de que en ese momento saltase el pez que finalmente logró escapar. © Sue Forbes - Wildlife Photographer of the Year.

Un piquero persigue a un pez volador. Siguiendo al ave con el objetivo de su cámara, la fotógrafa tuvo la suerte de que en ese momento saltase el pez, que finalmente logró escapar.    © Sue Forbes, Reino Unido – Wildlife Photographer of the Year.

Nueve fotógrafos españoles han resultado ganadores y finalistas en diferentes categorías del concurso. El joven fotógrafo Carlos Pérez Naval ha ganado en su categoría de 11 a 14 años y Javier Aznar González de Rueda ha obtenido el premio al Portfolio de Fotógrafo de Naturaleza y ha sido finalista en la categoría de Comportamiento de Invertebrados con un trabajo sobre insectos. Cristóbal Serrano ha sido ganador en dos categorías: animales en su entorno y Mirada Creativa. Orlando Fernández Miranda ha resultado ganador en la categoría Entornos de la Tierra, Joan de la Malla en la de Fotoperiodismo de la Naturaleza y Andrés Miguel Domínguez, finalista en Comportamiento de Invertebrados. Además, Antonio Fernández, finalista en la categoría de Plantas y Hongos, y José Manuel Grandio, finalista en Naturaleza Urbana.

Otra de las instantáneas más duras le ha valido al fotógrafo español Ricardo Núñez Montero el galardón en la categoría de Comportamiento de Mamíferos. Núñez fotografió a Kuhirwa, una joven hembra de gorila de montaña que se resiste a creer que su cría ha muerto y lo abraza y acicala llevándolo a cuestas como las otras madres. Semanas más tarde, empezó a comer lo que quedaba del pequeño. Desde los elefantes que acarician los huesos de los miembros fallecidos de la familia hasta los delfines que tratan de mantener a flote a los compañeros muertos, hay evidencia de que los animales expresan visiblemente la pena. Que también podemos apreciar algo más que instinto de supervivencia y la pura ley del más fuerte. Las acciones iniciales de Kuhirwa pueden interpretarse como luto, y su comportamiento muestra el dolor de una madre que ha perdido a su hijo.

Wildlife Photographer of the Year es una exposición que no deja indiferente en la que los animales, la naturaleza y el ser humano enseñan sus caras más amables y salvajes. Una muestra que sorprende y emociona, y que, sobre todo, nos transmite que son muchas las personas comprometidas con el medioambiente y con un planeta al que no paramos de maltratar de mil formas distintas.

‘WILDLIFE PHOTOGRAPHER OF THE YEAR 2018’, EDICIÓN MADRID. Sala Mercadal del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, COAM (Hortaleza, 63). Del 9 de noviembre al 9 de diciembre. Lunes a viernes no festivos: de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00 h. Sábados, domingos y festivos: de 11.00 a 21.00. Última admisión a las 20.30 h.

Este pez de los Sagarzos no podía esconderse entre la basura. Las escasas frondas de algas Sargassum quedaban muy lejos de las balsas flotantes de algas marinas que normalmente protegen a este pez sapo y a muchas otras especies. © Greg Lecoeur, Francia. - Wildlife Photographer of the Year.

Este pez de los Sargazos no podía esconderse entre la basura. Las escasas frondas de algas Sargassum quedaban muy lejos de las balsas flotantes de algas marinas que normalmente protegen a este pez sapo y a muchas otras especies. © Greg Lecoeur. Francia – Wildlife Photographer of the Year.

El gato tranquilo Isak Pretorius, Sudáfrica Categoría: Retratos de animales Una leona bebe agua de un pozo en el Parque Nacional South Luangwa de Zambia. Ella es una de las leonas del grupo de Mfuwe Lodge: dos machos, cinco hembras y cinco cachorros. © Isak Pretorius. Sudáfrica. - Wildlife Photographer of the Year

Una leona bebe agua de un pozo en el Parque Nacional South Luangwa de Zambia. Ella es una de las leonas del grupo de Mfuwe Lodge: dos machos, cinco hembras y cinco cachorros. © Isak Pretorius. Sudáfrica. – Wildlife Photographer of the Year.

En la hojarasca del Jardín Botánico de Tailandia la vida nocturna brillaba. La estrella del espectáculo era una gran larva de luciérnaga de unos 8 centímetros de largo que emitía un brillo continuo desde los cuatro órganos lumínicos de su parte posterior. © Christian Wappl. Austria. - Wildlife Photographer of the Year.

En la hojarasca del Jardín Botánico de Tailandia la vida nocturna brillaba. La estrella del espectáculo era una gran larva de luciérnaga de unos 8 centímetros de largo que emitía un brillo continuo desde los cuatro órganos lumínicos de su parte posterior. © Christian Wappl. Austria. – Wildlife Photographer of the Year.

EL fotógrafo estaba explorando el aula abandonada en el entorno de Chernobyl cuando el zorro rojo entró trotando, quizás por curiosidad por el humano o quizás solo haciendo su ronda. © Adrian Bliss. Reino Unido - Wildlife Photographer of the Year.

El fotógrafo estaba explorando el aula abandonada en el entorno de Chernobyl cuando el zorro rojo entró trotando, quizás por curiosidad por el humano o quizás solo haciendo su ronda.       © Adrian Bliss. Reino Unido – Wildlife Photographer of the Year.

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