Los ‘superpoderes’ de los zumos, los huesos de aceitunas y la caca

Aceitunas en el olivo. Foto: Pixabay.

Aceitunas en el olivo. Foto: Pixabay.

Aceitunas en el olivo. Foto: Pixabay.

Aceitunas en el olivo. Foto: Pixabay.

Ya os hablamos de los langostinos, las almendras y los posos del café. En esta segunda entrega sobre ‘los superpoderes’ de los residuos orgánicos volvemos a comprobar que la economía circular da mucho de sí y aporta muchas sorpresas; hasta las heces de muchos animales, incluidas las de las personas, contienen mucha energía a recuperar. Y qué decir de los residuos de zumos de naranjas que sirven para fabricar envases para zumos de naranja. Recordamos así que, aparte del vidrio, las latas, el papel que ya estamos habituados a reciclar, en el cubo de la basura empiezan muchas ‘segundas vidas’.  

  1. Residuos de zumos para fabricar envases de zumos

Nuestra voraz dieta de uso y desuso de plásticos debe acabar. Así lo expresa, entre otros, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y así lo intentan diversos proyectos que buscan sustituir el petróleo por materias orgánicas, especialmente residuos, para producir bioplásticos. Es el caso de PHBottle, liderado por el centro tecnológico Ainia, que consigue rizar el rizo con el zumo de naranja. En concreto se aprovechan los azúcares y otros residuos ricos en carbono, nitrógeno y oxígeno existentes en las aguas residuales de las industrias de zumos para fabricar plásticos destinados a envasar nuevos zumos.

Este mismo centro tecnológico, junto a otros como el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas), trabaja en la obtención de biopolímeros a partir del suero lácteo. Realmente, el almidón, la celulosa y la seda son polímeros naturales, de ahí que el abanico de subproductos de origen orgánico a utilizar se abra bastante. Mondaduras de patatas y plátanos e incluso cáscaras de otros muchos frutos se emplean para investigar y producir bioplásticos, pero también con cortezas y residuos de pan de molde y bizcochos (proyecto Bread4Pla) y plumas procedentes de granjas avícolas (Karma).

  1. Aceite de cocina usado y economía social

Si hay un residuo en el que la economía social y solidaria tiene bastante peso es el de la recogida y tratamiento de aceites de cocina usados destinados a la producción de biodiésel. Otro Tiempo, Otro Planeta es una iniciativa que en torno a esta actividad emplea a mujeres con dificultades para encontrar un trabajo o que son víctimas de violencia de género. Una labor similar realizan Mulleres Colleiteiras. Ambos proyectos han recibido el reconocimiento de los Premios R de Ecoembes de sus dos últimas ediciones.

Pero hay más: Cáritas, Fundación Asproseat, la Federación de Organizaciones en favor de Personas con Discapacidad Intelectual de Castilla y León, Aspodemi y Aspadir son algunas de las ONG asociadas a proyectos de integración laboral de personas con discapacidad o en riesgo de exclusión y la recuperación de estos aceites. Hay que tener en cuenta que junto a las grasas animales son la principal materia prima de origen español con la que se fabrica biodiésel en nuestro país. Sin olvidar que también se elaboran jabones con el mismo residuo.

  1. Cemento de huesos de aceituna

Al igual que los posos de café, este subproducto derivado de un cultivo tan mediterráneo como es el olivo se está convirtiendo en otro gran proveedor de recursos. Dos ejemplos recientes: investigadores de la Universitat Politècnica de València y la Universidade Estadual Paulista (UNESP) de Brasil han desarrollado un nuevo tipo de cemento a partir de ceniza de hueso de oliva y escoria procedente de altos hornos; y otro equipo de la Universidad de Granada constató que “los huesos de aceituna pueden compatibilizar un doble uso y servir durante nueve ciclos para limpiar residuos de metales industriales vertidos en el agua y después como biocombustible sin afectar al medio ambiente”.

