‘Plástico detox’: nuestra verdadera cura de rejuvenecimiento

Botellas de plástico. Foto: Pixabay.

Botellas de plástico. Foto: Pixabay.

Botellas de plástico. Foto: Pixabay.

Botellas de plástico. Foto: Pixabay.

El nuevo libro del divulgador ambiental José Luis Gallego, ‘Plástico detox’, es un manual práctico para ser un perfecto ‘plasticariano’ y no acabar plastificado. Para no criminalizar todo el plástico, sino introducir un urgente cambio hacia hábitos de consumo responsable de este material. Para poner fin a disparates como la típica bolsa desechable, con una vida útil inferior a la media hora y que puede tardar hasta un siglo en descomponerse. Y, ¡atención!, en el mundo se reparten un millón de estas bolsas por minuto. La sociedad ya se está movilizando para no acabar plastificados. Sigamos aplicándonos en ello.

Dentro de 100 años, ni tú ni yo estaremos aquí. Pero tu basura plástica seguirá en el mundo tan nueva como el primer día, contaminando ese parque nacional donde te bebiste un refresco o esa playa en la que apuraste un mojito tan veloz como el amor se escapó aquella noche por la arena. Nuestros recuerdos de usar y tirar se han convertido en desechos casi permanentes que, de tenerlos identificados, amontonados, nos avergonzarían el resto de nuestra existencia. Pero la basura es anónima, a pesar de que sus responsables no son cuatro guarros que no reciclan. El pecado es global, es del sistema, es de todos: es nuestro. Salvo que te hagas plasticariano: activista empeñado en eliminar de tu vida el uso del plástico.

Plasticariano es un nuevo palabro surgido en el mundo anglosajón con la intención de poner fin a un problema relativamente nuevo. Lo promueve un colectivo emergente de activistas que luchan contra viento y marea para reducir el consumo personal de tan pernicioso material. Para poner fin a disparates tan disparatados como la típica bolsa desechable, con una vida útil inferior a la media hora y que puede tardar hasta un siglo en descomponerse. Toma nota: en el mundo se reparten un millón de estas bolsas por minuto. O para sustituir las botellas de plástico de las que cada día consumimos (y tiramos) mil millones.

“No podemos seguir de brazos cruzados. Porque si para cuidar el medioambiente los pequeños gestos son poderosos, en este caso resultan fundamentales”. Así concluye la introducción del nuevo libro del divulgador ambiental José Luis Gallego, Plástico detox (Planeta, 2019). El título no puede ser más sugerente. Olvida los zumos de espinaca, espirulina, chía y jengibre. El auténtico tratamiento detox, desintoxicador, no lo necesita nuestro organismo (que también). Lo exige, y con urgencia, nuestro planeta.

Debemos acabar cuanto antes con toda esa mierda plástica que cubre océanos, ríos, playas, montañas, parques, calles, pero también peces, aves, mamíferos y a nosotros mismos, pobres víctimas de un consumo desaforado que nos ha inoculado el mal de los microplásticos en la sangre, las heces y hasta en el alma.

¿Cómo hemos podido llegar a este desastre planetario sin darnos cuenta de la que se nos venía encima?, le pregunto al escritor y naturalista. Su respuesta es tan contundente como el problema: “El error más grave fue utilizar un material con una vida tan larga como residuo, que no se biodegrada ni a la de mil, para hacer productos de usar y tirar”.

¡Acabemos entonces con el plástico! Pues tampoco. Como bien señala Gallego, este material sintético está detrás de los grandes avances de la humanidad, desde la mejora del transporte hasta la conservación de alimentos, los tejidos o la construcción, pero especialmente en la medicina, donde el usar y tirar nos permite utilizar sofisticado material quirúrgico perfectamente esterilizado que salva nuestras vidas.

El plástico no es malo. Lo verdaderamente malo es su uso incorrecto, derrochón, ridículo e irresponsable. Ahí es precisamente donde este libro hace hincapié, en llamar la atención sobre el problema, proponiendo ideas prácticas y sencillas que nos ayuden a reducir su consumo, a desintoxicar el planeta y, con ello, a reducir la cantidad de microplásticos que nos tragamos involuntariamente cada día para destrozo de nuestro organismo.

“Hay que desplastificar el planeta”, nos propone, nos urge, nos conmina José Luis Gallego. “El plástico se nos ha ido de las manos: si no reducimos y razonamos su fabricación y uso puede convertirse en nuestra kryptonita”, añade preocupado. Ha llegado el momento de pasar a la acción y sumar esfuerzos para solucionar el problema. Por eso, su libro es un manual práctico de ideas ingeniosas, baratas, sencillas, capaces de reducir el consumo de plásticos de manera gradual, sin necesidad de modificar radicalmente nuestro estilo de vida y rutinas. Pequeños cambios poderosos que pueden marcar el declive de una contaminación desmesurada e incontrolable.

En la compra, desnuda la fruta y el resto de los alimentos. En la cocina, recicla y reutiliza. En el baño, ni bastoncillos ni toallitas húmedas. En el armario, fibras naturales y moda lenta. En la oficina, ni botellitas ni papeleras. En el cole, vuelve al lápiz y a la pieza de fruta. Con los niños, juguetes de madera y de textil. En el deporte, cantimploras y zapatillas recicladas. En el ocio, tarteras y ceniceros. En el campo, todos contra la basuraleza.

José Luis Gallego es un conocido divulgador ambiental con más de una veintena de libros publicados sobre naturaleza y medioambiente. En Plástico detox nos ofrece un manual práctico que, como él mismo destaca, no es para ecologistas convencidos, ni militantes, ni extremistas. Tampoco pretende criminalizar el plástico. Este libro es para todos esos consumidores conscientes del terrible impacto que este material sintético provoca en nuetsro entorno y queremos ponerle remedio.

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