José Carlos Andrés: cuentos de disparates y compromiso

El escritor José Carlos Andrés. Foto: Manuel Cuéllar.

El escritor José Carlos Andrés. Foto: Manuel Cuéllar.

El escritor José Carlos Andrés. Foto: Manuel Cuéllar.

El escritor José Carlos Andrés. Foto: Manuel Cuéllar.

José Carlos Andrés es un autor gamberro que visibiliza los temas con los que niños y niñas viven a diario: el acoso escolar, los derechos LGTBi, el feminismo, los miedos… En una sociedad donde se tiende a sobreproteger a los menores, es de agradecer que haya autores como él que hagan libros donde niños y niñas encuentren referentes. Libros donde niños y niñas puedan decir: «eso también me pasa a mí». Ha publicado 11 libros y en estos días presenta su nuevo trabajo, ‘Una avestruz con mucha luz’ (NubeOcho). Hablamos con él de sus trabajos llenos de humor absurdo y compromiso.

José Carlos Andrés es un artesano haciendo libros para el público infantil. Los hace despacio. Los deja reposar. Los piensa y repiensa. Se compromete con ellos y con sus lectores. Se imagina a la gente riendo con ellos y esto lleva a que sus historias se llenen de frescura y de buen humor. De frases absurdas donde sabe que tanto niños como adultos van a reír y van a comprender los disparates que imagina. Los disparates diarios de la vida que vivimos y con los que convivimos.

Estamos ante un autor de literatura infantil que se formó como maestro, porque quería conseguir un mundo mejor. Y que con los años se fue desarrollando como payaso y actor. Un autor que dice tener la casa llena de cajitas en las que guarda papeles y lápices para apuntar sus mejores ideas y no dejarlas escapar, ideas a las que da vueltas y vueltas, a las que marea hasta que logra cuentos redondos. Porque se toma muy en serio eso de la literatura infantil, algo que respeta y dignifica.

Hasta la fecha, ha publicado 11 libros, y otros dos están en el horno a punto de salir, con diferentes sellos editoriales: NubeOcho, La Fragatina, Jaguar, Ediciones de la Torre, Teleno y Amigos de Papel. Algunos de estos libros han sido traducidos al inglés y al coreano. En estos días llega a las librerías su nuevo trabajo, Una avestruz con mucha luz, publicado por NubeOcho, donde cuenta las historias de Mariluz y sus dos amigas por la sabana africana. Son las aventuras de tres avestruces que comen flores y harán todo lo posible por no ser devoradas por tres leones. Un libro lleno de luz, diversidad, color y, sobre todo, mucho sentido del humor, en el que abunda el ingenio y el absurdo, marcas personales del autor.

Además, José Carlos Andrés es un autor que se curra las librerías, los colegios, las bibliotecas, en su afán no solo de promocionar su obra sino de fomentar el hábito de la lectura. Apuesta por su trabajo y sabe que una parte importante de difusión la ha de hacer él mismo. Y se le ve disfrutar mucho. Para él es una fiesta llevar el libro a la mayor cantidad de lugares posibles. Le gusta ver las reacciones no solo de los niños, sino de los padres, de los tíos, de los abuelos. Ver la reacción del público le hace feliz: “Es muy divertido contar mis cuentos; los niños se ríen, las maestras te dan las gracia y los padres no se aburren. Pero el que más disfruta soy yo contando mis historias. Eso sí que es una verdadera fiesta”.

¿Cuánto tardas en preparar un libro para niños?

En escribirlo, depende del libro, porque a veces el texto es muy corto. Puedo tardar 40 minutos, puedo tardar un mes, pero en darlo por finiquitado puedo tardar tres meses, seis meses, un año, dos años.

¿Y cambia mucho la primera versión de la versión definitiva?

Sí. (Rotundo). Pero la esencia no, eso nunca cambia. Cuando escribo lo hago muy deprisa. Es como un borbotón, puede que tenga mucha más frescura, pero menos literatura. Y como yo creo que los cuentos infantiles tienen que ser literatura, hay que trabajarlos mucho.

¿Y la esencia qué es?

