Trece libros para entender, de una vez, que hay niños azules y niños rosas

Ilustración de portada de 'Si el rosa es de niñas el azul es del mar' de Sanz i Vila.

Ilustración de portada de ‘Si el rosa es de niñas el azul es del mar’ de Sanz i Vila.

Ilustración de portada de 'Si el rosa es de niñas el azul es del mar' de Sanz i Vila.

Ilustración de portada de ‘Si el rosa es de las niñas, el azul es del mar’ de Sanz i Vila.

Hay niños así y niños asá. Niños con las uñas pintadas. Julián quiere ser una sirena. A Armando no le gusta jugar al fútbol. Kike tiene una Barbie. Billy estrena su vestido rosa. El primer amor de parvulario. Trece libros, desde ‘Vivan las uñas de colores’ (NubeOcho) a ‘Si el rosa es de las niñas, el azul es del mar’ (Hidroavión), para entender que hay mil maneras de ser un niño, y todos hemos de comprometernos para que no sufran ningún tipo de acoso por ello. Trece libros para despejar prejuicios y tonterías.

Hay mil formas de ser niño y todas son correctas. Hay niños que no saben jugar al fútbol y niños que sí saben. Hay niños que llevan el pelo corto y niños que llevan el pelo largo. Hay niños que quieren ponerse pantalones y hay niños que quieren ponerse vestidos, quizá para jugar, quizá para descubrirse o quizá no nos lo quieran contar… Da igual el tipo de niño que seas, todos son niños y todas las formas de serlo son correctas. Pero, sobre todo, hay un montón de niños que lo pasan mal cuando supuestamente no hacen o no saben hacer las supuestas cosas de niño.

Desde que nace un niño, queremos que se porte como supuestamente deberían portarse, a los bebés niños los zarandeamos más, les gritamos más, alabamos sus genitales… Y les hacemos regalos de niños, coches, pelotas… Les permitimos que salten, que griten, que hagan el bruto… Los niños son así y en el fondo y en la forma nos gustan que sean así. Y con estos pequeños gestos censuramos y ponemos en negativo otro tipo de acciones que no se ajustan a lo que la sociedad da por llamar lo normal.

No contemplamos la posibilidad de que los niños puedan ser blanditos o más sentimentales, o nada brutos o que sean más tranquilos o pausados. Y si lo son, siempre la culpa va a ser de madres superprotectoras… o porque el niño ya apunta maneras… ¡Benditas maneras!

Hoy en El Asombrario queremos reivindicar la existencia de que hay niños así y niños asá, e incluso más, muchos más tipos de niños. Y que todos tienen derecho a reivindicarse y a vivir en su plena diversidad, sin riesgos innecesarios a ser atropellados o censurados por nuestro estúpidos prejuicios.

La excusa para este articulo nos la da ¡Vivan las uñas de colores! (NubeOcho), de Alicia Acosta y Luis Amavisca, con ilustraciones de Gusti. Un libro basado en una historia real de acoso escolar y discriminación como bien nos cuenta Alicia Acosta, a quien hemos entrevistado.

La historia te la inspira un hecho real. ¿Cómo fue?
Acababa de llegar de viaje cuando Luis Amavisca [editor de NubeOcho] me habló de la noticia de un peque al que le encanta pintarse las uñas de colores y de cómo, en el cole, le habían llamado mariquita, le habían gritado que eso era «cosa de niñas»…  Por desgracia, podemos decir que esa actitud es un clásico todavía, y digo todavía, porque por suerte parece que van soplando aires nuevos. Busqué en Internet lo ocurrido y, al día siguiente, charlando con Luis, nos dimos cuenta de que habíamos leído casos diferentes; en uno, el protagonista era un niño y su mamá, y en el otro un peque y su papá, y no puedes imaginar la tristeza que me dio. De hecho, escribimos la historia a principios de año y desde entonces han aparecido al menos cinco o seis casos nuevos. Recuerdo cuando el color rosa, ponerse un pendiente o llevar el pelo largo eran cosas de chicas, temas que parece que se van superando de una vez. Yo siempre he sido muy deportista y activa, y los chicos siempre me elegían para jugar en sus equipos… He escuchado mil veces la frase «eso es de chicos», «eres una marimacho», pero, por suerte, nunca me pareció un insulto. Me parece triste y tremendo que sus mayores no les ayuden a entender que no hay cosas «de chicos» o «de chicas», sino que simplemente hay COSAS QUE NOS GUSTAN.

Vivimos todavía en unos tiempos en los que a los niños (y cuando hablo de niños me refiero al género) no se les permite jugar, experimentar o probar libremente sin que les apliquemos absurdos prejuicios. ¿Cómo empezamos a romper esto? 

