María Muñoz, tejiendo nidos de ausencia y telas de araña

Una de las obras de María Muñoz en la galería Mad is Mad de Madrid.

Una de las obras de María Muñoz en la galería Mad is Mad de Madrid.

Una de las obras de María Muñoz en la galería Mad is Mad de Madrid.

Creció como artista trabajando en el taller de Juan Muñoz, su hermano, y Cristina Iglesias, dos de nuestros más grandes escultores. Este otoño, María Muñoz ha presentado sus trabajos en dos exposiciones en Madrid que la confirman como una de las creadoras españolas más interesantes en el Arte con textil. Con referencias a Louise Bourgeois y a la ‘Julieta’ de la película de Almodóvar, sus casas, caminos, nidos de ausencia y telas de araña componen una obra que habla de fragilidades, desgarros internos, frustraciones, de la cantidad de vueltas que damos los seres humanos y de echar en falta a los seres queridos.

Este otoño hemos asistido a tus dos primeras exposiciones en Madrid. Háblanos de ellas.

Sí. La primera en La Casa de Vacas del Retiro, en la exposición colectiva Punto Quebrado (Las huellas del Éxodo), en la que diferentes artistas abordamos el tema del Exilio y lo interpretamos a nuestra manera. El resultado ha sido una muestra muy interesante en la que se invitaba al observador a la reflexión sobre el drama del abandono forzoso del hogar que, en mi caso, he querido también interpretar desde el exilio interior, algo más profundamente espiritual, la ausencia de motivos, de raíces, la pérdida de valores a la que en un momento dado todos los seres humanos nos enfrentamos. La otra exposición es una muestra individual de mis últimos trabajos en la galería Mad is Mad, en Chueca. La he titulado De aquí para allá y ha estado fuertemente inspirada por la canción Cada loco con su tema, del disco Presagios de mi amiga Papu Moreno, que oía constantemente y despertó en mí esa sensación que venía ya apareciendo en mis últimas piezas, en las que diversos personajes deambulan por redes, telas de araña y diversos entornos. No sé exactamente por qué aparecieron los personajes, a veces dibujados y otras como figuras de cerámica que voy consiguiendo y con las que siento, cuando me encuentro con ellas en rastros y mercadillos, que tengo que expresar algo. Es como si me dijeran que se quieren venir a vivir conmigo en mis piezas…, y entonces me las llevo y las utilizo. También he incluido en la exposición otras líneas de trabajo que vengo empleando últimamente, como los nidos de ausencia, las casas que acogen, las telas de araña, espirales y otras piezas más abstractas, cuyo conjunto compone en realidad mi locura interior en un intento de mostrarla al público para ver si encuentra conexión con la suya propia. Cada loco con su tema.

¿Dónde has estado metida hasta ahora, sin exponer en Madrid? Creo que Latinoamérica y la Comunidad Valenciana han sido tus principales territorios de expresión…

Yo vivo en el campo, en mi pequeño paraíso, y aunque la idea original era alejarme de la vida urbana, una no deja de pertenecer a un mundo globalizado y con acceso a casi todo desde Internet. Además, no he dejado de viajar y presentar mis obras fuera de España. Estos años he estado en Latinoamérica (México, Costa Rica y Argentina), en China el año pasado y este año en Eslovenia e Italia. En Madrid, de donde procedo, no había tenido la oportunidad de mostrar mis trabajos hasta ahora, cuando han surgido esas dos exposiciones casi simultáneamente.

Trabajaste mucho tiempo, unos diez años, con Juan Muñoz y Cristina Iglesias, dos de nuestros más grandes escultores. Cuéntanos esa experiencia y qué aprendiste de esa época.

Yo había estudiado Arte en Londres, allí conocí a la artista y diseñadora Julie Silk. Era un personaje muy especial y una fuente de inspiración para mí; estampaba sus propias telas y fabricaba los botones con madera, cerámica y otros objetos reciclados. Ella me introdujo en el mundo textil y, en los años 80, cuando regresé a España, había estallado el boom de la moda española, estaba todo por hacer, así que estudié patronaje industrial, monté un taller en Madrid y empecé a trabajar con diseñadores, algunos de ellos no tan conocidos por entonces, como Jesús del Pozo, entre otros.