Aunque en la actualidad en España su uso más común es como biocombustible sólido para calderas, también se usan triturados como sustratos alternativos de cultivos hortícolas y, una vez carbonizados, para evitar malos olores en sistemas de refrigeración y otros ambientes, conservar alimentos y rellenar almohadas.

  1. Restos de podas: nada de quemarlas en el campo

Para seguir con el olivar, desgraciadamente aún se producen quemas controladas (a veces incontroladas) de las podas anuales de los olivos, al igual que sucede con las vides y con otros muchos residuos leñosos y herbáceos procedentes de cultivos. Desgraciadamente, porque se quema sin más un recurso y porque en ocasiones producen incendios. Sin embargo, su utilización como enmienda orgánica del propio olivar incrementa la fertilidad del suelo y beneficia a las plantas y el medio ambiente, al retener nutrientes y carbono.

En el inventario de tecnologías disponibles en España para la lucha contra la desertificación, recopilado por el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, se explica que “para reducir las pérdidas de suelo producidas por los impactos de las gotas de lluvia y frenar la escorrentía se puede cubrir el terreno con restos orgánicos como paja, hojas y restos de poda”. Por otro lado, en Europa, y con socios españoles, hay varios proyectos en marcha o ya acabados pero con continuidad comercial (ViñasxCalor, uP_runing y EnerbioScrub) que impulsan el aprovechamiento energético de numerosos restos vegetales.

  1. La energía de la caca de gallinas, de vacas o humana

Todo es aprovechable, incluidas las heces de cualquier animal, también las procedentes del de dos piernas. Las plantas de biogás instaladas en estaciones depuradoras de aguas residuales funcionan de hecho a partir de la digestión anaerobia (sin oxígeno), entre otros sustratos, de aguas fecales que salen de nuestros váteres. En estas y otras plantas más industriales se procesan también la gallinaza de las gallinas, el purín de los cerdos y otros excrementos animales, como el del ganado vacuno, susceptible de ser usado como biogás o fertilizante natural.

Hay algunas plantas de biogás que funcionan como biorrefinerías, al producir energía muy variada (electricidad, calor y combustible para vehículos o para inyectarlo a la red de gas) y fertilizantes de origen orgánico a partir del digerido resultante tras la producción del biogás. En comunidades locales de África, Asia y América esta fuente de energía es vital como forma de autoconsumo a partir de los residuos de sus granjas y hogares, pero siempre que se realice en condiciones seguras de higiene y salubridad.

PUEDES LEER AQUÍ LA PRIMERA PARTE DE ESTE REPORTAJE.

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Comentarios

  • c

    Por c, el 03 enero 2018

    realmente hay mucho tajo en la ecologia
    pero la casPPa queire echar a la gente del campo
    para controlarlo y qe comamos merda

  • Nitzia stevenson

    Por Nitzia stevenson, el 03 enero 2018

    El planeta nos da el tesoro de la vida y la trasformacion de cada molecula de la existencia en cada ser nosotros como seres humanos inteligentes debemos de tomar conciencia que la permanencia de nuestra existencia depende del cuidado y amor a este nuestro hogar y las generaciones futuras que bueno que hay personas con esas preocupacines que mas que desangrar un pais con la ambicion y poderes de ganancias de unos pocos piense en las generaciones futuras abriento puertas a una nuevo despertar de concientizacion de los futuros jovenes de que este el planeta es nuestro hogar y hay que utilizar y valorarlo al maximo gracias por su proyeccion y conocimiento wuuuuu me encanta…….

  • Morery Herrera Villanueva

    Por Morery Herrera Villanueva, el 03 enero 2018

    Buenas tardes.
    Me encantan mucho ésta clase de artículos.
    Me gustaría saber el sitio a donde se pueda llevar el aceite usado.
    También ponerme en contacto con personas que de verdad estén ya cuidando rl medio ambiente.
    Gracias.

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