Son la vida del cuento. Lo que le hace respirar. Hay veces que para meter más literatura, tienes que quitarle un poco de frescura, un poco de agilidad, y hay veces que es todo lo contrario. Cuando te sale el cuento a borbotón, y lo embelleces mucho, porque tienes el momento de qué bonito es todo, lo llenas de cosas. Pero luego hay que dejar que pase un tiempo, hay que dejarlo un tiempo en un cajón a que macere. Pasado ese tiempo, lo sacas y lo vuelves a leer. Te dices a ti mismo: ¡Ay por Dios, qué cursi! Entonces es la hora de limarlo. Escribir es como cualquier otro tipo de arte, donde influyen tus estados de ánimo. Puedes estar triste, contento, más gamberro, y eso se suele reflejar en las primeras versiones. Luego hay que trabajarlo y toca ponerse más serio. Entonces a las historias les doy vueltas hasta que pienso que han quedado redondas.

¿Cómo te definimos, como payaso, como actor, como cuenta-cuentos, como autor?

¿Por qué hay que definirme? Soy todo y nada. Soy maestro, pero no ejerzo. Soy payaso, pero no tengo ninguna titulación de payaso, porque no existe. Escribo ¿y por eso ya soy escritor? No lo sé. Al final la vida es hacer cosas que te gusten y con las que disfrutas… Entonces no sé cómo definirme.

¿Cómo se llega a todo eso?

En mi vida he tenido que hacer muchas cosas que no me han gustado. Pero todas esas cosas de las que hemos hablado antes las hago porque son cosas que me gustan. Estudié Magisterio porque quería ser maestro. Estudié teatro porque me gustaba actuar. Estudié clown porque me encantaba ese mundo, pero no solo enfocado al mundo infantil, sino también para adultos. Estudié manejo y construcción de marionetas porque me apasionan. Escribir lo hago desde siempre. Yo era un niño que iba una vez por semana al cine y me creé una revista literaria de cine, sin saber que existía Fotogramas, ¡era un enano! Cuando llegaba a casa hacía mis críticas.

Portadas de dos de los libros de José Carlos Andrés.

Portadas de dos de los libros de José Carlos Andrés.

¿Pero con tanta actividad dispersa no serías ahora mismo catalogado como un ser hiperactivo?

Nervioso sí, desde luego. No llego a ser hiperactivo. De hecho, ya tengo una edad donde empiezo a cansarme. Esto último no lo pongas… (Risas).

¿Tienen que tener moraleja los cuentos?

Los cuentos tienen que ser bonitos. Y enganchar a los niños. Si es posible, crear lectores. No tienen que tener moraleja. No todos la tienen, aunque hay cuentos maravillosos que sí la tienen. Las fábulas, por ejemplo.

Pero todas tus historias vienen con un mensaje o un tema central concreto. En tus libros hablas abiertamente del acoso escolar, de los derechos sociales, de la visibilidad LGTBi, del feminismo, de los miedos.

Cada libro tiene un tema central. Un cuento es literatura. No creo en esos cuentos que ahora mismo se están popularizando para los niños, libros que son casi de autoayuda. Autoayuda casi más para los padres que para los niños. El acoso es algo que se mastica en nuestra sociedad. Es algo que tienes dentro y tienes que hablar de ello. Son temas que están en nuestra sociedad. Hay padres hombre y hombre, y madres mujer y mujer. Con niños adoptados o in vitro. Están aquí. Son realidades que tenemos y de las que tenemos que hablar. Los niños y las niñas también las viven.

Eres un autor entonces al que le gusta visibilizar esos temas con los que los niños y las niñas viven a diario…

Cuando empecé Mi papá es un payaso lo escribí por el tema de la palabra payaso como insulto. Y luego esa idea derivó en una historia compuesta por dos padres y un niño. De repente sale ese tema y es porque lo tienes dentro y lo sacas porque tienes la necesidad de hablar de ello. Y sale sin más. Es que esta sociedad también es la sociedad de los niños. No todo va a ser hablar de Caperucita Roja y de lobos. Cuentos que tenían un mensaje que transmitir sobre la época en que fueron escritos y que se quería difundir. Historias de tradición oral y que luego recogieron los Grimm. Cuentos que se crearon con un mensaje que transmitir. De hecho son tan buenos, tan buenos que han llegado hasta nuestros días. ¿Cuántos cuentos con mensaje se habrán quedado por el camino, porque no eran tan buenos? Aquellos cuentos eran parábolas que intentaban transmitir algo que estaba pasando en la sociedad de aquellas épocas.