Mi hermano Juan me llamó para colaborar con él en la parte textil para la creación de sus esculturas; me daba recortes de revistas y fotos que recogía en sus investigaciones y viajes, y yo tenía que sacar los patrones intentando reproducirlas en tela; así empezó haciendo las figuras-bola que se sujetan como un tentempié y más tarde los chinos; recuerdo lo difícil que fue sacar el patrón de las manos y coserlas; luego Juan terminaba las esculturas con resinas, arena y otras técnicas en un taller que tenía en Villalba. Mi hermano era muy exigente conmigo y con todo el equipo que trabajaba en el taller; tenía muy claro lo que quería y no paraba hasta que lo conseguía. Era un verdadero apasionado de todo cuanto emprendía. Tras su fallecimiento en 2001, trabajé para Cristina, su mujer, durante un tiempo, hasta que decidí centrarme en mi propio camino creativo. Fue una época maravillosa. La verdad es que tuve el privilegio y la fortuna de colaborar con ellos, tan diferentes como artistas, pero con una energía creativa personal tan intensa, tan personal y de tan alto nivel que dejaron en mí la huella de la búsqueda de la expresión artística auténtica, ajena a las modas y atenta siempre sólo a la expresión de la voz interior. Y por ello les estaré eternamente agradecida.

Nido de María Muñoz en la galería madrileña Mad is Mad.

Nido de María Muñoz en la galería madrileña Mad is Mad.

¿Cómo fue ese paso o salto a expresar tu propia creatividad, lo que tú llevabas dentro?

Yo nunca dejé de hacer mis propias obras, ni siquiera cuando trabajaba con Juan; otra cosa es que las tirara, porque he tirado muchas obras en mi vida. En algunos casos, romperlas o tirarlas formaba parte de la obra en sí, era mi manera de expresar el desgarro interior. Para mí el arte es una necesidad y una cuestión de autoestima también, sobre todo cuando has estado en entornos como el de Juan y Cristina, pero poco a poco fui creyendo más en mi trabajo, y empecé a enseñarlo. Pienso que todo arte es bueno si es honesto. Tiene que contener dos ingredientes indispensables: honestidad y poesía.

Como nos comentabas, eres de Madrid, pero ahora vives bastante retirada del mundanal ruido…

Sí, me fui de Madrid hace cinco años. Encontré un paraíso cerca del mar. Necesito esa paz que me da el vivir entre la naturaleza para llevar a cabo mi proyecto vital, lo cual ha influido lógicamente en mi creación artística. Soy una persona bastante inquieta y nerviosa. En el colegio, las monjas se desesperaban conmigo porque no paraba quieta en el pupitre. Yo no soporto bien los espacios cerrados, ni las ciudades. Necesito aire, mar, horizontes, almendros, pero soy consciente de que el arte vive principalmente en las ciudades y Madrid es una referencia en ese sentido. Lo que me ocurre ahora es que disfruto mucho cuando visito Madrid. Me gusta estar informada de lo que ocurre a nivel cultural y devoro las exposiciones. Creo que se podría decir que he encontrado una forma de equilibrio personal. Me gusta vivir donde vivo tanto como salir de mi paraíso para visitar esos otros paraísos que se esconden en los museos, salas de exposiciones y galerías.

Esa obsesión que podemos percibir por la casa, el hogar, las redes y telarañas que muestras en la exposición de Mad is Mad, ¿de dónde sale?

Hace unos años, mi hija mayor se fue muy lejos y estuve tres años sin verla. Sufrí muchísimo su ausencia porque nos llevábamos muy bien y de repente todo cambió; entonces, para no volverme loca -me siento muy identificada con el personaje de Julieta, de la última película de Almodóvar- empecé a construir nidos de ausencia, que se convirtieron en casas que acogían sentimientos y en telas de araña que intentaban atrapar lo imposible. Fue una evolución inconsciente y natural. En realidad, mi creatividad viaja sola y yo le sigo por donde me va llevando. Salvando las distancias, Mozart decía que él no componía su música sino que alguien dentro de él se la iba dictando; pues algo así me pasa a mí.

Falta de referentes, de identidad. Gente que va y viene sin encontrarse. Insomnios. Las ganas de volar, pero también las telarañas que nos lo impiden. La casa como nido protector pero también como trampa en la que podemos quedar enredados. Todo eso veo yo en tus obras… ¿Estoy en lo cierto?

Sí, en el fondo es un poco un reflejo de la frustración de la vida misma, de la cantidad de vueltas que damos los seres humanos. Te sientas en el metro y ves a cada uno en su mundo, con sus preocupaciones, sus alegrías, odios y amores, sus dramas internos, sus esperanzas, la falta de sus seres queridos y tantas y tantas cosas más… En definitiva; cada loco con su tema. Es una reflexión sobre el paso del tiempo, la gente que entra y sale de nuestras vidas, buscando un camino, una salida, obsesionados con nuestros problemas sin importarnos demasiado lo que ocurre a nuestro alrededor.

¿Por qué crees que están tan de actualidad los trabajos con textil?, ¿es una manera de reivindicar con mayúsculas un Arte que hasta ahora quedaba asociado a labores de la mujer sin darle una categoría más alta?