Creo que es un trabajo que debemos comenzar desde bien temprano, tanto en la familia como en el aula. Hemos de invitarles y permitirles ser ellos mismos en un mundo sin que los márgenes sean establecidos por estereotipos: las cosas de niñas por un lado, y las de niños por otro. Pero, cuidado, el mundo adulto es el primero que debe dar ejemplo, somos ejemplo queriéndolo o sin querer, el mundo peque tiende a imitarnos y no nos damos cuenta de que muchas veces se nos escapan o permitimos actitudes cargadas de prejuicios hacia ellos: Eres un machote. ¿Tienes novia? ¡No llores, que eso lo hacen las niñas! Eres el hombre de la casa. La mayoría de las veces sin mala intención, por supuesto, lo que no quita que debamos corregirlo con cariño. Estos días ante la laca de uñas he vivido risas nerviosas, manos escondidas en la espalda, exaltamiento de las uñas pintadas, bromas… Igual lo que toca es concederle normalidad, ¿no crees?

‘¡Vivan las uñas de colores!’ sirve para visibilizar y para dar referentes nuevos. ¿Somos menos modernos de lo que parecemos?

Me temo que sí; afortunadamente hemos avanzado muchísimo en gran cantidad de temas, cada vez hay más familias concienciadas y dispuestas a cambiar las cosas, docentes que quieren unirse en este proyecto de sociedad incluyente y respetuosa, pero queda tanto camino por delante, tanto por hacer…

¿Cómo están reaccionado los niños y las niñas ante el momento de pintarse la uñas?, ¿y las madres y, sobre todo, los padres?

Las mamis y las niñas en general fantásticas y divertidas, dejándose llevar y solidarizándose con el protagonista de nuestro cuento. Respecto a papis y niños, la verdad es que está siendo muy bonito y duro a la vez, hay de todo: niños que corren con las manos extendidas para pintarse las uñas de colores, incluso que ayudan a pintárselas al resto… Pero también hay peques que, aunque el cuento les haya encantado, se niegan a pintárselas porque siguen pensando que es asunto de chicas. Nos hemos topado con papis maravillosos que no han dudado en pintárselas y ayudar a pintarlas en un segundo, ¡incluso algunos ya las traían pintadas! Pero también he escuchado bromas y risas nerviosas… En mi barrio, Palma-Palmilla de Málaga, fue hermoso; al principio no se quedó ni un solo niño, pero poco a poco se acercaron dos de los más mayores y los niños más peques (5-6 años) siguieron el ejemplo y pidieron sus colores. Al final, todos se marcharon con las uñas pintadas y la biblioteca se convirtió en un espacio libre y lleno de risas y color. Verlos mirarse las manos sonrientes una y otra vez no tiene precio.

Menos mal que a veces las cosas cambian y empezamos a entender que hay mil formas de ser niño y de que todas son las correctas. Y la literatura infantil, a la cabeza en muchas ocasiones, también lleva apostando desde hace tiempo por la visibilización de diferentes maneras de ser niño. Así que aquí os dejamos una selección de libros, doce más, que acompañan a ¡Vivan las uñas de colores! para seguir avanzando en este camino de entender que hay muchas maneras de ser niños y muchas maneras de ser niñas.

‘Si el rosa es de las niñas, el azul es del mar’. Óscar Espirita y Sanz i Vila. Hidroavión.

Los niños estamos ya hartos de tener que vestir de azul. Queremos usar los demás colores. Pero siempre vamos a encontrarnos con alguien que tiene una coletilla por si nos da por usar el rosa, o el morado, o el negro… Al final será el arcoíris y la naturaleza los que nos darán una lección y nos enseñará que los colores son de quien se los quiera poner encima.

Sirenas’. Jessica Love. Kókinos.

El día en que Julián vio a tres fascinantes sirenas por su barrio, todo cambió para él. Desde ese mismo día, también quiere ser una sirena. Y no dudará en buscar todos los recursos a su alcance para convertirse en una de ellas. Se pintará los labios, se hará un estupendo traje con unas cortinas, se pondrá flores… Y por fin se mostrará como realmente es. Su abuela al verlo así se queda atónita. ¿Qué pasará? ¿Julián querrá ser una sirena para siempre? ¿Se enfadará su abuela? ¿Podrá salir así a la calle? Pero la abuela es una gran abuela y le sorprende regalándole un collar para que complete su vestimenta. Esta historia maravillosa, llena de sensibilidad y de interpretaciones, tira los estereotipos femeninos y masculinos por tierra e introduce temas de debate en la vida de niñas y niños. La diversidad, la libertad, la transexualidad…

Los días felices’. Bernat Cormand. A Buen Paso.

Desde el día que Jacob entra en la vida de nuestro protagonista, su vida se llenará de momentos que con el tiempo se convertirán en maravillosos recuerdos. Vivirán momentos únicos y especiales que solo a ellos dos pertenecerán, como ir de la mano, como leer cuentos, como esconder cosas o como comunicarse dejándose mensajes secretos… Esos mensajes secretos dicen más cosas de las que podemos imaginarnos.

‘Armando’. Fernando Pérez Hernando. Takatuka.

El papá de Armando es un enamorado del fútbol, pero a lo mejor Armando no lo es tanto. Le regala su primer balón porque siente que por fin ha llegado el momento de compartir con su hijo su gran pasión. Pero a Armando el fútbol es algo que no le gusta demasiado y no solo no le gusta sino que se le da bastante mal. Más que jugar al fútbol, él prefiere jugar con la pelota. ¿Lo llevará bien el papá?

