Juan López de Uralde: «Ecología y Cultura son las bases para reinventar España»

Juan López de Uralde

VENTANA VERDE

Entrevista con Juan López de Uralde, coportavoz federal de Equo

RAFA RUIZ / Fotografía: MANUEL CUÉLLAR

Tras diez años como director de Greenpeace-España, Juan López de Uralde (San Sebastián, 1963) fue uno de los fundadores, en septiembre de 2010, del proyecto de ecología política Equo, que un año después se convirtió en partido (www.partidoequo.es), y cuyo lema -«un proyecto com_partido»- ya sienta las bases de que conciben la política de una manera más abierta y participativa; miran de otra forma al futuro y la democracia, a España y Europa. Ahora López de Uralde es coportavoz federal de Equo junto a Reyes Montiel, ya que aplican de manera estricta la paridad y en todos los cargos cuentan con un hombre y una mujer. En su ilusionante viaje le acompañan ecologistas de amplia trayectoria como Alejandro Sánchez, que fue director ejecutivo de SEO-Birdlife, y de políticos de prestigio en el ala progresista como Inés Sabanés, que perteneció a IU. Hoy le entrevistamos para esta Ventana Verde, haciendo hincapié en sus propuestas culturales: «Medio ambiente, cultura y educación son las primeras víctimas para gobiernos productivistas como el actual en España, pero nosotros promovemos que sean la clave para reinventarnos y salir de esta crisis».

Muchos tenemos la impresión de caos y de bloqueo en lo público. ¿Por dónde empezaría Equo?

Por dos puntos. Por un lado, por la energía. Para nosotros no hay salida de la crisis económica si no se cambia el modelo energético, que determina también el modelo de sociedad. Ahora vivimos en una sociedad de combustibles fósiles, a partir del carbón y el petróleo; nosotros promovemos una sociedad renovable, donde los individuos recuperan la soberanía energética, una sociedad donde seríamos más libres. Por otro lado, hay una necesidad evidente de cambio estructural en España, de cambio de legalidad, de reforma constitucional; de algo a lo que nosotros llamamos ‘reiniciar la democracia’.

Con problemas tan acuciantes para la mayoría como el paro y la corrupción, ¿puede llegar a calar ahora ese mensaje vuestro de cambiar el modelo energético?

En España hemos padecido una insistencia interesada por colgarnos la etiqueta de que los ecologistas solo nos tenemos que ocupar de los pájaros, las ballenas y las flores, y por eso mismo puede haber una percepción de que ahora no toca hablar de lo que nosotros planteamos, y el tema es que sí toca; sí toca decir, ahora más que nunca, que el modelo en que vivíamos es insostenible, pero que hay otro modelo posible. Nosotros lo proponemos, cosa que no hacen los que están en el poder. Tenemos que romper con esa idea de que ahora no toca hablar de estos temas, porque precisamente ahí radica la salida.

En principio, podríamos pensar que esta crisis ayudaría a difundir esos mensajes contra el desarrollo insostenible, pero… Pero ¿estamos aprendiendo algo realmente sustancial de esta crisis?

Incluso para la gente más cercana a nosotros a veces les llega el mensaje de que no toca hablar de esto ahora. ¿Pero es que no estamos aprendiendo nada? Otra vez nos proponen el ladrillo como solución, y la excusa del empleo para defender proyectos como EuroVegas. Y hay un sector importante de la opinión pública que se lo cree. Y nosotros decimos: ¿pero es que no veis adónde nos ha llevado ese modelo?

Incluso en los grandes medios de comunicación de formato convencional parece que asistimos a un retraimiento en la defensa del medio ambiente y del desarrollo sostenible.

Y es una percepción equivocada, porque yo lo que veo es que, por ejemplo, en Brasil se presenta Marina Silva a la presidencia con la bandera verde y saca el 20% del voto. La preocupación por la crisis ecológica sí está presente. Es real.

¿Y en nuestra castigada Europa? ¿Hay datos optimistas que nos hagan concluir que vuestra opción no es una utopía?

La visión más optimista es que tenemos la posibilidad real de que Los Verdes sean decisivos para echar a Merkel del poder en Alemania en las próximas elecciones en septiembre. En general, los Verdes tienen buena presencia en todo el centro y norte de Europa. Y son decisivos en algunos Gobiernos, como el de Dinamarca, donde se han comprometido como política de Gobierno a ser totalmente renovables. Habernos integrado en el Partido Verde Europeo nos va a venir muy bien para explicar a la gente que estas cosas de las que hablamos forman parte en Europa de la gestión de ayuntamientos y Estados federales.

¿Por qué aquí no ha cuajado hasta ahora un partido verde como opción con un mínimo de recorrido?

En primer lugar ha habido un factor político: el interés de otros partidos en evitar que tuviera su propio desarrollo, integrándolos, absorbiéndolos, infiltrándolos. A lo que se unía la percepción, impulsada por los medios, de que los ecologistas solo se ocupan de pájaros y flores, pero que no están capacitados para hacer política, una percepción falsa como lo demuestran los partidos verdes europeos. Y luego también ha habido razones internas, de división, atomización en muchos pequeños partidos.

Tampoco os favorece la ley electoral para salir adelante. Danos algún dato para los defensores del voto útil, para los votantes que apuestan por los grandes partidos para evitar que sus papeletas, al no llegar al porcentaje mínimo para la representación parlamentaria, se conviertan en papel mojado.