El Arte con textiles se ha venido utilizando como medio de expresión artística moderna desde hace bastante tiempo, principalmente por mujeres, como es el caso de las artistas Eva Hesse o Louise Bourgeois, a quienes admiro, aunque cada vez hay más hombres que trabajan con el textil, como Derick Melander. Pero no deja de ser una creación artística más, independientemente de quién la realice, y como tal tiene que ser actual y formar parte de la realidad cultural de ese momento histórico. Lo importante es el concepto, el contenido y la expresión artística de la obra, y no tanto el material que se emplea para realizarla. De hecho, hay piezas consideradas como arte textil que son simplemente una representación de algo textil. Lo importante, insisto, es lo que una obra de arte es capaz de transmitir.

En ese territorio, tu trabajo es cada vez más valorado. Recientemente has recibido un premio importante en este ámbito…

Bueno, llevo mucho tiempo realizando obras que se pueden considerar dentro del arte textil. Es un mundo pequeñito comparado con el del arte en general. Somos pocos y nos conocemos muchos. Es algo casi familiar. El mes pasado me han dado un premio en la Bienal de Miniarte textil de Como (Italia) que tiene mucho prestigio, y la obra viajará a París y al museo di Palazzo de Venecia coincidiendo con la Bienal del año que viene. Estoy muy contenta por ello, sobre todo teniendo en cuenta que algunas de las artistas que participaron en Como presentaron obras que me parecieron realmente brillantes. El premio se lo podrían haber dado a alguna de ellas con toda justicia. Para mí fue una agradable sorpresa. Al fin y al cabo, ver que tu trabajo conecta y es apreciado es un objetivo que supongo que late inconsciente en todo creador artístico.

La artista María Muñoz en su taller.

La artista María Muñoz en su taller.

 

Y piensas seguir investigando y creando con estos materiales, ¿o te planteas otras técnicas?

A lo largo de mi vida artística me he dado cuenta de que el eje es el textil, pero mi curiosidad e inquietud, que tanto molestaba a las monjas de mi colegio, me ha llevado siempre a investigar en otros campos, como la cerámica, el grabado, la serigrafía, incluso diseñé unas joyas con brillantes para la firma De Beers. En realidad, la técnica me da igual, lo que me mueve no es avanzar en el conocimiento de ésta o aquella técnica en concreto; mis impulsos son de búsqueda de la expresión artística. Mi material es la poesía que se esconde en los materiales y los mezclo, los retuerzo, los coso y los pinto hasta que logran decir lo que quiero que digan… Aunque a veces siento que son ellos los que me usan a mí para decir lo que ellos quieren.

¿Qué te traes ahora entre manos, María?

Ahora estoy haciendo una pieza para la Trienal Textil de Angers en Francia que se llama Still Alive. El tema de la exposición es As free as Art (Tan libre como el arte) y participan piezas de un tamaño increíblemente pequeño, máximo 12 centímetros. Todo un reto en un momento en que el arte en gran formato es la estrella. Estoy componiendo una pieza con unas pequeñas tijeras oxidadas que encontré en un mercado. También estoy pensando en cómo realizar una obra completamente diferente, de gran formato, con redes y telas de araña en la que puedas entrar y recorrer la pieza desde dentro, para un encargo que irá a Francia e Italia. También estoy en proceso de preparación de una instalación de gran formato para la Bienal de Arte Textil de Uruguay, WTA 2017.

La exposición ‘De aquí para allá’ de María Muñoz, puede verse en la galería Mad is Mad (Pelayo, 48, Madrid) hasta el miércoles 2 de noviembre. Más información: http://mariamunoz.es

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Comentarios

  • silver

    Por silver, el 29 octubre 2016

    Más que «de ausencia», lo veo nidos ausentes, «nonidos». Qué osadía la de María Muñoz, querer remedar el arte de los pájaros!
    En cuanto al de las arañas… ¿Habrá visto alguna vez una tela de araña?

    • Gold

      Por Gold, el 30 octubre 2016

      Jajaja se confirma la regla de oror, un artículo, una opinión que busca la acción criticona en vez de desarrollar una crítica sobre la obra o sobre la entrevista. Ayyyy la envidia. Por cierto, usted los ha visto todos?

  • Mercedes

    Por Mercedes, el 30 octubre 2016

    Porsupuesto que ni el nido de pajaros ,ni la tela de araña es inimitable, pero crees que es esa su intencio?, no tienes ni idea, y tampoco miras mas alla

  • Titanium

    Por Titanium, el 06 noviembre 2016

    Silver, Una expresión artística, en cualquiera de sus formatos, o te emociona o no te emociona. Si no te conmueve es lícito, pero hay que ser respetuoso siempre. Se puede ser crítico sin ser ofensivo.

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