Soledad Vélez: “Ya no tolero ni la más mínima actitud machista”

La cantante Soledad Vélez en Madrid. Foto: Manuel Cuéllar.

La cantante Soledad Vélez en Madrid. Foto: Manuel Cuéllar.

La cantante Soledad Vélez en Madrid. Foto: Manuel Cuéllar.

La cantante Soledad Vélez en Madrid. Foto: Manuel Cuéllar.

La cantante y compositora Soledad Vélez tiene nuevo disco y nueva voz. Abandona el inglés con el que compuso y cantó sus cuatro primeros trabajos y se pasa al castellano más pasional y arrebatado para cantarle al amor y a las relaciones humanas en un electrónico ‘Nuevas épocas’.

Esta es la primera vez que Soledad Vélez (Chile 1988) confía en un productor externo para afinar el sonido de un trabajo. El elegido es nada menos que Guille Mostaza, mitad del mítico grupo Ellos; y el trabajo se titula Nuevas épocas. También esta es la primera vez que la artista afincada en Valencia compone y canta en castellano. Hasta la fecha lo había hecho en inglés en Run with Wolves, Wild Fishing, Dance and Hunt y  Black Light in the Forest. Una colección de canciones basadas en las relaciones, el amor y la pasión. En eso que nos puede haber pasado a todos en algún momento de nuestras vidas.

¿De dónde te viene la pasión por la música?

Desde que tengo conciencia he escuchado cantar a mi padre. Canciones de Elvis, de Sandro… Él en su adolescencia quería dedicarse a esto. Siempre me contaba que todo lo de Pinochet le pilló en un momento vital complicado, justo antes de entrar a la universidad, y en vista de cómo estaban las cosas, decidió estudiar una carrera. Así que se convirtió en ingeniero de caminos, pero siempre tuvo la música ahí atragantada. Es alucinante, canta igual que Elvis. Los viernes solía hacer recitales en casa con su guitarra para la familia y tengo ese recuerdo de verlo con la mirada típica de ‘¿qué hubiera pasado si hubiera seguido con este sueño mío de la música?’.

¿Por qué te fuiste de Chile?

Me fui por una cuestión muy personal. Estaba estudiando Arquitectura y lo dejé todo. Probablemente esa mirada de mi padre tuvo más efecto en mí del que podrías imaginar. Dejé Arquitectura precisamente porque no quería estar toda mi vida preguntándome qué habría pasado si me hubiera dedicado a la música. A lo que realmente me gustaba. No podía consentirlo.

¿Tus padres te apoyaron?

Los padres quieren una vida más segura para sus hijos y no me apoyaron al principio. Cogí un trabajo y me vine a España. Están encantadísimos. Somos siete hermanos y yo soy la segunda mayor, así que he abierto camino para los pequeños. Tres chicas y cuatro chicos. Ahora mi padre consiente muchas más cosas. Antes de que yo decidiera vivir la aventura era mucho más sobreprotector. Todas mis hermanas son ingenieras, imagínate.

¿Cuándo empezaste a interesarte por la música?

Fue cuando tendría 13 o 14 años. Era ese momento tan bonito en el que uno empieza a sentirte identificado con algo y mi atención hacia la música era tan grande. Así que empecé por la historia de la música y estudié por mi cuenta. Como verás no tenía muchos amigos de pequeña. (Risas). Investigué mucho. Empecé por los sonidos de África, por el blues, por la música negra de Estados Unidos. Paseé por diferentes géneros musicales. Del blues al jazz hay muy poquito. Así que empecé a fijarme mucho en las cantantes de jazz, en la melancolía con la que cantaban y con la que me sentía muy identificada. Tuve intención de estudiar música. Al ser mi padre ingeniero de caminos nos recorrimos todo Chile. Vivíamos viajando, un año en cada ciudad, y eso hacía que ciudad a la que llegaba me apuntaba a todo lo que podía: Clases de guitarra y a todos los coros y actividades que tuvieran relación con la música.

Probablemente por eso de ir de aquí para allá no tenías muchos amigos.

Efectivamente, ¿para qué?, si enseguida tenía que irme de la ciudad y además, teniendo tantos hermanos…

Y encima te llamas Soledad.

Sí. (Risas). Últimamente estoy pensando esto de que los nombres de cada uno definen su carácter. Yo soy una persona muy solitaria, me gusta mucho la soledad. Me esfuerzo por salir con mis amigos porque hay que cuidar a los amigos, pero me cuesta mucho. Es algo que me cuesta.

¿Recuerdas la primera vez que quisiste escribir una canción?

El momento exacto no, pero la sensación sí: era tener tantos sentimientos dentro que sentía la necesidad vital de echarlos fuera.

¿Sentimientos de qué tipo?

Sobre todo melancólicos. Y tenía una necesidad imperiosa de expresarlos. Por aquella época me obsesioné también mucho con la pintura. Con Pollock. Y me creía una Pollock. Desde luego no seguí con la pintura, creo que no se me daba nada bien. Por entonces creo que compuse mi primera canción y creo recordar que fue un blues. Sentía que las canciones eran como amigos. Y todavía lo sigo creyendo un poco.

