Día Mundial contra la sequía: Cuatro extraordinarias películas de agua

Un fotograma del documental ‘La sed del mundo’.

Un fotograma del documental ‘La sed del mundo’.

Desde ‘El Asombrario Recicla’ hoy, Día Mundial contra la Sequía y la Desertificación, os queremos recomendar cuatro extraordinarias películas que nos conciencian sobre la base de toda la vida en la Tierra y de la salud de sus habitantes: el agua. Comienza la sesión: Proyectamos un clásico, ‘El enemigo del pueblo’; la famosa película protagonizada por Julia Roberts, ‘Erin Brockovich’; el documental ‘La sed del mundo’, y ‘Un día perfecto’, obra del español Fernando León de Aranoa.

Mucho antes de que la ciencia, la química o la astrofísica desgranaran el origen, la composición o la situación del universo y de este pequeño y maltratado planeta llamado Tierra, en la Grecia clásica, el considerado primer filósofo de la Historia, Tales de Mileto, planteó la naturaleza última del mundo entonces conocido a través del arjé (fuente, principio), el elemento que compone todas las cosas, que determina el ser propio de cada ente. El agua es para este filósofo de la Naturaleza el principio de todas las cosas. El elemento primero, la base de todo. Todo es agua.

La existencia, la vida que concebimos, necesita del líquido y transparente elemento para ser y sobrevivir. Es un concepto claro y, sin embargo, también es una de las necesidades más maltratadas.

El cine no se ha olvidado del líquido de la vida. Y el agua se ha convertido en protagonista de aventuras, encuentros amorosos, de libertad, de paz y reconciliaciones con la naturaleza, del goce visual en toda su belleza; también de títulos que han puesto de manifiesto su atropello, su empleo como un arma más para conseguir dinero, poder o incluso ganar guerras. De todo esto queremos hablar hoy en El Asombrario Recicla con una selección de títulos más que interesantes.

En 1978, el director George Schaefer y la estrella cinematográfica Steve McQueen llevaron a la gran pantalla El enemigo del pueblo, basada en una de las obras capitales de Henrik Ibsen, An Enemy of the People, un drama político en el que el agua es la base de sus acontecimientos. El enemigo del pueblo cuenta la lucha de un médico ingenuo y honesto, el Dr. Thomas Stockmann, para salvar a la gente de la pequeña ciudad en la que vive de una muerte lenta, de un envenenamiento causado por un sistema de aguas contaminadas que también está envenenando los lucrativos manantiales turísticos de la ciudad. Emprende una honesta lucha contra las personas que manejan el dinero y el poder en la ciudad, mientras intentan silenciar su voz. Una lucha frente a ciudadanos influyentes, entre ellos el propio hermano de Thomas, que es además el alcalde, más preocupados por el dinero que supondría depurar el agua y la pérdida de clientes en el balneario, que por la salud de sus convecinos.

Stockmann, que no está dispuesto a callar ante las autoridades sanitarias, será víctima de un complot para poner en entredicho su reputación profesional. La ciencia y la honestidad contra la ambición. George Schaefer dirigió la película basándose en una adaptación de Henry Miller. Pero corría el año 1978 y quizá el mundo no estaba preparado para oír hablar, ni siquiera por boca de Ibsen, sobre cuestiones ecológicas. El mismo Steve McQueen luchó duro por difundir el mensaje de El enemigo del pueblo, recorriendo las universidades y dando charlas públicas sobre la película a los estudiantes. Felizmente, muchos años después, la cinta obtuvo el prestigio que se merece.

La sed del mundo (La soif du monde, 2012) es un interesantísimo e implacable documental en el que el famoso fotógrafo y documentalista francés Yann Arthus-Bertrand pone de manifiesto y da voz a algunos de los 800 millones de personas que beben agua contaminada, viajando a puntos como Sudán, la India o la misma España para presenciar la vida cotidiana de quienes viven la tragedia, pero también de aquellos que no se conforman y se enfrentan a los elementos. Estéticamente sorprendente, la belleza de sus imágenes no impiden al gran documentalista tratar uno de los grandes problemas del siglo XXI: el rápido desarrollo de los países con grandes poblaciones y el deterioro del medioambiente, el cambio climático que amenaza el suministro de agua y los recursos alimentarios del mundo. La película nos presenta a hombres y mujeres que proponen soluciones, y las emociones de las familias que se benefician de estos proyectos para reconciliarse con la naturaleza. El mensaje es claro: la necesidad de una distribución justa del agua y de agua limpia, pues de las decisiones que tomamos hoy depende el destino de los 9.000/10.000 millones de personas que habitarán la Tierra en poco tiempo. El mensaje es urgente, pero positivo: Aún podemos luchar y detener el desastre. Hay gente que trabaja para obtener soluciones.

Erin Brockovich, la premiada película del director Steven Soderbergh del año 2000, protagonizada por Julia Roberts (que obtuvo el Oscar con este papel), Albert Finney y Aaron Eckhart, y basada en hechos reales, cuenta la historia y la fuerza de voluntad y de lucha de Erin Brockovich, una ex reina de belleza de pueblo, que logró ganar una enorme demanda por agua contaminada a la poderosa Pacific Gas & Electric Co. y cuya indemnización de 333 millones de dólares fue la más grande en la historia de Estados Unidos en este ámbito. Deliciosa y conmovedora, Soderbergh nos muestra el descubrimiento de una mujer cuyo valor, constancia y sentido de la justicia triunfan por encima de las grandes corporaciones; la historia de una madre soltera que tras conseguir un puesto de trabajo en un pequeño despacho de abogados investiga el extraño caso de unos clientes que padecen una sospechosa enfermedad. Sin amilanarse y sin descanso, Erin consigue su propósito, destapando un envenenamiento del suministro de agua en el desierto de Mojave en California que está matando a vecinos con pocos recursos.

En Un día perfecto (2015), el director español Fernando León de Aranoa narra hasta dónde puede llegar el horror de la guerra para utilizar el agua como arma. En una zona desolada en la guerra de los Balcanes, los cascos de Naciones Unidas tratan de controlar la situación. Con ellos se encuentra un grupo de cooperantes: Mambrú (Benicio del Toro), Katya (Olga Kurylenko), Damir (Fedja Stukan) y B (Tim Robbins), que tratan desesperadamente de sacar un cadáver de un pozo en uno de los pueblos en conflicto. Alguien lo ha tirado dentro para corromper el agua y dejar sin abastecimiento a las poblaciones cercanas, hasta no hace mucho vecinos y ahora enemigos de lengua y religión. La tarea, en principio sin mucha complicación, se convierte en una misión titánica, imposible, pues el odio entre vecinos supera la racionalidad y la humanidad. Los cooperantes intentarán por todos los medios llevar a cabo su misión; para ello, recorren el delirante paisaje bélico tratando de resolver la situación, pero el odio de los pobladores no va a ponérselo fácil en esa guerra fratricida.

Si el agua es vida, si la corrompes para que los otros no puedan beber, estás acabando con una comunidad que depende de ese pozo, estás haciéndole un gran daño, quizás el mayor de todos. Estremece comprobar la falta de humanidad y cualquier atisbo de solidaridad. ¿Quién puede negarla el agua a otro ser humano?

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