Llega el Día de la Tierra: estamos viviendo unos años cruciales para salvarnos

El planeta Tierra en una imagen de la NASA.

El planeta Tierra en una imagen de la NASA.

El planeta Tierra en una imagen de la NASA.

Puede que los que mueven el mundo sean los idealistas, o los inconformistas, o ambos, pero probablemente cuando se convocó el primer Día de la Tierra el 22 de abril de 1970, nadie esperaba que 22 millones de personas, idealistas e inconformistas, salieran a las calles en EE UU. Tras esa primera convocatoria, ese día volvió a celebrarse un año tras otro hasta convertirse en tradición. Finalmente, en 2005, la ONU lo incorporó en su agenda de Días Internacionales y desde ese foro se nos recuerda que estas conmemoraciones en forma de Días Internacionales existen porque hay un problema sin resolver o algo sobre lo que llamar la atención, son días para la sensibilización o para llamar a la exigencia. Aprovecha que mañana es el Día de la Tierra para poner tu granito de arena para que los ‘idealistas’ cambien la realidad. Lo necesitamos urgentemente.

Esa exigencia respecto al cuidado de la Tierra y la sostenibilidad ha venido reclamándose en diferentes cumbres climáticas, pero siempre han parecido temas ajenos a la sociedad en general, pues sólo las personas sensibilizadas con los temas medioambientales parecían buscar información sobre los resultados de dichas reuniones. Las diversas cumbres climáticas, así como la preocupación por el medioambiente, han ocupado siempre pocos minutos de los noticieros televisivos. Desde la primera Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano (que no del medioambiente) en Estocolmo en 1972 hasta la última de Katowice (COOP24) en diciembre de 2018, hemos oído hablar del Programa 21, de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y de muchas teorías y planes, pero en la práctica con pocos resultados.

Las medidas tomadas en dichas cumbres han resultado insuficientes e ineficientes, al igual que la información de ellas devenida, pues nunca parecía que los medios informativos generales acercasen estos temas a la población general, mientras en su lucha informativa, el periodismo sobre medioambiente ha tenido que ir subsistiendo en nuestro país.

Sin embargo, algo parece haber cambiado en los últimos meses; parece que el cuidado de la Tierra aparece en prensa más de lo habitual. Gran parte de ese mérito se lo debemos a movimientos de activismo a gran escala en favor del cuidado de nuestro planeta, como Rebelión Extinción surgido en Inglaterra y que ya ha llegado a España; Earth Strike, otro gran grupo que organiza acciones por el clima, y el movimiento Fridays for Future, nacido en Suecia de la mano de Greta Thunberg; y que en España ha impulsado Juventud por el clima.

Sí, parece que el medioambiente, la ecología y la sostenibilidad empiezan a ser comunes e incluso a preocupar, y así debería ser, pues el estado de salud del planeta es bastante crítico, y aunque la Tierra en sí seguirá existiendo, será su grado de habitabilidad el que variará.

Tal importancia tiene este 22 de abril que la ONU nombra el día en su página web como el Día Internacional de la Madre Tierra. Madre, porque todos venimos de ella, aunque la sociedad actual se haya permitido verla desde la superioridad y la instrumentalidad. Así, Naciones Unidas nos recuerda que el objetivo de este día es alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas, las sociales y las ambientales de las generaciones presentes y futuras, y para promover la armonía con la naturaleza y la Tierra.

Este equilibrio del que habla la ONU es necesario desde esas tres perspectivas: natural, económica y social. No cuidar la Tierra acarrea consecuencias ambientales evidentes, pero por si esto no fuese argumento suficiente, tendremos que tomar en consideración las consecuencias económicas y sociales. Estas últimas vendrán dadas por el calentamiento global, que supone la variación de los patrones climáticos, con anomalías, como los cambios en la Corriente del Golfo o periodos sin lluvias más amplios. Estos fenómenos provocarán sequías cada vez más duras, hasta considerar el agua potable como un bien preciado, al igual que las tierras fértiles o la disposición de tierra firme. Llegado ese punto, quien no tenga agua se moverá adonde la haya, pero habrá que pagarla al precio que rija el mercado, y ya sabemos: a mayor escasez, mayor precio. Las diferencias entre ricos y pobres aumentarán; he aquí por qué la ecología llega a las dimensiones económica y social. Parece lejano, pero ya estamos asistiendo a movimientos migratorios devenidos por consecuencias climáticas y a la creación de nuevas palabras como “refugiados climáticos”, aunque legalmente éstos son reconocidos en pocos países; curiosamente uno de ellos, Suecia, es el país que ha visto nacer Fridays for Future. Otro importante impacto es la pérdida masiva de biodiversidad, una pérdida que altera los ecosistemas, los cuales son básicos para el sostén de las sociedades humanas; de ahí la importancia de que todos los ciudadanos y dirigentes se impliquen en el cuidado de la Tierra.

