Years & Years: Los chicos del momento lanzan por fin su primer disco

Years & Years. De izquierda a derecha Mikey Goldsworthy, Olly Alexander y Emre Turkmen.

Years & Years. De izquierda a derecha Mikey Goldsworthy, Olly Alexander y Emre Turkmen.

De ellos se puede leer que “son la nueva esperanza blanca del pop”, “los muchachos a los que sin duda hay que seguir la pista”, y cosas como que son unos “creadores de canciones excelentes”, según aseguraba el ‘New York Times’. Hablamos con los chicos del momento, los británicos Years & Years, que lanzan hoy mismo su primer elepé.

Hasta hoy no tenían un disco de larga duración en el mercado y, sin embargo, ya han alcanzado el puesto más alto de las listas británicas. Estos tres muchachos entre los 25 y los 30 años han ido single a single –seis-, canción a canción, conquistando no sólo el oído del público, sino también el duro corazón de la crítica especializada.

En enero ganaron el premio BBC Sound 2015 y, desde entonces, todo se volvió una locura. “Una locura muy vertiginosa y divertida que ha durado medio año”, dice Olly Alexander, cantante y teclista del grupo. En el pasado festival SOS4.8 celebrado a principios de mayo en Murcia, la banda se sentó durante 20 minutos con El Asombrario antes de subirse al escenario. Una forma perfecta de dar a conocer a unos chicos que ya se han hecho medio famosos en España con su entrada en la lista de los 100 grandes éxitos y que, desde luego, son un fenómeno en su Reino Unido de origen. Concedían entrevistas previendo el lanzamiento de su primer disco el mes siguiente, aunque finalmente se publica hoy 10 de julio en una nueva estrategia de la industria para hacer los lanzamientos discográficos conjuntamente y a nivel mundial los viernes.

Comenzamos por el principio con su historia y por el final con el buen puñado de éxitos que ya nos han regalado y que, por supuesto, van incluidos en su nuevo disco. Shine, un magnífico grower, es su último lanzamiento (mediados de mayo).

¿Cómo se formó Years & Years? Contesta Mikey Goldsworthy, bajista y teclista del grupo: “Me mudé desde Australia, donde nací, a Londres en 2010. Trabajé en un restaurante y ese tipo de cosas. Tenía un perfil en Forming Bands y así fue como conocí a Emre Turkmen (teclista, sintetizadores, beats, secuenciadores… ). Es en este punto cuando el periodista pregunta por la historia de la ducha, y los tres se echan a reír como locos. Estos muchachos se pasan los 20 minutos de entrevista haciendo gala de un humor inglés que, en ocasiones, despista. “La historia es cierta, pero estamos realmente podridos ya de contarla. La cosa es que hicimos una fiesta en casa de esas en las que corre el alcohol, la cocaína y las putas… (risas)… No, realmente fueron pizzas, vino y cerveza… La cosa es que cuando terminó la fiesta Olly se metió en la ducha y yo estaba despertando con resaca y le escuché cantar Killing me softly y supe que aquella sería la voz de nuestro grupo”, cuenta Goldsworthy.

King se lanzó el 1 de enero de 2015 y ha sido, hasta el momento, su primer número uno en las listas británicas. Un bombazo rompepistas que mezcla perfectamente influencias de la electrónica de los primeros noventa con el funky.

“Al principio éramos seis personas con instrumentos… Aquello no se podía llamar banda. La vida y los acontecimientos fueron haciendo que se cayera gente del grupo. Llegamos a tener hasta una trompetista, que no solía tocar mucho, porque estaba siempre borracha”, bromea Goldsworthy. “Yo he estado toda mi vida encerrado en una habitación con mis máquinas, mis guitarras, solo como un perdedor… Se ríe. Pero un día me metí en Internet y encontré el amor”, afirma Turkmen.

I wish I knew fue su single de presentación cuando todavía no eran tres y lo lanzaron hace ahora exactamente 3 años. Al año siguiente, el sello Kitsuné se cruzó en su camino. Estos franceses son conocidos por convertir en oro (al menos hipster y moderno) todo lo que tocan. ¿Cómo llegáis a Kitsuné? Responde Goldsworthy: “Nosotros compartíamos mánager con el grupo Citizens! que ya había fichado por Kitsuné, así que de ahí viene la conexión. Nos invitaron a París a tocar y a conocerlos y fue estupendo. Son unos tipos que tienen un gusto muy especial y casi todo lo que tocan se pone de moda casi de inmediato”. A finales de 2013, bajo el paraguas de Kitsuné, Years & Years lanza su segundo single (Traps) y a principios de 2014 el tercero (Real).

Es entonces cuando aparece la multinacional. El grupo ficha por Polydor, filial de Universal Records. Llega el momento de poner etiquetas. ¿El paso a Polydor significa una voluntad de conquistar las radio fórmulas en detrimento de la escena indie en la que decís sentiros más cómodos? “Desde luego es complicado encasillarnos en un estilo. A nosotros nos gusta mucho el indie, el pop, la electrónica de los noventa, pero también el r’n’b y el soul… Tal vez hayamos creado un nuevo animal musical. El cambio de sello ha contribuido, sin duda, a que se haya acelerado todo, pero no en nuestro espíritu musical. Lanzamos nuestros cuarto y quinto singles. Uno de ellos fue número 1 en descargas de iTunes. En abril estábamos cantando en el mítico Troubadour de Los Ángeles, en enero nos dieron BBC Sound… Todo esto sin dejar de girar, componer, tocar aquí y allí”, explica Olly Alexander.

En aquel SOS4.8 ofrecieron uno de los conciertos más interesantes del festival. Pese a no contar con las coristas que suelen acompañarlos. “No podemos pagarlas, somos pobres. Ya sabes, más billetes de avión, habitaciones separadas de hotel. No, no. Imposible. Además son unas alcohólicas”, dice Goldsworthy justo antes de partirse de risa. Vuelta al humor británico.

Sorprende que pese a ser un grupo basado mucho en la electrónica, no dé nunca la impresión de que lleven medio concierto enlatado en sus cacharros. “Tratamos de llevar el menor número de música prefabricada en los ordenadores. Cuando tocamos es mucho más divertido hacerlo todo en directo, tanto para el que interpreta como para el que escucha. Además, así puede ser todo distinto cada noche. Nuestra propuesta se asemeja mucho a la de cualquier otra banda de pop. Las canciones han de ser tocadas en directo todas las noches. La única diferencia es que nosotros utilizamos instrumentos electrónicos. Nada más”, explica Alexander. “Y hacerlo así no es nada fácil”, continúa Turkmen. “Por eso tenemos contratado a un batería para el directo. En los tiempos de Kitsuné todo iba metido dentro de mi ordenador, ritmos y efectos, pero no era divertido, y además no sonaba como nos gustaba. Para lograr una conexión con el público has de hacerlo en directo y te aseguro que no es tan fácil como tocar una guitarra de acompañamiento, por ejemplo”.

Communion, así se titula el disco que hoy se puede adquirir simultáneamente en todo el mundo, es una colección de 13 canciones bailables, baladas y medios tiempos que hablan en su mayoría de “las relaciones”, según Alexander, y para el que han contado con la ayuda del productor Mark Ralph (Franz Ferdinand, Hot Chip). ¿Qué voces se va a encontrar el público en este disco? “Stevie Wonder, Ray Charles, Beyoncé, Prince…”, dice Alexander. ¿Y alguno blanco? “Leonardo DiCaprio”, sentencia con una carcajada Goldsworthy. Vuelta al humor británico.

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