Ideas para reconectar fácilmente nuestras ciudades con la naturaleza

El impresionante anillo verde de Gasteiz. Foto: Mariordo.

El impresionante anillo verde de Gasteiz. Foto: Mariordo.

El impresionante anillo verde de Gasteiz. Foto: Mariordo.

El impresionante anillo verde de Gasteiz. Foto: Mariordo.

Huertos urbanos, renaturalización de ríos y otras zonas húmedas, cubiertas y fachadas con vegetación, ampliación y mejora de parques y jardines, patios escolares y de viviendas más naturales, anillos y corredores verdes… Experiencias que intentan paliar y frenar el impacto de la avalancha urbana; se calcula que en 2050 las ciudades de todo el mundo aumentarán en 2.400 millones de personas su población, que ya supera los 3.400 millones. Pongámonos manos a la obra entre todos y todas para construir ciudades más naturales y civilizadas, más verdes, serenas, equilibradas y recicladoras, para no sucumbir bajo el imperio del hormigón y el coche, y así recuperar nuestra salud y la del entorno. Desde ‘El Asombrario Recicla’ repasamos ideas y experiencias positivas en ciudades como Vitoria, Madrid, Barcelona, Burgos, Santander y Alicante.

Naturalizar las ciudades es, en sí, un acto que aporta salud a las personas y al medioambiente. Además, en un escenario de cambio climático, con elevadas temperaturas e incluso subidas del nivel del mar, urbes como las del arco mediterráneo casi se ven obligadas a esa naturalización. “Para combatir el calor y en general por motivos de salud física y psicológica, es fundamental ampliar las áreas y espacios verdes en las ciudades, tales como corredores, techos y muros verdes, islas de vegetación o huertos comunitarios”.

La cita anterior está sacada del informe final del grupo de trabajo Soluciones basadas en la naturaleza del Congreso Nacional de Medio Ambiente (Conama) que presentó en su última edición celebrada en Madrid el pasado noviembre. Durante el mismo se presentaron numerosos ejemplos de dichas soluciones. Margarita Paré, jefa del Programa de Biodiversidad del Ayuntamiento de Barcelona, tiene claro que el primer objetivo del Plan de impulso de la infraestructura verde de su ciudad es “estar al servicio de la salud de la ciudadanía”.

La biodiversidad es un magnífico indicador de la sostenibilidad urbana y de la calidad de la vida en ella”, sostuvo el geógrafo Martí Boada en la edición del Conama Local celebrada en Valencia en 2017. Las soluciones basadas en la naturaleza las define la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como “un nuevo concepto que abarca a todas las acciones que se apoyan en los ecosistemas y los servicios que estos proveen, para responder a diversos desafíos de la sociedad, como el cambio climático, la seguridad alimentaria o el riesgo de desastres”. En un escenario de profunda transformación y ocupación del espacio, estas soluciones resultan imprescindibles en las ciudades.

La recuperación del humedal del parque de La Marjal, en la ciudad de Alicante, se concibió como la creación de una infraestructura verde destinada a aumentar la resiliencia al cambio climático y dar una solución a un problema en un ámbito urbano inundable, al retener el agua de lluvia. A su vez, y gracias a la vegetación autóctona que se ha consolidado y la cercanía con otros parques, permite la presencia de una rica variedad de aves acuáticas, que van desde gaviotas patiamarillas y ánades azulones a garcillas cangrejeras y martinetes.

Conectar parques u otras infraestructuras verdes resulta vital para que las acciones no se queden en actuaciones aisladas. Laura Ronquillo, arquitecta y coordinadora del grupo de trabajo Soluciones basadas en la naturaleza del Conama, considera que estas “deberían formar parte de una estrategia urbana que incorpore la naturaleza en la ciudad”. En este aspecto, Vitoria/Gasteiz sigue dando lecciones con su Anillo Verde, que el año pasado cumplió 25 años de puesta en marcha. Conformado en torno al núcleo urbano, ha supuesto la rehabilitación ambiental y social de zonas degradadas, la ampliación de espacios naturales y la conexión de estos puntos a través de un corredor natural de 47 kilómetros. Como explica Luis Andrés Orive, director del Centro de Estudios Ambientales del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz , “muchas de las intervenciones adoptadas en el Anillo Verde han sido soluciones basadas en la naturaleza, que han evitado la adopción de soluciones más duras y económicamente más costosas”.

El río Manzanares, al natural

Poco costosa está resultando también otra iniciativa en la ciudad de Madrid: la renaturalización del río Manzanares en su tramo más urbano. La primera de las actuaciones consistió simplemente en levantar las compuertas de las presas que mantenían el agua retenida y estancada. En cuanto el río empezó a fluir, se comenzaron a crear islas de vegetación espontáneas (espadañas, juncos, sauces, álamos…) que atrajeron una diversidad de fauna como hacía mucho que no existía en el cauce. Ahora los madrileños miran más al río para disfrutar con el ir y venir de barbos, martines pescadores, ranas, garzas, agachadizas y chorlitejos.

Mucho antes que Madrid con el Manzanares, Burgos inició otro proyecto modélico de renaturalización con el río Arlanzón, y ahora Salamanca pretende hacer lo mismo con el Tormes. Se trata de presentar a los cauces fluviales como vertebradores del territorio urbano, donde ejercen una función perfecta de corredores verdes a través de los cuales se guía la fauna para sus desplazamientos, tanto de paso como de expansión.