Mirando hacia los dirigentes, podemos ver cómo uno de los países más contaminantes del mundo, EE UU, está dirigido por un necio negacionista del cambio climático, pero los tiempos, tanto los buenos como los malos, se suceden, y antes que él hubo otros que bajo los estándares del idealismo fueron logrando avances por el planeta.

En la actualidad han ido surgiendo campañas exitosas que vienen a verificar un cambio de mentalidad y actitud en la población general; por un lado, ha comenzado la guerra al plástico: la campaña Planeta o plástico de Greenpeace hace especial hincapié en este tipo de contaminación; Desnuda la fruta anima a toda la población como consumidores a exigir fruta sin envoltorios plásticos; Zero Waste (residuo cero) llama a no generar residuos, entendiendo éstos como todo aquello que acaba en el vertedero; Trashtag Challenge (juego de palabras en el que el final, bag, es cambiado por tag, bolsa por etiqueta) es el reto viral en redes que invita a limpiar un espacio natural lleno de basura y subir a las redes el antes y el después. Todas estas campañas muestran un cambio de actitud en favor de la Tierra, una actitud que debe quedarse en nosotros, pues no vale un acto puntual en un día concreto.

Tan importante como el papel de ciudadanos y políticos, a los que se les viene pidiendo medidas efectivas contra el cambio climático, es el papel de las grandes empresas. Un ejemplo: Apple anunció en abril del pasado año que el 100% de sus instalaciones alrededor del mundo ya funcionan con energía limpia y en su sección de educación anuncian las Lecciones para el Día de la Tierra , elaboradas en colaboración con la fundación E.O. Wilson.

Por otro lado, muchas otras empresas aprovechan el momento para apuntarse al greenwashing, dando un lavado de cara a su empresa intentando parecer más ecológica, y buscando así su punto de marketing, tratando de aprovechar la creciente preocupación por la Tierra que constata una encuesta de 2015 realizada por Nielsen que mostró que el 66% de los consumidores globales están dispuestos a pagar más por productos que ayuden al medioambiente (si hablamos de milennials el porcentaje aumenta hasta el 77%).

El Día de la Tierra viene así a recordarnos que el cuidado del planeta es asunto de todos y que en nosotros está el combatir su deterioro, un deterioro producido en buena parte por el cambio climático. Como recuerda el Ministerio para la Transición Ecológica, este fenómeno no es un problema sólo ambiental “sino de profundas consecuencias económicas y sociales; su impacto potencial es enorme, con predicciones de falta de agua potable, grandes cambios en las condiciones para la producción de alimentos y un aumento en los índices de mortalidad debido a inundaciones, tormentas, sequías y olas de calor”. Cada una de nuestras acciones nos hace responsables; por eso, este día puede ser el momento de comenzar tu compromiso con el planeta tratando de incorporar en tu vida sencillos hábitos.

Gestos sencillos diarios que deberías incorporar a tu vida desde el Día de la Tierra en adelante:

  • Desecha definitivamente los objetos de plástico de un solo uso (desde las bolsas del supermercado y los cubiertos hasta las galletas o bollería que vienen envasadas en pequeños paquetes, embutido loncheado separado por láminas de plástico, etc…).
  • Vigila el consumo: desde objetos y prendas de ropa a la comida, tratando de no despilfarrar y de reducir el nivel de residuos.
  • Sustituye tus bombillas por otras de bajo consumo.
  • No vistas fast fashion; da mayor durabilidad a tus prendas y busca ropa sostenible.
  • Reduce el uso del vehículo particular y apuesta por el transporte público; trata de compartir coche con otros o pásate a la bicicleta. O camina más.
  • Consume de forma local, alimentos de temporada y de la zona, evitando así que se incremente el transporte de esos alimentos en avión, lo que implica un gran nivel de CO2.
  • Favorece el contacto de tus hijos con la Tierra y la tierra, plantando en macetas, observando aves o coleccionando hojas de árboles.
  • Prepara las meriendas de tus hijos en envases retornables, recupera la fiambrera y usa cantimplora para reducir el número de botellas de plástico.

  COMPROMETIDA CON EL MEDIO AMBIENTE, HACE SOSTENIBLE ‘EL ASOMBRARIO’.

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