‘Me llamo Pecas’. Raquel Díaz Reguera. NubeOcho.

Casi todo el mundo cree que las hadas son de niñas y los piratas son de niños, y es que parece que la mayoría entiende que hay cosas de niños y cosas de niñas y nadie sabe muy bien el porqué de esta tontería. Pecas no entiende este tipo de separación. Hay corte de pelos para chicos y corte de pelos para chicas, igual pasa con la ropa, con los juegos… Así parece pasar con todo. Pecas intentará buscar una respuesta.

‘Kike y las Barbies’. Pija Lindenbaum. Gato Sueco Editorial.

A Kike el fútbol se le da genial, pega cada trallazo…, y también juega a luchar, y a muchas más cosas de chicos, pero empieza a aburrirse de esos juegos, sobre todo desde el momento en que se pone a observar el juego de sus compañeras de colegio. Un buen día decide sacar de su mochila a su Barbie. ¿Que pensarán los otros chicos de esto?

Benito y su carrito’. Belén Gaudes, Pablo Macías Alba y Nacho de Marcos. Cuatro Tuercas.

Este divertido cuento en rima, empieza tal que así: “El tío Paco anda muy preocupado. / Hay algo que le ha desconcertado. / Su sobrino, el pequeño Benito, / quiere comprarse un carrito. / ¡Qué locura, qué alboroto! / ¿Por qué no preferirá una moto?”. ¿Cómo terminará?

‘El día en que me convertí en pájaro’. Ingrid Chabbert y Raúl Guridi. Tres Tigres Tristes.

A los chicos no nos dejan mostrar nuestras emociones ni nuestros sentimientos… Estos pequeños gestos nos hace parecer vulnerables y blanditos, pero ¿qué otras cosas puede hacer un niño para llamar la atención de su amada, si parece invisible para ella? Qué sencillo sería todo si cuando estamos enamorados o emocionados o tristes pudiéramos mostrarnos tal cual somos.

¿Por qué llora el papá?’. Kristina Murray Brodin y Bettina Johansson. Gato Sueco Editorial.

Nadie puede entender por qué el papá está llorando. Astrid y Omar se lo están preguntando y se inventan mil disparatadas razones. Finalmente se decidirán a preguntarle al papá por qué llora. Solo así descubrirán que no solo se puede llorar de tristeza, sino también de felicidad. Un libro que demuestra y confirma que los hombres también lloramos, y que cuando lo hacemos no lo hacemos a escondidas porque nos avergoncemos, sino que podemos hacerlo a la vista de todo el mundo.

Moussa sueña’. María Bautista y Raquel Bonita. Bookolia.

Los niños solo tendrían que ser niños. A ningún niño habría que robarle sus sueños ni su ilusión, y es que hay niños a los que, por explotación, por guerras, por hambrunas…, se les impide ser niño y se les obliga a trabajar, a exiliarse, a morir sin posibilidades… Por eso hoy en esta selección de diferentes tipos de niños no nos podemos olvidar de ellos y luchar para que recuperen sus sueños y sus ilusiones como hace Moussa en esta historia.

Mi primer amor’. Brane Mozetič. Bellaterra.

Nadie debería hacernos sentir mal por querer a alguien, por querer a quien nosotros elijamos, nadie tiene ese derecho. El protagonista de este libro tuvo a los seis años un gran amigo en el parvulario. Siempre estaban juntos, en el patio, en el comedor y cuando iban juntos de excursión formaban pareja. Pero eso a las maestras no les gustaba nada y les separaron. Y no solo les separaron, sino que les hicieron sentir que sus emociones y sentimientos no eran los correctos. Cuando el protagonista se hace mayor, lo entenderá todo y entenderá que no tenían derecho a hacerle eso.

‘Billy y el vestido rosa’. Anne Fine. Loqueleo.

La mañana en que Billy se despierta convertido en chica, su madre le puso un vestido rosa y lo mandó al colegio. Billy no salía de su asombro y es que todo había cambiado desde que llevaba un vestido rosa. ¿Le tratarán de distinta manera por tener aspecto de niña? Esta novela, para aquellas niñas y niños que ya leen un poco más, es una historia única donde se pone de relieve mucho de esos prejuicios que aún perduran en nuestra sociedad.

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Comentarios

  • Dolores Ojeda

    Por Dolores Ojeda, el 06 diciembre 2018

    Imperdonable que no aparezca el libro de Niños y Niñas de Aingeru Mayor y Susana Monteagudo editado en Litera Libros. Imprescindible.

  • Javier Pizarro

    Por Javier Pizarro, el 07 diciembre 2018

    Espero que me perdones cuando te diga, que a ese libro le dediqué un artículo en exclusiva con entrevista al autor, jijijiji. Niñas y niños es una joyita.

    Te paso el link
    https://elasombrario.publico.es/ninos-reivindican-su-visibilidad/

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