Más de 30.000 huertos urbanos

Las redes de huertos urbanos también pueden ejercer esa labor de vertebración, recuperando solares abandonados para darles vida con un alto contenido social y ambiental. Según Ecologistas en Acción, hasta 2006 existían unos 4.000 huertos distribuidos en 14 ciudades de España; una década después, hay 30.000 en 400 ciudades. Andalucía, con 7.536, encabeza la clasificación, seguida de la Comunidad Valenciana, con 4.224; Euskadi (2.802), Cataluña (2.441) y Castilla y León (2.352).

Madrid, con 1.818 huertos urbanos, ocupa el sexto puesto en general y el primero entre las comunidades autónomas de una sola provincia. Pablo Llovera, miembro de la Red de Huertos Urbanos de Madrid , explica que dicha red “trata de mantener los objetivos ecológicos, sociales y políticos de la agroecología y la soberanía alimentaria, para que la filosofía del proyecto no se descafeíne demasiado y no derive en meros huertos de ocio, amistad y barbacoa mensual”.

Más intervenciones. Basta echar un vistazo al manual Soluciones Naturales para la adaptación al cambio climático en el ámbito local de la Comunidad Autónoma del País Vasco. Un solo edificio puede contar con cubierta verde, fachada verde, huerto en altura, azoteas frescas y recogida de aguas pluviales; y agrupado con otros patios verdes de manzanas y reverdecimiento de espacios interbloques. Algunos de estas iniciativas se observan ya en la denominada Área Romántica de Donostia/San Sebastián.

Por otro lado, ya hay en marcha planes y programas como el del Ayuntamiento de Barcelona o el de Madrid + Natural que integran la naturalización de las ciudades en la planificación urbanística; se hace imprescindible la participación e intervención ciudadanas. Según el informe del Conama, “no son habituales las ocasiones en las que la implantación de las soluciones basadas en la naturaleza lleva aparejada la participación pública”.

Más hierba y orquídeas en Santander

Nacho Fernández, técnico de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) en Cantabria, y uno de los impulsores de numerosos procesos de naturalización que se han llevado a cabo en Santander, comprueba in situ, con la ciudadanía, los beneficios de reducir las frecuencias de siega en los parques: “Hay una floración de más especies, lo que nos ha permitido descubrir la existencia de siete nuevas especies de orquídeas en la ciudad”.

Hablar con Fernández es recibir una catarata de iniciativas que Santander ya ha puesto en práctica: creación de 15 charcas para anfibios (“una junto a una asociación de madres y padres de un colegio en el parque de El Renacuajo, donde ya han visto a un tritón palmeado”), instalación de 400 cajas nidos para pequeñas aves, pero también para mochuelos, cernícalos y murciélagos; recuperación de pequeños bosquetes de encinar costero; plantación de rodales arbustivos con frutos y de praderas de floración estratificada (“ahorras mucho porque no hay que sembrar cada año”)… Los parques de La Remonta y de Las Llamas aparecen constantemente como ejemplos de la integración de la biodiversidad en la ciudad, además con una amplia participación de la ciudad. “Se trata de reconectar a la gente con la naturaleza”, termina el técnico de SEO/BirdLife, que ha puesto un empeño especial en mejorar la naturaleza en las ciudades.

El jardín vertical del CaixaForum de Madrid. Foto: Mertxe Iturrioz.

El jardín vertical del CaixaForum de Madrid. Foto: Mertxe Iturrioz.

Las ciudades más naturalmente recicladoras

Por Rafa Ruiz

En esa reconexión de nuestras ciudades con la naturaleza, también hemos de considerar los esfuerzos por facilitar, por ejemplo, los desplazamientos a pie o en bici, para evitar la contaminación o el exceso de ruido, o para reducir los residuos urbanos y reciclarlos a partir de una separación en casa por tipos de materiales. Para que no se vean rodeadas y acosadas nuestras poblaciones por vertederos o incineradoras gigantescos. Para que los ciudadanos vean facilitado su derecho a reciclar. Para insistir cada día más en el urban mining, un nuevo concepto que hace referencia al hecho de extraer las materias primas, especialmente minerales y metales, de los residuos en vez de por extracción minera, lo cual siempre supone nuevas heridas en el planeta.

En este sentido, hemos de reconocer también como urbes más verdes, más naturales o re-naturales, que tratan de esquilmar menos la naturaleza, a ciudades como San Sebastián, Pamplona, Barcelona, Bilbao, Palma de Mallorca, Vitoria, Palencia, Santander, Girona y Burgos, que son, según los balances que maneja Ecovidrio, las 10 capitales de provincia que más envases de vidrio reciclan. San Sebastián ocupa un primerísimo lugar con 38,4 kilos por habitante y año; la segunda, Pamplona, recicla 29 kilos, y la tercera, Barcelona, 22,7.

Y con este encuadre, pongamos también el foco en la mejor ratio de contenedores de recogida selectiva de envases de vidrio por número de habitantes. Suena raro, pero las ciudades españolas más contenerizadas son Huesca, Pamplona, Tarragona, Teruel y Soria, con un contenedor por cada menos de 200 habitantes.

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