Equo cuenta ya con 20.000 simpatizantes y con 2.000 afiliados de pago. La experiencia de Equo es interesante porque hemos conseguido capacidad de sostenernos, sin haber pedido créditos ni tener subvenciones, al no haber conseguido aún representación parlamentaria. Queremos que Equo sea la prueba de que se puede hacer política desde la ciudadanía, con pocos recursos. Otro dato positivo es que estamos subiendo en las encuestas; en la última de Metroscopia sobre la intención de voto en Madrid nos daban prácticamente un 4%, porcentaje que se acerca mucho a la barrera electoral del 5% que fija la ley para obtener representación parlamentaria. Nosotros esperamos y confiamos en llegar a ese 5%.

Juan López de Uralde

En un año tenéis una nueva prueba de fuego: las elecciones europeas, ¿cómo vais a enfocarlas?

Ahí, nosotros somos el único partido que ofrece una respuesta clara a favor de Europa; por otra Europa, esta no nos gusta, pero por Europa, porque consideramos que el problema no es Europa, sino cómo se está gestionando Europa. Ser parte del Partido Verde Europeo hace que vayamos a tener una propuesta más unitaria, en comparación con otros partidos, con visiones mucho más nacionalistas. Además, ya se ha decidido que la cabeza de lista salga de unas elecciones primarias europeas. Queremos subrayar el mensaje de que Europa sí, pero de otra manera. Y somos conscientes de que puede ser un mensaje de riesgo, porque ahora mismo están triunfando mensajes antieuropeos y mensajes muy populistas, pero, en fin, ya estamos acostumbrados a asumir riesgos.

Vuestros candidatos a las listas electorales siempre salen de primarias, ¿no?

Es una norma básica nuestra, ya rodada, que expresa nuestra firme intención de construir la democracia de otra manera. Tratamos de recuperar la democracia para los ciudadanos, que puedan participar y presentarse, participar en la elaboración de los programas, de apostar por la transparencia, mostrar los ingresos que tenemos y en qué los gastamos, que eso no sea algo excepcional sino una rutina.

Según diversas encuestas, entre los nuevos líderes políticos, Juan López de Uralde figura entre los mejor valorados pero entre los menos conocidos…

Este es el gran problema al que se enfrenta Equo. Llegamos a las elecciones con muy bajo nivel de conocimiento. Tenemos un acceso muy limitado a los medios, y eso se convierte en una espiral viciosa, muy viciosa, porque, si no te conocen, la gente, a la hora de votar, no sabe lo que eres, lo que defiendes, y no consigues escaños,  entonces vuelves a no tener acceso a los debates ni a publicidad institucional ni subvenciones… Intentamos combatirlo con una presencia muy activa en las redes sociales, pero llegan hasta un cierto punto. En la propia carrera electoral ya se plantean normas injustas; porque nosotros conseguimos casi 100.0000 avales para presentarnos a las elecciones, pero eso no te garantiza nada. En Francia, sin embargo, si tienes unos avales, consigues ya una presencia mediática, una presencia en los debates. Aquí no te da derecho a nada. El bipartidismo comienza desde las mismas encuestas, desde el momento en que el CIS no te incluye en sus sondeos.

‘El Asombrario’ es ante todo una revista cultural. ¿Qué propone Equo en educación y cultura?

Al ser nuestra propuesta troncal hacia un modelo de economía verde y de desarrollo de nuevos sectores, el I+D+i es crucial en nuestro planteamiento. La educación es fundamental. No puede haber un cambio de modelo si no hay inversión en educación e investigación. Para nosotros, la educación es clave. Solemos decir que el medio ambiente y la cultura son los elementos que un gobierno torpe primero recorta en sus presupuestos, cuando en realidad son claves y vitales para el bienestar de un país, para su desarrollo. Hace poco leí que Islandia había hecho su apuesta por la cultura para el desarrollo económico. Esa información pone de manifiesto lo mismo que nosotros decimos, que estos dos factores, que son las primeras víctimas para Gobiernos productivistas como el que tenemos en España, se pueden convertir en los elementos troncales del desarrollo de un país, que hay que pensar en alternativas diferentes. Para reinventar España, no podemos seguir pensando que el ladrillo es la solución. El medio ambiente y la cultura nos pueden servir para reinventarnos y salir adelante.

En ese sentido, ¿qué grandes fallos destacarías del Gobierno de Rajoy?

Bueno, lo difícil es buscar algún acierto… Este Gobierno ha apostado claramente por el poder económico; todas las medidas que han tomado benefician al poder económico; lo más visible fue el rescate a la banca. Se ayuda a los poderosos sin rubor, y a los ciudadanos nos recortan en servicios fundamentales como la sanidad, la educación y los derechos laborales. Ese criterio del Gobierno lo aplican a todos los sectores. En medio ambiente, estamos asistiendo a una contrarreforma; eliminando todas aquellas leyes que pueden poner algún obstáculo para que las grandes empresas realicen su negocio, desde el desmantelamiento de la Ley de Costas hasta la reducción de los requisitos para realizar las evaluaciones de impacto ambiental, la apuesta por los hidrocarburos -incluyendo ahora el fracking- y la energía nuclear, más el rescate de las autopistas; nos vamos a gastar 3.500 millones de euros para que las empresas constructoras no salgan perjudicadas, para recuperar su deuda, hacerla pública y luego volver a reprivatizarla. Y ahora estamos asistiendo a otra consecuencia del despilfarro en grandes infraestructuras: el desmantelamiento del ferrocarril. Como consecuencia de inversiones en AVES innecesarios y difíciles de justificar, ahora empiezan a cerrar líneas de tren, lo que va a aumentar aun más la desvertebración de España. Todo es un claro apoyo a los intereses de las grandes constructoras, no a los intereses de la gente.

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