Y siempre has escrito canciones en inglés hasta esté último disco. ¿Por qué? 

Siempre escuché música en inglés. Y siempre he asociado la fonética del inglés a la música. Así sucedió en mi cerebro. Me sentía muy cómoda. Hasta que empecé a relacionarme con otros músicos. Pero el año pasado sentí la necesidad de romper con el inglés y utilizar mi idioma, pero con un tono muy pasional, para decir cosas como ‘creo que te estoy queriendo y tú a mí no’ o ‘se llama fuego eso que enciendes cuando me dices que no’… Esa línea fue la que cogí.

Letras muy como de Juan Gabriel, de bolero, pasionales. ¿Qué otros poetas además de Violeta Parra informan tu universo?

Escucho mucho a Ana Gabriel, a Sandro de Argentina… A todos estos compositores cantantes… Disfruto tanto cantando estas letras, me veo muy a mí misma. Juan Gabriel en especial. Pero me muero con Sandro, con su interpretación tan a pecho, tan a fuego. Es la música que más me suelo poner en casa.

Guille Mostaza dijo que tú haces ‘new wave electrónica‘. A mí me parece más algo así como ‘pasión electrónica‘.

Yo nunca voy a etiquetar lo que hago. Prefiero que lo hagan los demás. Pero te juro que ese concepto de la pasión electrónica me encanta. (Carcajadas).

En la portada de tu nuevo disco hay una pantera muy kitsch. Sabemos de tu pasión por el simbolismo. ¿Nos lo explicas?

La pantera negra significa tantas cosas… Es un poco la esencia. Como tótem, en muchas culturas la pantera negra se te aparece cuando vas a empezar una nueva etapa. Te ayuda a perderle el miedo a la oscuridad, a ver el brillo de las sombras. De repente todo encajó y pensé que ese debía ser el tótem de mi disco y que debía estar presente en todo.

El disco se titula ‘Nuevas épocas’. Y desde luego que estamos viviendo nuevas épocas con temas como el feminismo, la identidad sexual, las nuevas clases de familia… 

Se titula Nuevas épocas más por cuestiones personales, de relaciones y esas cosas. Pero sí, soy feminista. Y trato de rodearme de gente que es feminista también. Me parece bien que se haya salido a la calle por la sentencia de La Manada, por ejemplo. Me parece muy bestia lo que ha pasado.

La compositora Soledad Vélez. Foto: M. Cuéllar.

La compositora Soledad Vélez. Foto: M. Cuéllar.

¿Crees que el mundo de la música en España es machista?

Claro que sí. En España y en muchos otros países. Pero ya te digo que trato de rodearme de gente que intenta aprender para dejar de serlo. Hay muchos gestos, formas, pequeños detalles que se siguen viendo y que te hacen recapacitar. Cuando empecé me dijeron de todo. Me ningunearon. Esas cosas ya no me pasan, pero cuando empecé, me pasaron por encima muchas veces por ser mujer. Y por ser amable yo no pronunciaba ni palabra. Pero ya no. Ya no tolero ni la más mínima actitud machista. Y creo que cuando pasa algo machista hay que decirlo, hacerlo notar. Siempre. Más que nada porque todos aprendemos, que es lo más importante.

¿Cómo fue que terminaste asentándote en Valencia?

Tenía planteado irme a Buenos Aires a estudiar música. Entonces leía mucho a Salgari, Sandokán, y me influyó un poco ese espíritu aventurero. Hablé con un amigo de España y me ofreció venirme. Me dijo que me guiaría y me ayudaría en los primeros momentos. Significaba irme al otro lado del mundo. Era un poco fuerte, así que me di tres meses para pensármelo. Y llegué a la conclusión de que si no lo hacía entonces, no lo haría nunca, y la vida es esto. No hay otra más.

Al principio fue difícil. Trabajé en una pescadería, cuidando niños, dando clases de inglés… Primero me fui a Paterna. Poco a poco fui haciendo amigos y al tiempo iba componiendo. Pero lo pasé muy mal al principio por no tener a mi familia. Al segundo año fiché con el primer sello.

¿Qué es lo que te gusta de Valencia?

Me recuerda mucho a mi ciudad, Concepción, en Chile. No es una de las ciudades principales como Santiago o Valparaíso, pero es una ciudad pequeña que lo tiene todo. Y, además, tiene el mar. Me gusta mucho. Es la tercera ciudad de España, pero no lo parece. Tiene el central park del río que es brutal. Me gusta mucho. Sufro un poco por el clima. Y con el calor lo paso un poco mal. Suelo irme a Galicia en verano.

De tus canciones has dicho que tu intención no es contarle tu vida a la gente sino transmitir historias abstractas. 

No cuento historias, hablo sobre momentos que todos hemos pasado. Todos entendemos este lenguaje tan sencillo y tan complicado a la vez que es el amor y los desamores. Quería disfrutar. En el momento de componerlo pensaba mucho en el público. Tenía muchas ganas de hacer algo que todos hemos sentido.

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