Otro ingrediente que abunda en tus libros es el humor absurdo.

Creo que los niños tienen humor absurdo. De hecho, yo de pequeño tenía un humor muy absurdo. Y aunque los niños pequeños no van a pillar la ironía, porque es algo de más mayores, el humor absurdo sí. Y lo disfrutan mucho.

Además, eres de los autores que cuando cuenta un cuento no solo haces reír a los niños sino también a los adultos.

Me parece imprescindible. Esto me viene de mi época de teatro y de clown. Cuando empecé a trabajar no solo lo hacía para público infantil. Tenía el convencimiento de que el niño no va solo al teatro. Al niño le lleva un adulto. Si el adulto se aburre, posiblemente busque otra actividad, porque al final muchos adultos son egoístas. ¿Otra vez al teatro con el niño? ¡Qué pereza, qué aburrimiento! Si consigo que los niños y los adultos se lo pasen bien juntos, consigo una unión del libro, el adulto y el niño, es un triángulo perfecto. Y así conseguimos incitar a la lectura. Así consigo también que los adultos rían y disfruten con mis libros.

¿Qué opinas de esos adultos que disfrutan con la literatura infantil?

Que son gente maravillosa. Gente que se da cuenta de que hay libros que, aunque los lectores principales sean los niños, los disfrutan infinitamente. Gente que están descubriendo que los libros para niños tienen una esencia y un mensaje maravillosos.

Cuando escribes un libro, ¿en quién piensas?

Siempre tengo enfrente a los niños cuando escribo. Cuando me sale un cuento así a lo bestia, siempre pienso en el público infantil. Además, mientras escribo, soy capaz de percibir la reacción que van a tener los niños cuando lo vayan a leer o me vean interpretarlo. Empatizo y conecto muy bien con ellos.

Con tus libros me pasa algo curioso, los leo y los dejo descansar, y al volver a leerlos descubro una nueva tontería que me vuelve a hacer reír y que antes no había descubierto.

Mis libros tienen tinta mágica. Le pido a los editores que con el tiempo vayan apareciendo gags nuevos. (Risas).

¿Cómo es la relación con los ilustradores de tus historias?

Fantástica, porque embellecen el texto. Lo hacen más perfecto. A veces me he imaginado al personaje distinto de como lo han ilustrado, pero enseguida me enamoro de ellos.

Ahora tiene que mojarte. Dos personajes tuyos que para ti sean muy importantes.

Cacurcias, sin duda. Primero, porque de siempre ha sido uno de mis textos favoritos y porque la ilustración me enamora. Y el segundo lo tengo muy difícil, puede ser Carlota, puede ser Desalmao, la bruja Pocha, Ratoncito Peréz, Mamaravilla, Simenon… La familia al completo se llevan fenomenal, así que me cuesta mucho elegir. En casa los tengo a todos juntos y de vez en cuando me encargo de moverlos.

¿Qué da de comer a un autor de libros infantiles?

Otro trabajo.

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Comentarios

  • jose antonio pereiro

    Por jose antonio pereiro, el 25 abril 2017

    Maravilloso. Ver crecer a un autor siempre es maravilloso. Trabaja duro, siempre le puso un plus a todo lo que hace, con una sonrisa perpetua y mucho entusiasmo, y esto indudablemente tiene que llevarle al éxito.

  • Pilar

    Por Pilar, el 02 mayo 2017

    Fantástica entrevista. Genial Jose Carlos. Es un placer verte actuar, escucharte y conocerte. Me siento muy identificada en muchas de las cosas que dices, ¿será tu alma de maestro?

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